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viernes, 15 de diciembre de 2023

2ª de La Vía Verde

 25-11-23

La Vía Verde 

(A la mano coja)

         ¡La cabra encima de la botella! Vamos a tratar de olvidar el contratiempo de ayer recordando la 2ª etapa que hicimos el sábado pasado, para ello hemos aparcado a quince metros de la iglesia de santa Isabel de Perogordo, desde aquí comenzamos. Prontamente nos vemos bajo una obra de las que nos gustan, 27 vanos de 30 metros en números redondos dan un total de 800 metros también en redondos, para acoger las dos líneas llega a tener una anchura de 16 metros, una obra ciclópea. 

          Hicimos hace tiempo una visita a la preciosa iglesia de La Veracruz, donde además de admirarla es imposible no ver la panorámica de Segovia, en ese mirador sobre un panel situado en él leímos unos versos de María Zambrano que nos gustaron mucho y decían:        

       .Segovia la luz no se posa desde el cielo, sino que se proyecta desde la ciudad misma
    

Claramente vemos la luz proyectada desde Segovia.


Camino para ver al caballero de Olmedo.

          Prosigamos, pero ahora paralelos a la línea de AVE y lo primero nos encontramos con el "multi-denominado" Centro Penitenciario de Segovia, o de Perogordo, o de Torredondo, o de ahora en adelante, para nosotros "Villa Gruñix" al que curiosamente le han protegido con un sistema de insonorización, ¡que delicaditos sus huéspedes! En nuestro emparejamiento con las vías vemos que el  paso trenes es importante y curiosamente el sonido que producen es menor del pensado, pasamos por Vega del Moro antes de hacer el recodo para esquivar el puente de la carretera que va a Torredondo para salvar las vías al tiempo que nos acerca al club de tenis Juan Bravo, de nuevo al paralelismo que nos lleva ahora a La Aparecida donde coincidimos con lo que suponemos un buscador de setas ¡acertamos! Le preguntamos por su recolección, no se le está dando muy bien, nos las muestra, pocas porque nos dice que ya escasean, al mismo tiempo nos da una clase magistral, creemos, que a partir de ahora reconoceremos las setas de cardo, nos despedimos del entrañable Quintín dándole las gracias. Unos metros más y pasamos bajo el puente de la CL - 605 y llegamos a un pequeño arboreto


Los árboles sueltan sus hábitos chapando de oro al suelo.

           Camuflada tras los árboles descubrimos a la ermita de La Aparecida, nos sentamos plácidamente al calorcito del sol otoñal en un banco situado frente a su entrada, bebemos agua, entretanto contemplamos la luminosa ermita, su bonito y pequeño soportal, justo encima del caballete de su tejado tiene un "ojo de ciclope", lo corona una espadaña con dos remates de bolas en ambos lados, un campanil que acoge una reducida campana y un pináculo, toda ella entera está en perfecto estado y de un blanco luminoso.

Vista frontal.

Vista posterior de la ermita.

           Desde aquí decidimos dar media vuelta, desandamos hasta el puente y cuando salimos de él tomamos un corto sendero hasta El Llano desde donde nos vamos por un camino ignoto dejando el pequeño Cerro del Tamo a estribor para llegar al Camino de la Calzada de Cobos que tomamos para rápidamente coger un atajo que nos lleva a las puertas del famoso  club de Tenis Juan Bravo donde nos queda clara su privacidad y la prohibición de entrada al recinto, no sabemos si Juan Bravo estaría muy de acuerdo. Bueno, ¿por dónde vamos? aunque asfaltado el camino decidimos seguirle.

La luz divina que nos indica el camino.

          Vemos en el plano un corto y suave camino que sube desde la carretera al cerro llamado Montón de Paja, pensamos que puede tener unas bonitas curiosas vistas de la comarca Llegamos, puerta, letrero, prohibido el paso, ¡menuda puñeta! A lo que hay que añadir que vamos por asfalto que no nos gusta mucho, por estribor transcurre el río Milanillos, por la proa, al fondo, vemos a La Mujer Muerta y la sierra del Quintanar y recortada en sus faldas vemos la silueta de la iglesia, pues ya hemos llegado, que bien y que pronto

Más redondo es imposible.

      Menuda suerte nos han preparado un  estupendo comedor, habrá que aprovecharlo para tomar un refrigerio y "lo otro"

Las vistas desde nuestro comedor.

      Una vez alimentados el alma y el espíritu arrancamos con dirección a la iglesia por las silenciosas e inclinadas calles, sus cincuenta habitantes son realmente sigilosos, no se oye ni un ruido, estarán en la siesta. Llegamos a una austera iglesia que habrá vivido tiempos mejores, en realidad es bastante grande, más aun teniendo en cuenta un espacio adosado contiguo que se haya en estado ruinoso, cosa nada extraña teniendo en cuenta que su construcción data del siglo XIII y la escasa población que también es el motivo del tamaño del  diminuto cementerio adosado, da la sensación de que los vecinos del pueblo son inmortales.

Iglesia de San Bartolomé con su cementerio adosado.

      Cuando nos damos la vuelta vemos lo que parece el fondo de un decorado, pero damos fe de que ocultas por la "tramoya" hay bastantes casas.         
      El atractivo de la tecnología nos muestra un artículo de El Adelantado de Segovia con fecha 7-10-19 cuyo encabezamiento es "La boda del siglo en Torredondo" tan llamativo titular nos deja perplejos, quien, ¿Quién se ha casado en Torredondo? reyes, príncipes, famosos, no, todo era más sencillo, fueron dos vecinos del pueblo, como era lógico por otra parte, pero, el motivo del encabezamiento es que era el primer enlace en un siglo, no menos curiosa, es la fotografía que le acompaña en la que se ve subir a los novios por la rampa  en un tractor y el despliegue de vehículos en las calles que hoy vemos completamente vacías.

Avanzadilla de Torredondo con el cerro de Montón de Paja al fondo.

        Ha sido muy amables los vecinos ocultándose detrás de las casas para que se viera la fotografía diáfana.

         Llega el momento de iniciar la vuelta, pero primero, tenemos que elegir entre los dos posibles caminos de vuelta, o nos vamos por babor por el Cordel de Abades que desde este punto y hasta la N-110 está asfaltado, a lo que hay que sumar que pasa por la puerta de "Villa Gruñix" y lo mismo nos reclutan. O nos vamos por estribor por un camino de los que tiene cuidados la diputación. Elegida la segunda opción llegamos a el paraje de Los Barros miramos al cerro llamado Montón de Trigo (983 metros), desde luego se parece a nuestro Montón de Trigo (2161 metros) como un huevo a una castaña, no solo la diferencia de "estatura" 1178 metros que no es poca, lo que realmente los diferencia es la forma, nuestro "paisano" tiene forma cónica, similar a un clásico montón de trigo, por el contrario el que tenemos enfrente es troncocónico, es un montón de trigo que le han pasado la plancha por encima.

El Montón de Trigo "achatado por la cumbre"

         Rodeando "la mesilla" aparecen adosadas a los sembrados de trigo las plantaciones de nueva generación, cientos, si no miles de placas fotovoltaicas con sus semiconductores de silicio "hambriento de fotones solares para posteriormente descargar electricidad por un cable". 
      
Los nuevos "cultivos" borrosos..

         Continuamos por un camino que transcurre por el paraje con el curioso nombre de Sin Virtud, desde aquí vemos "Villa Gruñix" al tiempo que a su espalda pasa un tren AVE, caemos en la cuenta del soniquete que produce su vertiginoso viaje, lo que nos hace pensar que nos habíamos equivocado pensando que era demasiado miramiento las barreras de insonorización, sobre todo pensando en los funcionarios de prisiones que también tendrán que sufrirlo, parados en el lugar de Sin Virtud y mirando hacia el centro penitenciario pensamos que dentro de sus paredes efectivamente hay personas poco virtuosas.

"Villa Gruñix".

         Damos media vuelta pensando que podríamos ver "nuestro" Montón de Trigo, imposible, nos lo tapa La Pinareja si que vemos recortadas semiocultas en la bruma a la La Mujer Muerta y La Sierra del Quintanar.

El Pinarcillo de La Retama.
         
         Poco se podía imaginar el conde de Puño en Rostro cuando era dueño y señor de la totalidad de estas tierras que se verían con tanta y variada tecnología, una subestación eléctrica, carreteras asfaltadas, infinidad de vehículos, plantaciones de placas solares, un gigantesco viaducto y que decir si viese pasar a el AVE a esa velocidad "demoníaca".

Huerto de placas solares y al fondo nuestra recordada y querida Atalaya.

        Continuamos el camino y nos vamos acercando a las "plantaciones", ¿han cortado el camino? Afortunadamente pasa desapercibido por falta de uso, pero hay un paso entre las instalaciones, hoy no dejamos de asombrarnos, andando entre dos sembrados de "girasoles" tienen un dispositivo por medio del cual acompañan durante todo el día el movimiento del sol, poco a poco vemos como se recolocan todos los paneles ¡fascinante!

No son Los Girasoles de Van Gogh, son "Los Girasoles" de Perogordo.

         Después de la clase magistral continuamos por el camino no camino que nos lleva al cordel de Paredones por el cual iremos hasta la encrucijada formada por el Cordel de Abades, el Cordel de los Paredones, el camino de Perogordo a Torredondo y la más actual N-110.

La falta de uso hace desaparecer las arterias.

         Hemos oído y hemos visto pasar decenas de lo que creíamos que eran AVE, pero hay que sumar los trenes Avant, Renfe y Alvia, después de intentarlo en múltiples ocasiones en la última oportunidad que nos quedaba ¡zas! Atrapado en dos.


Encuentra el error

"Fotosopa" a lo segoviano, que no a lugar a dudas porque al fondo se percibe la catedral.
Un café o sucedáneo al que acierte.

Pregunta

 ¿Dónde se dirige a Valladolid o a Segovia?

Nos vamos que estamos a tiro de piedra de la meta.

FIN

Resumen

  Como citaba Cervantes en su novela:

"Sábete amigo (Sancho) que tiene un Belcebú en el cuerpo este conde de Puñonrostro"
Dueño y señor de estos lares y que prohibió las vocales "a" e "i" en ellos.
Se monto el embrollo de tomo con lomo

         El conde de Puñonrostro dentro del contexto de señor, de jefe de todo el entorno de Perogordo con Torredondo nos donó el presente óbolo de poder retenerlo en mente desde el presente pero no es ente, pero son , objetos, elementos, con cerebro

 

Puñonrostro
                                                         
         







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domingo, 26 de noviembre de 2023

1ª de La vía verde

  

11-11-23

La milla verde

         La milla verde es una novela que nos la recomendaría un amigo hace unos treinta años, nos agradó, diez años después veríamos la película, esta nos gustó más aún, el trabajo de Tom Hanks y rodeado de una buena colección de actores nos permitió disfrutar de un buen rato que nos vino a la cabeza el primer día que empezamos a pensar en el proyecto que hoy comenzamos dada la semejanza.

La Vía Verde

         Después de aparcar y coger los "trastos de trotar" arrancamos y nos llevamos la primera sorpresa al leer la denominación de la ruta en el cartel pertinente, Camino Natural Vía Verde del Valle del Eresma, nos deja asombrados cuando pensamos; primero ¿camino natural? más artificial es imposible y segundo ¿valle del Eresma? si realmente empieza adosado al arroyo Tejadilla, muy curioso…

         Pasamos bajo el Puente de Hierro que da nombre al barrio segoviano que le rodea y por el cual desde el año 1884 hasta el 1993 estuvieron pasando los trenes que iban de Segovia a Medina del Campo y viceversa.


Bajo el Puente de Hierro


         Un sueño de la adolescencia era ir en tren a Medina del Campo, por dos motivos principalmente, las constantes alusiones de un profe que tenía grabado a fuego que allí falleció Isabel La Católica a principios del siglo XVI y sobre todo porque la palabra Medina me transportaba a mundos orientales. Años después pasaría por la famosa Medina y mis fabulaciones se disiparon.

         De nuevo la ley de la casualidad universal nos trae a este punto de partida que aun no siendo nuestro soñado viaje en tren nos ilusiona igualmente, hoy será el día que comencemos a recorrer este camino ferroviario reconvertido a ruta senderista.

      Dejamos a nuestra espalda el descansadero de Segovia enfrentándonos a una recta perfecta encajada en una austera trinchera.


La recta



      Cuando salimos de la trinchera divisamos "por babor" los restos de una factoría que descubrimos hace tiempo desde la SG-20 y que siempre nos llamaba la atención, a partir de pensar en hacer la etapa que hoy emprendemos, consideramos la posibilidad de acercarnos y curiosear de cerca, hoy vemos que está vallada (posteriormente nos ha parecido que hay una vivienda dentro de la finca) nos quedamos sin poder comparar su chimenea con la de La Estación de El Espinar. Aprovechamos para saber su nombre, que era el de Cerámica de la Peladera creada a principios del siglo veinte y que fue sumamente importante después de la guerra dada la escasez y necesidad de sus productos en esos tiempos.

         Vista desde aquí parece un palacete, cuando la vemos desde la carretera se ve que está en ruinas. 

La chimenea


         Continuando nos encontramos al borde del camino un irregular majuelo con sus hojas seccionadas que tanto nos gustan, pero lo realmente llamativo es verle abarrotado de frutos, a la vista de tanta abundancia no pudimos evitar probar por primera vez sus frutos ¡menuda sorpresa! Están dulces, la puñeta es su tamaño, hacen falta un millón para juntar un kilo.


Espino albar cargado de frutas


          Luego de comernos unas "micro manzanitas" echamos a andar para encontrarnos con el túnel de Perogordo, corto y en curva iluminado en el centro con un pequeño foco alimentado por una pequeña placa solar, la bóveda de su techo realizada con ladrillo es un estupendo trabajo con gran atractivo.


Placa solar y sendero de regreso


Boca del túnel de Perogordo


         Pasamos por una nueva y singular trinchera en la que vemos unas curiosas, bonitas y delicadas formaciones de musgo que al mismo tiempo adornan a unas plantas que nos enamoran. Sus pequeñas ramificaciones visibles arropadas por unas reducidas hojas realmente cautivadoras con un colorido otoñal precioso realmente hermoso. Entendemos que las pequeñas plantas viven en este ambiente y en estas condiciones tienen que administrar los pocos nutrientes que sean capaces de extraer de las pequeñas grietas en las que arraigan, parece mentira que de la carencia salga tanta belleza, pasan los días y cada vez que vemos esta foto nos cautiva más.

¿Rhamnus pumila? aconsejados por los "super cicutas"


           Más adelante en la cuneta nos encontramos con unas plantas que dan unos frutos que nos llaman la atención y que por casualidad posteriormente nos enteramos que se llaman sandias del demonio. Es curioso que cuando las vimos pensamos precisamente en las sandias rayadas, eso sí, después de darles un repaso los jibaros porque su tamaño era un pelín inferior a un huevo y con el agravante de estar recubiertas de múltiples pequeños pinchos. 

         Y así llegamos a Perogordo y pegada a La Vía nos encontramos un pequeño cementerio que está adosado la iglesia de Santa Isabel, sencilla, en la que vemos a su espadaña con dos campaniles y coronada por una veleta que nos indica que el aire sopla del norte.

Iglesia de Santa Isabel


         Hacemos una incursión y pasamos al lado del campo de futbol del Real Racing club de Perogordo, descubrimos que en una de sus porterías la red tiene un roto por el que pasa un AVE.

Portería con red poco fiable


         Buscamos un comedor al resguardo del viento y lo encontramos en un lugar feliz.

Desde nuestro comedor


         Con el piscolabis ya en el estómago iniciamos la vuelta y cuando llegamos al área de descanso de Perogordo nos vamos a la derecha por donde hemos venido.


Para beber y descansar


      Entramos de nuevo, esta vez en sentido contrario en una trinchera recta que claramente nos indica la dirección a la meta, a la vez enmarca a los edificios de la antigua y famosísima choricera, hoy en día abandonada.


La choricera de Postigo


         Llegamos al primer punto donde abandonaremos La Vía para acercarnos al paraje de Los Arcaceles buscando el cañón del Tejadilla para descubrir la belleza de los colores del otoño segoviano.

La primera impresión


La segunda


         Era nuestra intención acercarnos a las cuevas del Tejadilla pero cuando buscábamos el camino vemos enfrente al otro lado del barranco las cuevas del Búho y de La Zarzamora que tienen la entrada cerrada con rejas para conservar los restos arqueológicos que guardan, el ver las rejas nos persuade de bajar. Rodeamos el barranco del búho y cuando estamos enfrente de la cueva del Portalón cuya entrada, aparte de ser más grande está despejada, vemos claramente en camino para acceder a ella, pero, marcha tras ni para coger carrerilla.


Cuevas del Búho y la Zarzamora


         La V que forma el barranco del Búho con los árboles y el telón de fondo te lleva a descubrir a la naturaleza en su faceta de mejor artista del universo.


El barranco del Búho en su encuentro con el Tejadilla


Cueva del Portalón


         Volvemos a La vía verde para volvernos a salir de ella evitando el túnel y nos encontramos con una preciosa "ese" creada por el sotobosque, los ocres amarillentos resaltados sobre los colores cenicientos del monte bajo carente de nutrientes, quemado por el sol y ajado por los vientos ¡S de sorprendente!


Caprichos de la naturaleza


         Nos vamos por un caminito que no es precisamente el del rey, pero de lo que estamos seguros es de que no se pondría Messi a realizar su famosa "croqueta". Aunque es estrecho tenemos mirar a La Atalaya que se ve al fondo llamativa como siempre.


La vereda de la croqueta



         Los "vértigos de Meniere" y las precauciones lógicas desaparecen en cuanto acabamos "El Caminito del Rey" que nos desembarca en la "proa" de una formación calcárea que nos asoma a un nuevo mirador de la garganta del Tejadilla, en la tranquilidad del lugar se llega a escuchar el rumor del rio por el fondo del barranco, un último vistazo al colorido cañón que imaginamos que los Gauguin o Monet, segovianos habrán pintado.


Apenados abandonamos la garganta del Tejadilla


         Dejamos atrás uno de nuestros múltiples y pequeños "cañones del colorado" para volver al buen camino. Nos encontramos en un punto en el que vemos que por "estribor" de la vía se bifurca una trinchera, de nuevo la Ley de La Casualidad Universal nos hace coincidir con el único caminante mayor nosotros que hemos visto, que casualmente nos indica que esa ramificación se utilizaba con los expresos de Santander e Irún que iban directos a Madrid sin pasar por la estación de Segovia.


El enigma resuelto


         No podía faltar a la visita en la última trinchera la plantita de nombre sugerente y que tanto nos gusta.


El ombligo de Venus


         Llegamos al principio y final de la etapa.


Nos vamos sin parar a descansar


         Hacemos el último recodo para pasar por debajo del puente, nos despojamos de los achiperres y nos vamos.


Vale Pontstem ferreum




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sábado, 4 de marzo de 2023

21-01-23 Hoyo de Pinares


       

21-01-23

La Niña Montero


         Nos acercamos a Hoyo de Pinares, destino escogido en varias ocasiones por el Comando Peñota para disfrutar de las múltiples rutas que hay en el término, de las que guardamos bonitos recuerdos. Hoy vamos inquietos, tenemos recientes las imágenes del terrible incendio que llevo incluso a la evacuación del pueblo. Antes de llegar a El Fresne aparece la estremecedora visión que dejan los incendios a su paso, hectáreas de suelo negro, con cientos de preciosos pinos calcinados que ya están en el suelo cercenados, para, suponemos llevarlos a las trituradoras, una verdadera pena, un desastre de flora y que decir de la masacre faunística. El día doce del cinco del diecinueve hicimos por primera vez la Ruta del Agua, el flechazo fue automático, imborrable el recuerdo de esos preciosos ejemplares de pinos que hoy vemos calcinados, una visión dolorosa que no nos veremos obligados a contar a nuestro vecino (D.E.P.) que era nacido en el Hoyo. 

         Un cafetito calentito y al tajo.

        Entristecidos aún, nos disponemos a hacer la ruta más corta de las que detalla el ayuntamiento dentro de su término, para ello aparcamos en la calle Rincón Niña Montero, una vez pertrechados nos ponemos en marcha alegrándonos al ver que la ruta que vamos a seguir se libró del "monstruo", pronto caemos en la cuenta de que hemos errado el tiro, marcha atrás hasta tomar el camino acertado, disponiéndonos ahora sí, a disfrutar del día, cosa que ocurre rápidamente. Cuando nos encontramos caminando por un sencillo y estrecho camino que discurre por los bajos de la falda este del cerro de La Niña Montero por el que salimos del pueblo, para el Comando Peñota es un auténtico monumento, por él no han circulado ni duques, ni condes, ni reyes, aun teniendo siglos de vida, pese a su elemental propósito y simple esquema para su ejecución han hecho falta muchos cientos de horas de maestros canteros y ayudantes, contemplamos el perfecto diseño que desempeña varias funciones a la vez, para compensar la fuerte pendiente, en la margen izquierda se levanta un muro de contención que sujeta tierras excavadas a la derecha que arrojándolas a la izquierda se queda el camino hecho, ahora a la derecha se monta otro muro que también servirá para sujetar tierras para en este caso nivelar las huertas, a día de hoy, tras muchos años de abandono y antiguedad los muros se desmoronan, pero incluso así, desprenden esa belleza producto de una buena solución constructiva a un problema, nos encantan, nos gustaría mucho saber de su historia.

Nuestra estrella también explora los caminos del Hoyo.

Los árboles ganan la partida a las huertas.

El tiempo no se ve, pero, es increíble la facilidad para descolocar piedras.

      La mayoría de las huertas están abandonadas por la falta de la productividad tan necesaria hoy en día, se aprecia claramente que en tiempos las tenían cuidadas con esmero y estarían preciosas, ocupadas por frutales, olivos, viñas, almendros, hablando de estos, tenemos que decir que no los probamos.

¡Almendrucos!

      Disfrutando de la senda llegamos a un punto que tenemos que mirar al este donde vemos abajo la hondonada por la que circula el arroyo de la Peguera y enfrente las laderas del Canto del Fraile que también nos muestra la formación de múltiples terrazas que también nos muestra el inmenso trabajo realizado, seguramente por los hoyancos de antaño.

Alguna de los miles de terrazas "chinas" del Hoyo.

      Continuando nos topamos con el camino de La Lancha por el que subimos un ligero repecho que nos deposita en un collado adornado por un ejemplo de la belleza de los pinos autóctonos de un bonito verde y con esa forma de "pompón" tan diferente a los pinos de nuestros montes.

Verde exuberante.

      Media vuelta y reanudamos la marcha, para localizar el motivo del nombre del camino, un gran lanchar granítico inclinado surcado por varios reflejos plateados producto de los regueros que escurren con las ultimas aguas caídas reflejando los rayos del sol. En el comienzo de la lancha apreciamos, producto de la mano humana, una cantera de donde se han extraído muchos cantos ya hace años, la adornan unos berrocales a la izquierda, se completa la estampa con un fondo de montañas con más granito y la guinda son dos reducidos pinos incrustados en la roca, uno de ellos muy enfermo, se ve claramente que debería pasarse por la consulta del epidemiólogo, al otro se le ve más sano, pero lo que es visible es que tienen un problema de "escoliosis" producido por el azote constante de los vientos.

Llamativo conjunto.

      Continuando nos sorprendemos con la visión de lo que presumíamos centro de entrenamiento Inta-Nasa que veríamos en su día situado a los pies de La Almenara cercano a Robledo de Chavela, posteriormente nos enteraríamos que es la estación de seguimiento de satélites del espacio, cercana a Cebreros y aun estando más cercana no tenemos ni medios ni conocimientos de fotografía para captarla.

El diminuto explorador de naves espaciales.

          Subimos hasta llegar a el mirador de La Joya, el nombre le va estupendamente al panorama que se disfruta desde el mismo, digno de inmortalizar en una panorámica por un buen fotógrafo, (Posiblemente tenga algunas en sus archivos el fotógrafo autóctono que tanto admiramos por sus trabajos).

Paisaje bello, áspero y escabrosa.

      Merece concentrarse unos minutos para disfrutar de la obra de la naturaleza. Proseguimos subiendo hasta el cerro de la Cabeza de Pedro Martín, (nuestro amigo), otra bella sorpresa como no podía ser de otro modo, aquí, en la cumbre, nos encontramos un mirador más que nos da una mezcla de sensaciones, dulzor por la belleza verde y amargor del monte calcinado.

        Desde aquí tenemos unas vistas de 180º, desde Cebreros hasta el Batan, con las crudas imágenes del largo recorrido que hizo el fuego a los pantanos ¡Una catástrofe!

   

Al fondo Cebreros pueblo de Adolfo Suarez de Jesús y de Tere.

¿Los Lastrones?

¿Matavieja?

      Por la cima nos dirigimos al Cerro de las Mesas, donde nos encontramos con el vértice del mismo nombre con el nº 55729, desde aquí se divisa, casi, media provincia de Ávila.

La cresta granítica nos lleva al vértice geodesico.

      El cartel nos indica que estamos en el cerro de las Mesas, que nos hallamos a una altura de 1026 metros sobre el nivel del mar y también nos señala la dirección del comienzo del descenso.

      Tomamos la bajada a "espetaperros", pero pronto nos damos cuenta que ternemos que ir más tranquilitos, la pendiente del camino es pronunciada, incluyendo piedras sueltas, plantas y musgos escurridizos por motivo de las últimas lluvias, el desfavorable itinerario nos da un respiro con un cómodo y bonito rellano adornado con la visión de un atractivo pino típico de la zona, a la derecha un ejemplar marchitado por alguna enfermedad y al fondo otro ejemplar similar al primero.

Estoicismo.

     Antes de dejar la pequeña meseta nos asomamos a nuestra izquierda para ver otro bonito ejemplar de pino, este, un poco escorado, recortada al fondo vemos a La Llanada.

Al fondo vemos recortada una bella silueta.

      Volvemos a tomar otro incómodo tramo de descenso, pero la esencia del lugar nos vuelve a encandilar cuando vemos que el Cerro de la Niña Montero se ha salvado del holocausto y le vemos tachonado de pequeños "pompones" verdes sanos que nos dan píe a confiar en la regeneración de los pinares que rodean al Hoyo y que esperamos que crezcan hasta alcanzar el tamaño y el atractivo del famoso pino Castejón. (visita pendiente)

"La niña bonita"

      Una cosa que nos ha llamado mucho la atención durante todo el camino ha sido lo mucho que trabajan por aquí los jabalíes, suponemos que, por el efecto huida del fuego, toda la ruta la tienen en "carnes vivas", lo que está claro es que, aunque no hemos visto ninguno las huellas nos dicen que tiene que haber muchos y hozando a destajo.

Huellas "di porco"

    De nuevo se recrudece la pendiente cuando vamos por el paraje con el vistoso y rotundo nombre que está reflejado en otro de los múltiples carteles informativos que jalonan todo el recorrido además de las muchísimas estacas de señalización que hacen imposible el perderse.

Nos encanta el nombre de la umbría.

      Muy bonita la umbría más aun cuando nos muestra corrillos de esa pequeña planta de bonito nombre que nos enamora, acompañado por su elegante amigo el musgo.

Ombligo de Venus,

      Serpenteamos un poco más para llegar a la hondonada por la que fluye el río Becedas, en sus márgenes, adosados, huertos y en uno de ellos vemos al hortelano eliminando las malas hierbas y aireando la tierra para próxima siembra, llegamos a la altura del puente de La Pililla que tantas veces hemos visto fotografiado por ese artista que tanto y tan bien refleja el pueblo y sus alrededores.

Circunferencia "granitico-acuatica"

      Dejamos atrás la imagen del puente con su perfecto arco de medio punto reflejado en el agua, una última demostración del gran trabajo realizado por los canteros nativos, mochetas en píe y el dintel aguantando estoico el paso del tiempo y los embates del tiempo.

Mampostería desequilibrada con firme capialzado y solidos soportes.

      Y poco a poco nos vamos despacio saboreando el dulzor que nos deja la ruta de hoy, la más corta que hemos hecho por aquí, pero preciosa, ¡hasta la próxima! Nos quedan rutas por hacer y tenemos que volver a saludar a los amigos.

        P.D. Además del placer de disfrutar del día y del camino tenemos el privilegio de encontrarnos un resto arqueológico precioso, "una vasija de los visigodos" muy alejada esta de la necrópolis visigoda que visitáramos al mismo tiempo que las ruinas de la ermita de Navaserrada. Esperamos no acabar en la cárcel por expoliar al ministerio, sería una faena porque estamos completamente seducidos de nuestro pompis de pote.

"Ánfora Visigota"






        








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