Comando Peñota: Cueva Valiente-18-09-16

18-09-16

360º

Un mes después, toma de contacto con nuestro terreno de nuevo. Tanto tiempo sin andar crea algunas dudas…, pisar el camino del Ingeniero, ver el “Sujetador”(pino que al mismo tiempo que levanta una piedra tremenda, la sujeta), sentir el aire fresco, limpio gracias a la lluvia caída hace un par de días y automáticamente se quedan las dudas atrás. ¡Vámonos!.
Rápidamente llegamos al camino del “Burro Viejo” que cogeremos, porque la idea es ir a la Cueva, ¡Caramba! ¿Qué pasa aquí? ¡Ha venido el M.O.P.U. y ha preparado una autovía!, dura poco la alegría, han “asfaltado” dos tramos de cien metros, luego todo el camino sigue en malas condiciones.
En principio íbamos a la Cueva en plan ermitaño a meditar sobre la sociedad y los orcos, pero la vuelta a la normalidad, el buen tiempo y el contacto con la naturaleza nos hace mejorar nuestro estado de ánimo y cambiar de idea. Llegamos a la “frontera” de Peguerinos donde nos saluda R. C. como siempre y algunos más, decidido, dejamos el desvió a la izquierda y continuamos rectos a la fuente Bellver de arriba, poquísimo caudal, pero cogemos agua para subir a nuestro nuevo destino. Subimos al collado Gargantilla y a la izquierda, al cuarto de hora de subida, nos encontramos con un cartel de los montes de Peguerinos con sus clásicas medidas en minutos, en el que pone que nos va a llevar cuarenta y cinco minutos subir a la cumbre, comienza la discusión, yo digo que en realidad quieren decir hora y media pero mi “coequipier” dice que lo vamos a subir en lo que pone y se lanza a demostrármelo, pronto me sube los vatios, coronamos y reprimenda hemos tardado cincuenta minutos, como me ha sacado de punto no me como ni el bocadillo, bueno solo al principio, cuando me riega la sangre de nuevo el cerebro doy buena cuenta de él.
Ahora que se nos ha pasado el cansancio y el mal de altura a disfrutar, porque realmente la cima de Cueva Valiente es especial, aparte de ver casi todo el término, se ve seguro el treinta por ciento de la comunidad de Madrid con la cruz de la Cruz de los Caídos, literal y reiteración incluida, de la provincia de Segovia indudablemente se ve más allá de Abades (que por cierto tiene seis letras como Madrid), de la provincia de Ávila, los montes de las Navas del Marqués, de Santa María de la Alameda, gran parte de Gredos, etc., en fin un panorama de 360º ciertamente precioso del cual se podrían escribir varios tomos, sobre todo en un día como el de hoy. Seguimos disfrutando del lugar, la foto de rigor con el vértice geodésico, con el refugio, al Belén, además nos encontramos al equipo Katusha y una tremenda sorpresa vemos un platillo volante, si, si, un platillo volante con su Alíen a la izquierda, los alienígenas intentaron abducirnos pero después de varios intentos nos dejaron por imposible se dieron cuenta que no podían conmigo, era demasiado peso. Después de disfrutar lo indecible comenzamos el descenso.
Las prisas de la subida no nos ha permitido disfrutar, lo haremos bajando, lo primero la señal de tráfico de doble dirección que nos encontramos casi en la cima, puesta en un camino de acémilas, (nuestra felicitación al ingeniero), incomprensible, un poco más abajo, mirando en dirección a las Navas del Toril, embelesados con la visión, descubrimos la horquilla gigante, seguimos y vemos otra naturaleza muerta preciosa, poco después, a la izquierda, vemos el “nido del águila” una construcción de la guerra de las múltiples que se ven todo el camino desde el Collado Gargantilla, al que por otra parte hemos llegado de nuevo, de aquí a la fuente, agua y continuamos el descenso, frontera, camino irregular, la nueva “autovía de burro viejo”, camino del Ingeniero y a coger agua de la Hiedra para llevarnos a casa, sin que se enteren los de la película.
1ª P. D. Seguro que si alguien sube a la cima de Cueva Valiente un día similar a este aparte de disfrutar, volverá y nosotros animamos a ello.
2ª P. D. Mirando en dirección opuesta a Montón de Trigo, vemos una montaña muy parecida a él pero más pequeño, por lo menos eso parece, pero queda acordado primero descubrir dónde está y segundo subirle, de hecho la hemos metido a la carpeta de pendiente. (En la foto del platillo se ve difuminado al fondo, es por si alguien nos dijese dónde está).