24-07-16
LA PRÓTESIS
Aparcamos frente al “chalet del fonta”, pequeñito pero con agua corriente. Petates, mitones, palos y nos bajamos hasta la puerta, antes de cruzarla, cogemos una vereda que nos lleva al arroyo, aquí no pasan desapercibidos varios ejemplares de secuoyas y de abetos, son pocos pero llaman la atención. Hará medio siglo acompañaba a mi hermano que subía a Martín a pastar en Quinta Ripolles, allí hablando con las propietarias, hermanas y encantadoras, nos descubrieron por primera vez una secuoya (Secuoiadendron giganteun) plantada mucho tiempo atrás por su abuelo, en los últimos cuarenta años no la he visto nada más que la copa, por ejemplo ayer mismo. Es por esta historia y el descubrimiento posterior de los bosques de américa del norte tan espectaculares por su belleza, tamaño, longevidad, etc., que siempre he pensado que teniendo en cuenta que se adaptan bien al terreno y climatología del término se podrían plantar un área de secuoyas y otra de abetos, bueno, está claro que soñar no cuesta, pero si fuese el Jefe de Icona no me cabe duda que lo haría, aunque seguro que no fuese del gusto de todos a mí sí que me gustaría visitarlos dentro de tres mil años y ver las maravillas que habría. ¡Despertemos!.
Comenzamos a contra corriente pegados al arroyo como si fuera un hijo, no tardamos en darnos cuenta que es mucho más laborioso, motivo por el que subimos al sendero que ya hicimos la anterior vez, vamos más cómodos, nos sigue acompañando el rumor del agua y su vista, no cabe duda de que el caudal es menor que esta primavera, pero la hondonada está bastante verde, sobre todo por el manto de helechos (Cyatheales) con sus megafilos (hojas) triangulares formando a su vez otro triangulo isósceles, geometría llevada a la flora una vez más. ¡Silencio!, vemos un corzo bebiendo, se asustó, no hemos subido quinientos metros y vemos otro, este le vemos cerca pero en carrera, al poco vemos otro, su visión es agradable. Llegamos a una encrucijada, pensábamos ir de frente, cambio de planes, cogemos el camino de las Hondillas con dirección al GR-10, según subimos vemos un claro a la izquierda, nos acercamos, un acierto, la vista del valle de San Rafael es preciosa, aunque da el sol de plano, un aire fresquito nos da la vida, encontramos un fémur con su cabeza y el trocánter en perfecto estado como vemos en la radiografía, le guardaremos para un futuro trasplante. Después de dar unas vueltas por la zona nos vamos, llegamos al arroyo, en este punto está seco pero cinco metros más abajo brota el agua, aquí aprovechamos para coger fuerzas, mientras disfrutamos del piscolabis nos deleitamos con la visión de múltiples mariposas, hacía muchos años que no veía tal cantidad, me imagino que la culpa fue nuestra, tantos años hordas de chavales cada uno armado con su caza-mariposas en su busca y captura, desgraciadamente hay muchas especies que no he vuelto a ver, no quiero pensar que por nuestra culpa haya desaparecido alguna, da cierta alegría saber que hay más de quince mil especies diferentes de mariposas diurnas y más de cien mil nocturnas, como no pensar lo bonito que sería acompañar mediado del siglo diecinueve al Naturalista Mariano de la Paz Graells y sus discípulos el día del descubrimiento de una nueva especie, a la cual se le daría posteriormente el nombre de Graellsia Isabelina en su nombre y la por entonces reina.
¡Nos vamos! Ahora bajamos por la izquierda, nos separamos de nuestro querido arroyo La Gasca, descendemos camino de los Talleres, hoy en día desaparecidos, bueno en realidad hablando con J.L. me comentaba que cuando subió con su padre y el caballo para bajar piezas de un helicóptero que se estrelló hace muchos años cerca del puerto, ya por entonces estaban ocultos por tierras y flora. Llegamos a la cañada Real Leonesa y a la derecha, pronto vemos el coche, contentos por no haber hecho mucho calor, los tres avistamientos de corzos (Capreolus Capreolus), muchas mariposas y el fémur en “perfecto estado” para la futura operación.
Casita del fonta |
Cueva Valiente |
Secuoya |
El repuesto |
San Rafael |
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