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sábado, 23 de enero de 2021

5ª Camino de San Frutos del Comando Peñota

 

20-12-20

"5ª mini-etapita"

Tenzuela-Carrascal de la Cuesta

     

        Salimos a la calle y nos encontramos una mañana nublada y oscura, nos dirigimos a la salida. A partir de Otero van desapareciendo las nubes, el verdadero punto de inflexión es el mismo en el que terminamos la anterior etapa, "San Txomin" del Pirón. Dejamos atrás el pueblo, ya camino de Tenzuela es cuando empieza la magia del día, la excitación de colegial que se va de excursión nos invade, es una premonición de camino al Nirvana que a la postre será el día, poco a poco nos va abandonando la opresión de la problemática cotidiana.

         Cuando aparcamos enfrente de la iglesia de San Miguel de Tenzuela hace un día soleado, con viento en calma y una agradable temperatura, el mero hecho de volver a verla nos alegra de nuevo el corazón, justo en este punto acabábamos la 4ª mini-etapita y es aquí y en este mismo momento donde comenzamos hoy la 5ª. Empezamos  de casualidad como acabamos en la anterior mini-etapita, con una aldaba que tanto nos gustan, esta es menos artesanal. Calle izquierda "ras", derecha "ras" y salimos del pueblo por el camino de Losana que como su mismo nombre indica se dirige a Losana de Pirón (Ignoto, que está a cuatro km. y a pendiente) hoy no toca, antes de dejar dicho camino descubrimos unas vacas iguales a las que vimos días atrás cerca de Basardilla de las que desconocemos su raza y procedencia, nos quedamos con la curiosidad, también creemos  ver a nuestro amigo el burro de Tenzuela que está con unos amiguitos, nos alegra verle que está bien.

Vacas y burros en armonía.


         Dejamos a las vacas tranquilas, en realidad es como estaban y nos vamos, descubrimos el primer mojón del día que nos dirige al norte y abandonamos el camino de Losana paralelos al prado de las vacas, vemos un robledal atestado de nidos de pájaros.


La comunidad pajarera.


      Dejamos atrás el prado y las vacas, pero por poco tiempo, un becerro nos llama la atención, se ve claramente que no llega al año, está solo en el prado, se le ve asustado y perdido, cuando nos ve huye de nosotros, llega a la valla, no tiene escapatoria, vemos como se esconde ¡increíble! Se queda perfectamente camuflado, si no sabes que está ahí no se le ve. Continuamos y llegamos a un otero desde donde disfrutamos de una mixtura de vistas, al este  la iglesia de San Cristóbal que se ve en muchos km. a la redonda dada su estratégica situación, también vemos al suroeste a 47,760 km. Cabeza Renales con El Espinar a sus pies, disfrutando del sentido de la vista.

1ª de San Cristobal un poco difuminada.

La mujer muerta.

Mínimamente visibles Cabeza Renales y el Caloco con "sus Caloquillos"


       Observando las vistas de los trescientos sesenta grados que se ven desde este punto se engrandece el corazón y el alma, por un momento tenemos da la sensación de planear por las llanuras segovianas. De nuevo con los pies en el suelo proseguimos y pronto empieza a cambiar la flora, el suelo se cubre de cantueso en estado invernal, tiene que ser una gozada pasear por aquí justo en el momento en el que se abran sus flores y desprendan su aroma. Ahora nos toca una zona con abundancia de tomillo, curiosamente con una suave caricia la mano se queda agradablemente perfumada, parece mentira que el tomillo a estas alturas del invierno desprenda una fragancia tan fuerte tanto y tan agradable. Ya hemos empezado a bajar cuando llegamos a Los Pradillos y descubrimos formaciones de rocas metamórficas, bonitas piedras rayadas con diferentes colores, cogemos algunas de las más llamativas para verlas y acariciarlas, disfrutamos de los sentidos de la vista y el tacto, las hay a miles y todas bellas, no son preciosas por su fragilidad, se disgregan fácilmente. Seguimos bajando, por fin conseguimos liberarnos del magnetismo pétreo y cuando levantamos la vista del suelo nos abruma la flora que se nos muestra exuberante ¡Que belleza! Nos quedamos absortos mirando toda la vaguada repleta de jóvenes carrascas y cuando levantamos un poco más la vista de nuevo aparece al este encaramada en su pedestal la iglesia de San Cristóbal.

Iglesia del patrón de los viajeros sobre una alfombra de encinas.


        Ahora descendemos paralelos a un arroyo de escaso caudal que desemboca en el río Viejo del que ya nos llega su rumor entre las carrascas, nos vamos acercando y el murmullo va creciendo, cuando llegamos a la orilla vemos que baja más agua de la imaginada, no nos importa,  tenemos un puente, pero cuando llegamos no estamos tan seguros, no nos da la sensación de robustez, más bien parece que si le cruzamos podríamos hacer "mini puenting", los tablones están "podris", nos hacemos un "Indiana Jones" y cruzamos, afortunadamente como somos los "actores principales" salimos indemnes.

Río Viejo ruinoso puente


        A salvo de nuevo en tierra firme comenzamos a subir por un camino ceñido por vallas de grandes piedras emperifolladas con musgos y líquenes escoltadas por chaparros, piornos y jaras, cortinaje perfecto que nos acompañará en este tramo.


Encaje de bolillos.


        Subimos, pero antes de salir del Chaparral volvemos la vista para apreciar de nuevo la hermosura del cielo y del paraje al que solo le faltan los cochinos negros limpiando el terreno y atiborrándose de bellotas, imagen idílica y apetecible, solo de pensarlo casi hasta los oímos.

Océano de carrascas.


          Nos topamos con un cartel que suponemos de reciente emplazamiento porque está legible aún, viéndole caemos en la cuenta que hace cosa de un mes leímos un post de Alfonso y Amigos que comentaban que habían hecho una etapa en compañía del Rio Viejo.

Metida a la carpeta de Pendientes.



         Estamos seguros que volver para hacer esta senda, la haremos coincidir con la floración del cantueso para disfrutar de su aroma y ver cuánto han crecido las carrascas.


        Atrás queda el encinar que nos deja claro el porqué del nombre del pueblo, lo del apellido no es por la pequeña pendiente que acabamos de subir, es por su cercanía al pueblo del mismo nombre que como vemos en el mapa está muy cerca. Llegamos al lugar de La Cañada que en estos momentos gracias al agua caída mantiene los prados verdes, separados entre sí  por fresnos,  embelleciendo  la ante sala del pueblo al que entramos por el camino del Molino donde descubrimos que aun siendo pequeño (39 habitantes en 2018) le tienen mimado, sin excesos porque nos imaginamos que no tendrá mucho presupuesto, pero mantienen sus pequeños tesoros. Nos asomamos por un ventanuco para ver la antigua fragua, una joya, lo que vemos es admirable, nuestra mente echa a volar y aparece en ese pequeño espacio un rudo hombre "multitareas". Ese hombre que lo mismo te hacía tremendos clavos para unir las estructuras de madera, que arados, cuchillos, ruedas para el carro, celosías, rejas, barandillas, herraduras a la medida con sus clavos para calzar "los zapatos" a caballerías y bueyes. Una persona que con su habilidad y su destreza mantenía en píe la industria del pueblo, un genio, lo que hoy se llama "un máquina" y por si fuera poco, a todo esto habría que sumarle su hospitalidad que es bien conocida gracias a el refrán muy conocido tiempos atrás  sobre todo entre los trabajadores de exteriores, que los días ventosos, fríos, de lluvias y nevadas fuertes nos decía el jefe a primera hora de la mañana: "hoy día de taberna y fragua" lo que quería decir que ese día no se trabajaba y  en la fragua hacia calorcito. Tertulias de chaqueta verde oliva gastada, pantalón de pana remendado, bota en ristre y cuarterón de tabaco picado. Ya en anteriores etapas habíamos visto como han guardado sus fraguas como oro en paño, pero no ha sido hasta hoy que nos hemos dado cuenta de su valor intrínseco a la vida de los pequeños pueblos, eran las verdaderas ágoras públicas de los pueblos segovianos, una experiencia de clarividencia asamblearia maravillosa y ya.   

Potro de herrar de Carrascal.

Jardín vertical.

Jardinillo horizontal.


        Después de "fraguar" esa fantasía dejamos los monumentos "menores"y nos acercamos a la "catedral".



         Como es lógico no es una catedral pero si una pequeña y delicada iglesia que se la ve recientemente reformada, está impecable y se nota que están muy orgullosos de ella, tiene un pequeño porche con su correspondiente banco de los que tanto nos gustan y con una leyenda inscrita en la dovela de la puerta que indica su año de construcción y su curiosa y cuidada espadaña con su escalera de caracol para subir a la terraza para tocar las campanas, adosado también hay un pequeño cementerio que nos llama la atención porque que está nuevo casi en su totalidad.


San Martín ruega por nosotros, 1581 (suponemos año de construcción)
Durillo y soportal.

Precioso y que cómodo.

La espadaña con su terracita.

Espadaña con la escalera adosada.


        Salimos de la estancia de la iglesia, y rodeamos el perímetro para ver lo que bien pudo ser en su día sacristía porque una de las puertas da al jardín de la iglesia y a la puerta del cementerio, da la impresión de que a día de hoy lo usan como taller de alfarería, se ven algunas figuras curiosas.

      Una vez terminada la etapita del camino pajarero iniciamos el regreso saliendo por el camino Torreiglesias-C (curioso nombre) con dirección sur donde nos encontramos con un pequeño inconveniente, nos da la luz del sol en los ojos. Caminando dejamos atrás los parajes de El Palomar, Las Encinillas, (que ya van creciendo) y llegando a Las Mangadas abarrotadas de carrascas, llegamos al puente sobre el afluente del río Viejo llamado Rémodo, nombre singular y de origen desconocido para nosotros


Los ojos.


        Una vez cruzado el Rémono comenzamos a subir una suave pendiente con rumbo a Berrocal, al tiempo disfrutamos de la belleza del aun joven encinar que se van espaciando dando paso a los pastos, llegamos a Berrocal por el camino/calle Fuente 2 y de frente nos encontramos un Belén artesanal.



              Posteriormente un amigo que vive en un pueblo cercano nos dirá que llevan bastantes años montándole. Entramos al pueblo del que nos podemos hacer una idea si añadimos el dato de que en el censo de 2018 contaba con 16 habitantes, por lo que nos sorprende encontrarnos de nuevo con una fragua, cada etapa del camino que hacemos caemos más en la cuenta de lo importante que eran las fraguas en los pueblos antiguamente, bueno, no sé si antiguamente, porque removiendo en un cajón del armario de la memoria nos encontramos con una antigua vivencia...     

        “Cincuenta y cinco años atrás, nos situamos en la fragua del tío Teodomiro, calle de los Chopos nº 3, también conocida en el pueblo como la calle del Tropezón. Corre el año 1965, un indiscreto chaval entra a las entrañas de la fragua un frío día, no puede dejar de investigar el significado del insistente martilleo que ya venía oyendo desde la carretera de Segovia, se cuela dentro, instintivamente su vista se incrusta en el carbón al rojo vivo situado en la bandeja de una pequeña fragua , ésta se halla vigilada por cuatro centinelas, dos de la hermandad de los picapedreros y otros dos de "oficios múltiples", albañiles, cadeneros, gabarreros, etc. Los dos primeros le han traído una espuerta de punteros, cuñas, uñetas, escafiladores  y aprovechando el mal tiempo han venido para aguzar la herramienta. Por el mismo motivo han venido los "pluriempleados" pero estos vienen a recoger unos callos que les ha hecho a medida para trepar a los pinos con el fin de cortar las ramas "legales", uno le da unas vueltas a la manivela del soplador consiguiendo excitar como por arte de magia los átomos del carbón para calentar un poco el ambiente, al tiempo que sacan una ronda "de picado" del cuarterón. Se hacen un pitillo que encienden con el chisquero comentando que hace día de taberna y fragua mientras el tío Teodomiro aporrea con el martillo a un puntero al rojo vivo para después de atizarle una buena zurra y un poquito de magia de "herrero-alquimista" calor, martillo, agua y aparece un puntero perfectamente aguzado. El chaval no sale de su asombro, uno de los cuatro jugando "al pío pío que yo no he sido" le atiza un cogotazo al tiempo que le saca  de su embobamiento. Se despide del "hechicero" y sus clientes rascándose el cogote caliente a causa del carbón al rojo de la fragua y del pescozón...”         

        Salimos de la reminiscencia y volvemos a la realidad donde nos encontramos de nuevo a la puerta de la fragua de Berrocal, más modesta que la de Carrascal, hay menos posibles, están a tiempo, aún queda la estructura, se le podría limpiar y recuperar fácilmente, dar un repaso al fuelle que vemos con ganas de inflar "los pulmones"  y soplar y soplar, soplar y soplar (esto último hay que leerlo cantando una ranchera).

Soy fragüero, cantaba Camarón por bulerías.


       En espera del posible arreglo dejamos a la fragua y continuamos para encontrarnos con un pajar con las puertas abiertas que nos llama la atención, se diría que ha  sido diseñado por el mismo "arquitecto" del que viéramos en la etapa de Basardilla, es tal el parecido de la estructura, maderas y ejecución que se diría que lo han hecho los mismos carpinteros, la única diferencia es que este no está recuperado, pero tiene la misma formación y es igual de bonito.

Arquitectura rural.


        Nos vamos que nos espera el puchero, pero antes vemos el potro (no el de Vallecas) de herrar del pueblo también recuperado.

Potro de Berrocal


        Nos encontramos un banco que nos viene estupendamente, descubrimos que hoy intendencia no nos ha puesto ningún puchero para comer, solo nos han puesto dos chuscos, "pelaos y mondaos" nos los comemos rapidito y salimos de Berrocal ligeritos por la calle Fuente que por cierto vemos y no una sino dos, eso sí, las dos en un estado lamentable, hacemos una parábola con rumbo al Prado Lagarto pero antes nos encontramos de nuevo con el Río Viejo en la Explanada de Los Espinillos que cruzamos por un precioso y viejo puente.

"Old River" ó Río Viejo

"Old Bridge" ó puente viejo


        Un extenso pastizal predomina en la zona, miramos al este hacia los prados de Las Lastrillas y de nuevo vemos otra vacada similar a la que viéramos saliendo de Tenzuela, la pradera rebosa agua. Un último vistazo a San Cristóbal que se ve preciosa.

Claramente la situación de la Iglesia de San Cristóbal nos Fascina.


        Terminamos la parábola en la SG-V-2362, no nos queda más remedio que ir un pequeño tramo por el arcén hasta que podemos abandonarla saliéndonos por un camino al oeste que en menos que canta un gallo nos lleva a nuestra meta en Tenzuela.


Espaldas de San Miguel


        Doblamos la esquina y llegamos a la meta, nos liberamos del peso físico, pero no podemos olvidarnos del choto huérfano que vimos al comienzo de la etapa y dejamos abandonado. Como llevamos toda la etapa pensando en él vamos a intentar localizar un vecino del pueblo para ver la posibilidad de localizar al dueño, poco se puede callejear, es un pueblo muy pequeño, no se ve un alma, es más, da la sensación de estar deshabitado. Rápido salimos a una gran explanada por el mismo camino que hiciéramos esta mañana, enfrente vemos una nave claramente ganadera con un pick up aparcado que no estaba por la mañana, también vemos a un mastín con sus ayudantes conduciendo a un rebaño de ovejas con dirección a la nave, al sur a unos cientos de metros vemos al que suponemos pastor de las ovejas ¡prueba conseguida! Tiene que conocer obligatoriamente al dueño del ternero, viene con un corderillo cogido por las manos recién parido, según nos vamos acercando vemos claramente la membrana recubriéndole el cuerpo. Llegamos a la altura del ganadero que nos mira hurañamente y nos paramos para hablar con él, le contamos el descubrimiento del ternero desvalido, automáticamente se le cambia el semblante y el humor, nos comenta que le ha estado buscando por la mañana, le detallamos el prado en el que le dejamos y ya charlamos más distendidamente… Primero le preguntamos por el cordero, nos dice que está recién parido y vivo, la madre asiste a la conversación nerviosa, nos pregunta nuestra procedencia y cuando se lo decimos, nos comenta que conoce a C. (relacionado con la ganadería) que le demos recuerdos, le decimos que no conocíamos la raza de las vacas y nos pone al día, varios ganaderos las han traído de Francia, uno de Basardilla (las que vimos en la 3ª etapita) otro de Brieva, otro de Sotosalbos y el mismo, por fin nos da el nombre de la raza, salers, hasta el nombre es bonito, nos tenemos que despedir de A., se le hace de noche y tiene que ir a por el ternero  ¡Adiós!                  
       
          P.D. : A día de hoy nos preguntamos como acabaría la aventura del "huerfanito". 

       P.D. : Posteriormente nos informamos sobre las vacas de la raza salers originaria del macizo central francés y entre otras cosas leemos unos curiosos párrafos sobre la formación de sus cuernos que dicen lo siguiente: Son de sección transversal elíptica, se encorvan afuera y hacia delante, con las puntas hacia arriba y hacia atrás.









 


         










 





































  





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sábado, 2 de enero de 2021

4ª Camino de San Frutos del Comando Peñota

 


"4ª mini-etapita"

Santo Domingo de Pirón-Tenzuela


        De nuevo estamos en la plaza Mayor de "San Txomin" de Pirón, vemos que sigue la concentración motera, la planta de tratamiento de áridos, la casa de los horrores, etc., y la plaza igual de sencilla, bonita y solitaria.

Desde otro ángulo.


        Y cuando salimos por la calle Fuente, nos encontramos un cartel de la ruta, pero como los cientos de carteles que encarga no se quien a no se sabe que empresa que los hacen todos igual de mal, lo único que tienen en común es que están todos deteriorados y no se puede leer nada en ellos, igual da los de aquí que los de allá. Bueno a lo nuestro, dejamos atrás el pueblo por el camino de Sotosalbos y que gracias a los "mojones Pajareros" vemos que llevamos la dirección correcta. Un poco más adelante oímos a nuestra derecha el rugido de un río, hay dos motivos que nos llaman la atención, uno que la semana pasada vimos como el Pirón bajaba muy tranquilito y dos que entendemos que tiene que estar más lejos. No nos podemos acercar, tendríamos que cruzar alguno de los verdes prados que nos separan de él, pero nos intriga. Afortunadamente llegamos a una encrucijada en la que nos dirigimos al sur, aunque no sea nuestro itinerario, pero que nos va a permitir acercarnos a descubrir el misterio. Llegamos al paraje del Puente del Monte donde nos percatamos que efectivamente el Pirón está muy lejos, caemos en la cuenta de que se trata de un afluente suyo ¡Madre mía como baja! Es un espectáculo, visual y sonoro.

ARROYO DE SOTOSALBOS.


        ¡Caramba con el arroyo, parece el Ebro! Después de la agradable sorpresa del nuevo río encontrado con esa gran anchura y un flujo de agua increíble, sí que nos ha dado un alegrón el saber que no tenemos que cruzarle, después de disfrutar de su visión y su estruendoso discurrir nos damos media vuelta y  volvemos al cruce que dejamos con anterioridad donde nos indican el nuevo derrotero que debemos seguir. Acompañando al mojón hay una vacada pastando, rollizas y de bonitos colores, la raza es desconocida para nosotros, buscando su ascendencia pero no la hemos conseguido encontrarla.

A la izquierda.


        Retomamos nuestro camino, ahora al norte, seguimos las indicaciones del "mojón Pajarero" hasta La Nava donde cambiamos el sentido al noreste y cruzamos una canadiense para entrar en el precioso soto de Peñalba, donde nos encontramos un refugio en perfecto estado rodeado por un soto de fresnos, con algunos especímenes de belleza imposible de no admirar, es curioso ver grandes ejemplares con todo el tronco horadado por el centro y abrazado por una corteza y un duramen que parecen completamente sanos o por lo menos da la impresión al ver las ramas sanas y hermosas.  .


Bonito escondrijo.

"Mil ramas"

Una, dos y tres al "esconderite" de Peñalba.


        Después de admirar, disfrutar de su acogedora compañía y de acumular sentimientos  de los centenarios fresnos  les damos un abrazo de despedida (que a estos sí que podemos). Nos encontramos con un nuevo cruce entre los lugares de Las Viñuelas y El Encardenchal y está a solo un km. y medio, como no lo conocemos nos gustaría visitarle pero lo tendremos que dejar para mejor ocasión, porque vemos un cartel que afortunadamente está en buen estado y nos indica que este punto se separan los dos ramales posibles de hacer el camino y nosotros por motivos que explicáremos en futuras etapas vamos a escoger el ramal que va por Caballar dirección que tomamos.

¡UNCARTELSANO!

        Aquí cambiamos de rumbo hacia el noroeste hasta El Lomillo, cambio de tercio, dejamos atrás la protección de los fresnos y entramos al paramo donde aunque flojo nuestro querido amigo el viento nos sopla las orejas, alcanzamos a ver una de las charcas de Navatatienza que imaginamos producto de la extracción de piedra ¡están preciosas.!
La poza "del flequillo"


        Nos vamos a la siguiente en la que la "paparazzi" le pilla a "Manuel Benítez el Cordobés" en pleno brinco haciendo el "salto de la rana".

"Ale hop"


        Dejamos a la rana tranquila que ya estaba harta de dar brincos y llegamos a un oterillo que pensábamos que nos mostraría el pueblo, no fue así, bajamos la suave pendiente que nos lleva a la SG-V-2362 que cruzamos para ahora sí entrar en.....




        No nos encontramos a nuestro amigo el burro de Tenzuela. Llegamos al campo de futbol con claros síntomas de poco uso, (nunca ha jugado contra el Recreativo) lo que sí que se ven son dos canastas de baloncesto colocadas anárquicamente y la colección de aparatos para ejercicios de mayores que han colocado en todos los pueblos, un poco más y nos encontramos con un pequeño jardín decorativo de los que tienen también la mayoría de los pueblos de los alrededores con la genuina fuente antigua y su tramo de lo que creemos formo parte del canal del acueducto (esto lo decimos por un comentario que nos hizo hace tiempo J. que formaba parte del Sexmo cuando se hizo el reparto).

Al fondo vemos el potro de herrar.

 
        Nos dirigimos a la iglesia de San Miguel, una pequeña joya del románico, hace unos cuarenta años la hicieron una gratificante restauración que la ha devuelto gran parte de su belleza reconstruyendo su preciosa galería y la llamativa portada quedando muchos componentes de su pasado románico, todos preciosos, pero su puerta principal auténtica joya del románico segoviano tiene detalles magistrales, una pequeña maravilla, es difícil no preguntarse cómo es posible la edificación de  esta verdadera alhaja hace ocho siglos en este paraje, no podemos salir de nuestro asombro, mientras la admiramos aprovechamos para recoger fuerzas dando cuenta de unos deliciosos "bocatas energéticos" 


Espadaña, galería y su bonito abedul.

La abundante ornamentación de la principal.

Puerta de bajitos.

  
        Una vez hemos disfrutado del entorno, del bocadillo y terminado el tramo de lo que sería propiamente dicho el camino, comenzamos el camino de vuelta, cruzamos el pueblo que tardamos poco, es pequeño, hay que tener en cuenta que en el censo del año 2018 se computaron seis pobladores, parece mentira teniendo en cuenta que se ven bastante casas reformadas pero sí que es verdad que no se ve ni un alma, salimos por la calle huertas lanzados en pos de la meta, pasamos por el sitio de La Vega viendo al fondo a "San Txomin" que nos está esperando, pero antes pasamos por el presunto cauce del arroyo del Sotillo que no deja de extrañarnos al verlo seco después de lo visto anteriormente.

Aquí no vemos agua.


        Es curioso no ver correr el agua por el lecho del regato teniendo en cuenta el agua que está cayendo últimamente, seguimos el camino que nos hace un pequeño recodo en Los Tomillares para enfilarnos la entrada al pueblo donde nos encontramos con una bonita y acertada placa que nos indica que estamos entrando al pueblo por la....



                Siguiendo por la misma calle del rotulo con el diseño que tanto nos ha gustado, descubrimos una puerta con un llamativo llamador realizado con una herradura de la suerte a modo de espigón, el martillo y el tas hecho con una herramienta con forma de punta de flecha y lo que se supone que sujeta el mango, creemos bonito y curioso.


         Y si hoy salíamos de la plaza con dirección sureste, volvemos a ella por el noroeste y dando gracias por lo que hemos disfrutado y por la suerte de conseguir acabar el día sin tener ningún encontronazo con el famosísimo bandolero llamado...
 

Le dimos esquinazo.




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