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domingo, 26 de noviembre de 2017

El segundo córvido 18-11-17


18-11-17







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     ¡Adivina adivinanza! ¿Como se llama el pueblo de salida y meta de la etapa del día de hoy? ¿Cómo descubrir su nombre? Muy sencillo a la primera imagen hay que añadirle la segunda, pero antes le restamos Strogoff, vete pensando. ¡Que no F., que no es jeroglífico!
     
     Dejamos la AV-500 atrás, cruzamos el puente sobre el río Ciervos  y entramos al pueblo. Vamos ahora por la calle con el curioso nombre de Cascoteros, en ella vemos a un hombre paseando, paramos y le preguntamos si hay un bar para tomar un cafetito, muy amable nos comenta que hay uno pero está cerrado, solo abre por las tardes. Charlando nos comenta que era el antiguo dueño del único bar que había anteriormente, le recordamos el vino y el chorizo tan rico que tenía y que probamos hace la friolera de unos treinta años, nos despedimos que tiene mucho carrete y mucho tiempo de sobra.

     Aparcamos en la calle Procesiones semi esquina a Travesía de las Verónicas, nos aprovisionamos y tomamos un camino con dirección este. A la salida del pueblo nos encontramos un pilón, hecho en el año 1930, en perfecto estado y lleno de un agua limpísima.

Pilón del alcalde en el año 1930 don Mariano Esteban.
     Continuamos en la misma dirección y empieza la subida. Llegamos al sitio de Las Vegas y nos vamos a la izquierda hacia El Rodeo, parecía una tachuela pero la pendiente es pronunciada, 
curiosamente se nos hace muy amena, el suelo está plagado de pequeñas piedras de diferentes tamaños, formas y colores, si una bonita, la otra más. Seguimos subiendo y antes de llegar a la cima vemos una "majá". 

¿Majá Miguelón?
     Nos encontramos una "güella di guarro". Como lo recogimos, si los guarros que dejaron las latas, el papel de plata y el film de envolverlos quieren recuperarlos que se pongan en contacto con nosotros y les diremos el contenedor de basura donde lo dejamos, que es donde lo deberían haber dejado ¡So guarros! Vamos a cuidar la naturaleza, por favor.


     Rodeamos la muralla de piedra para llegar al mirador de Xxxxxx Xxxxxx.

La muralla.
     Como suponíamos, llegamos a la primera atalaya del día, ésta mira al suroeste, oeste y norte. Empezando por el suroeste vemos lo que podríamos decir el final del Campo Azálvaro, dando por buena la dirección que lleva el agua del río Ciervo. También vemos al fondo el lomo con el parque eólico de Ávila. Al oeste vemos a nuestros pies el "pueblo misterioso" (¿cuál será?) con el telón de fondo de la sierra de Gredos. Vemos estupendamente el Polígono de Vicolozano. Al noroeste lo que creemos Mediana de Voltoya con la meseta a sus espaldas. Al norte vemos el Alto de los Cerrillos y a nuestra espalda tenemos nuestro siguiente destino, Peñagorda. La primera atalaya no nos ha decepcionado, tiene unas bonitas vistas.


Xxxxxx Xxxxxx


Oeste.

Sur.

Norte.

Noroeste.

Este.
     Dirigimos nuestros pasos hacia Peñagorda (con perdón y sin ánimo de ofender), como vemos en la foto, el suelo está empedrado de cuarcita armoricana, también llamada cuarcita ordovícica por ser en esta época cuando se formó (periodo que comprende desde 485 hasta los 470 millones de años de antigüedad). Muy curiosa es su composición, el mayor porcentaje es el cuarzo y en diferentes magnitudes encontramos circón, turmalina, rutilo, sericita, feldespato potásico, moscovita y en menor proporción leucoxeno y óxido de hierro, no es extraño que salgan piedras tan bonitas con estos componentes de nombres tan sonoros y bellos. No salimos de nuestro asombro. Cuanto decimos está en los libros y de nuevo nos quedamos asombrados al conocer la existencia del libro del mapa geológico de España ¡soberbio!


      El corto trayecto y la escasa pendiente, es una sumatoria que nos lleva pronto a la cima, donde nos encontramos unas formaciones rocosas típicas de las cuarcitas. Nos llaman la atención por su fragilidad, se parecen a las irregulares construcciones de los niños, las piedras están colocadas unas sobre otras sin orden ni concierto, lo que nos da la impresión de que se van a caer de un momento a otro. Nos encontramos un murallón con unas composiciones dignas de ver.

El pico del cielo.

Aunque se están separando, se quieren.

Mira porque entraba el aire por aquí.

¿Por dónde has subido?
     Después de decirme por donde ha subido y de subir, nos acercamos a un nuevo mirador, divino, celestial, memorable. Si hace once días descubrimos el maravilloso observatorio este, hoy descubrimos el observatorio oeste. Sorprendente aquel, pero este es sublime, desde aquí la vista del Campo Azálvaro es preciosa y te deja mudo.

La ojeadora.

¿Quién nos está mirando desde ahí arriba?

El pantano de Serones y todo lo demás.
Peña de las Plumas.
     La vista de la depresión intramontañosa del Campo Azalvaro y su arteria principal el Voltoya que se difumina en el embalse nos inocula paz. Con el sol, escaso viento, buena temperatura y la percepción de la exhibición serena de la naturaleza, nos ruega por favor silencio y la calma llega a nuestras almas y a nuestros corazones. Es así de sencillo, está claro, estamos rodeados de libertad, nuestra imaginación vuela autónomamente por estos parajes en completa calma, por unos momentos nos invade la felicidad que tanto deseamos y necesitamos.

     Desafortunadamente nos viene a la cabeza la mala noticia de las futuras obras y pronto aparece el pertinaz Thénardier de turno con su ejército de Orcos, vienen con sus máquinas de guerra monstruosas, vemos los movimientos de tierras, desmontes con sus taludes negativos, los positivos de los terraplenes, ¡la tierra sangra abundantemente! queremos borrar está imagen ¡nos vamos! no sabemos que se proponen hacer con este paraíso, nos gustaría que no lo maltratasen, ¡es un tesoro!
     
     Con la desazón de los últimos pensamientos nos movemos unos metros para tener acceso a las vistas de la umbría de Peñagorda. La creatividad de la naturaleza nos abruma de nuevo, poco nos imaginábamos que podíamos descubrir está exhibición, se nos pasan todos los males y a disfrutar. Siempre pensábamos que un nombre tan contundente como Voltoya no encajaba muy bien con la ligereza, la suavidad y la armonía del viaje del río por estos parajes de trazos tan suaves, ahora vemos al verdadero Voltoya, lo que vemos va más acorde con la rotundidad del nombre. Parece cosa de magia, dos mundos diferentes, las vistas del sur son bonitas y las del norte igual, la novedad de la nueva formación que vemos al norte nos encanta.




Alto de los Cerrillos, .

A nuestros pies la Retuerta.
     Asomándonos vemos el curso del río, vemos un roquedal que puede ser un bonito mirador, ahí está el control de avituallamiento. La pendiente que nos llevará allí es precisamente eso, muy pendiente, atrás tenemos la muralla, delante el "semi precipicio".

No se sabemos bien, ¿parte interior o exterior de la muralla?
      El apetito nos empuja en dirección a los víveres ¡allá vamos! A la fuerte inclinación le tenemos que añadir el "empedrat" de cuarcita armoricana. Muchas, muchísimas, piedras, todas ellas irregulares y poco afianzadas al terreno, todo esto nos entorpece la bajada, sin accidentes que reseñar llegamos al punto marcado como abastecimiento, con gran regocijo por nuestra parte ya que es tarde y el apetito nos da insistentes avisos, hoy disfrutamos de un bocata de "Pavi-Pato" riquísimo con unas vistas fabulosas.

"El curvone"

Las Chorreras.
     Muy cerca del "comedor" vemos un camino que vamos a coger,  llegamos a él ¡esto es tierra santa!, ha sido una suerte tener los astrágalos aun en su sitio, ¡Da gusto pisar cómodamente un suelo llano y con pocas piedras! Acompañaremos al río disfrutando de la visión de su agreste topografía, formas, líneas, aristas, desniveles, cuadros, profundidades  y todo ello favorecido por una escala cromática otoñal ¡un camino inolvidable! No es un camino vertical, es un camino ondulado con suaves pendientes ascendentes y descendentes, da la sensación de ir sobre un barco que navega suavemente y nosotros asomados a la borda de estribor vemos pasar la costa compuesta de una alfombra de chopos, álamos, encinas, fresnos y olmos, todos ellos vestidos de gala con colores intensos y suaves, todo esto encajado entre muros de cuarcitas formando un caleidoscopio cromático, incluido los líquenes de color amarillo pistacho, como el fósforo expuesto a la luz. Verdaderamente es una pena no tener una buena cámara y nociones de fotografía para tratar de plasmarlo mejor, un paseo delicioso.

















   
     Antes de dejar atrás el Barranco, vemos el entronque de su arroyo de nombre profundo, ya salimos pero antes nos despide ese señor que no nos acordamos como se llamaba, lo que es imborrable, es su nariz.

Garganta del arroyo del Corral Hondo.

El "chato".
    Llegamos al lugar de Molino del Quemado Las paredes se tienden, la luz ilumina de nuevo el cauce del Voltoya, el agua se tranquiliza y se remansa en los meandros que hace cuando se despide de nosotros camino de Ojos Albos, última foto a una formación rocosa, la ley de la causalidad universal de nuevo nos sorprende. ¡Una pista más!

Pluma de xxxxxx.
El francotirador, ésta sabemos de uno que le va gustar.

Molino del Quemado.

Adiós, hasta la próxima.
     Nos vamos dirección a La Frontera, donde tomaremos un camino estupendo, suponemos que será el que va a Ojos Albos, nosotros nos vamos en dirección contraria, a la meta del día de hoy, una recta castellana nos va a llevar allí, a la derecha vemos recortada la sierra de Gredos con el sol poniéndose por detrás.

Gredos.

     Llegó el momento de descubrir el jeroglífico, si señor lo habéis adivinado el nombre del pueblo no es otro que:


¡Correcto!
     


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domingo, 19 de noviembre de 2017

Los Ojos 1-11-17



1-11-17

Nos vamos a por "seta"

     Tiempo ha que no vamos por la garganta, ya tocaba. Como no conocemos el tramo del río Moros que sube desde la recula del embalse del Espinar con dirección a su nacimiento, al mismo tiempo aprovecharemos para coger unas setas, así de un tiro mataremos dos pájaros (imaginarios, los tiros y los pájaros). 

     Subimos por su margen derecha que es menos escarpada, el Moros baja con poco agua, encajado por su lecho que es realmente bonito, tendremos que venir a verlo cuando baje con más caudal, nos separamos un poco de la orilla, la vistosidad del cauce nos distrae, cruzamos el arroyo de la Cantera ¡Esto está muy seco! Vamos a cruzar a la umbría que se la ve más húmeda. Una vez que vadeamos el Moros nos separamos un poco de él y ¡A buscar! Pasa el tiempo, solo vemos setas que desconocemos si son comestibles, de las que más vemos son de las que en el Comando denominamos "Rusulae" (Tóxicas), empieza el desánimo, ojo que no cunda el pánico, mi compi ha encontrado un Lactarius Deliciosus ¡Empieza lo bueno! El primero de la temporada, ¡a por ellos!

     Malos micólogos somos, no sabemos cuántas setas y boletus diferentes hay en España, muchas, nosotros conocemos certeramente dos, "Cáceres y Badajoz", algunas más cogemos y comemos, pero cuando es así, podríamos decir que estamos jugando a la ruleta rusa.

     A nuestra poca habilidad le tenemos que sumar que nos diluimos mucho, si vamos pegados al río, nos fijamos en piedras, musgos, cantos y palos rodados, musgos, etc... Y si nos alejamos del río, nos da lo mismo, observamos pinos, tocones, montañas, etc..., y hablando de montañas levantamos la cabeza y ahí está, la ascensión soñada durante muchos años por mi compi, (en el momento que escribimos estas palabras facebook nos recuerda que fue hace dos años) y que ha sido una de las más sorprendentes y bonitas que hemos vivido, con las impresionantes vistas de la Garganta y de los montes de Valsaín.

Montón de Trigo desde la falda de Peña Bercial
     Una cosa que siempre llama la curiosidad es lo prohibido, lo que no se puede ver y en el reino de las plantas eso se llama raíces ¡El submundo radicular! La naturaleza siempre nos sorprende y en múltiples circunstancias es capaz de dejarlas a la vista, aunque en este caso le hemos ayudado un poquito quitándole unas piedras, en la próxima visita veremos los cambios.


Sistema radicular aéreo.
      A lo nuestro, que no es otra cosa que buscar "rovellons", pasa el tiempo, ni vemos níscalos ni boletus, seguimos subiendo por los bajos de la falda del Bercial y llegamos a la falda del Minguete, nos falta poco para llegar al nacimiento del río Moros ¡Menuda caída de Ojos! Vemos con sorpresa la disminución de los acuíferos de alta montaña, devenida por la escasez de lluvias y nieves, por este motivo ha bajado el nivel freático y todo esto conlleva la tremenda ¡caída! de 
los Ojos del Río Moros, están a una distancia de trescientos m. y unos cuarenta metros más bajos de los manantiales más altos,  hoy solo quedan tres y con escaso flujo de agua ¡Con la pléyade de ellos que tiene que haber en condiciones normales! No hemos estado anteriormente aquí, pero las huellas no dejan lugar a dudas, subiremos cuando se normalice la situación. 

     No llegamos al collado Minguete y aquí damos media vuelta y empezamos el descenso, no tardando mucho montamos el campamento. Sacamos el "paleta-tumaca" que hay apetito, el Morrosko tiene aperitivo también, lo devora y a lo suyo, que no es otra cosa que, seguir corriendo como pollo sin cabeza, que es lo que le gusta de verdad, (nos preguntamos insistentemente cuantos km. hará en cada etapa).

     Terminamos y empezamos a bajar, se nos ha ido la fe y creemos que hoy vamos a coger pocos boletus.

     Misterios sin resolver, un espejismo nos llama la atención, a la vista de ello nos preguntamos, ¿cómo se sujeta?

Equilibrio cósmico


¿Porque no se cae?
     Rodeamos el pino y la alucinación se derrumba, una orca camuflada es la encargada de mantener la preciosa estabilidad de este pino muerto aferrándose a la verticalidad, llama también la atención la mutilación de todas sus ramas menos la responsable de la armonía, la visión frontal da la sensación de su cercana pérdida de estabilidad.

La horquilla del diablo.

     
     Dejamos a nuestra espalda el equilibrio de la naturaleza y nos encontramos un camino perpendicular a nuestra dirección. A la izquierda creemos que ira al collado de ¡Dª María de las Chivas!, una etapa que tenemos metida en la carpeta de Pendiente, por la derecha vienen en ese momento una pareja encantadora que al mismo tiempo que nos comentan que hoy su meta ha sido La Pinareja, les decimos que un poco de envidia sí que nos dan, esta etapa la tenemos en pendientes, también nos dicen que estábamos acertados, ahora se van por la izquierda a Marichiva y que por la mañana han venido de allí, (copiado). Nos despedimos, ellos a Marichiva y nosotros vamos a descender por los bajos de La Loma de Los Ojos. El Moros a nuestra izquierda, seguimos y cruzamos el arroyo de Tirobarra, nos encontramos rastros de arte en piedra.

Pigargo


Pigargo de cabeza blanca.

Pigargo americano.


     Dejamos atrás el arte "rupestre" y proseguimos. Continuamos sin ver setas buenas, la verdad es que no vemos ni un pimiento morrón, hoy no va a ser nuestro día, menos mal que nos quedan las vistas. Normalmente siempre vemos de lejos a la Garganta y sus guardianes, aunque ahora no veamos a sus guardaespaldas, distinguimos la vaguada del Moros con su maravilloso "edredón" de Pinus Sylvestris, normalmente miramos en dirección contraria, hoy vemos el negativo y la neblina nos deja entrever "el circo de Aguas Vertientes.
  
Al fondo Cabeza Lijar y Cueva Valiente.

     Llegamos al  arroyo de la Cantera le cruzamos y subimos al camino por donde se sube a la antigua Cantera del Río Moros, de donde se extrajo la piedra para hacer los muros de los pantanos. Nos encontramos a la altura de la primera curva que hace el camino que sale a la altura del embalse del Vado de las Cabras, desde este mirador natural tenemos una llamativa vista del "Montón". Al este vemos la curiosa explanada del Barrancón que con la escasez de lluvias no se la ve verde como en otras ocasiones.

Triticum fasciculum.
     Nos vamos por el camino y nos encontramos con un arbusto de colores preciosos pero desconocido para nosotros.



???
     Alcanzamos el cruce con el camino de los pantanos, nos vamos por la izquierda hasta el puente de carruajes que cruza el Moros para bajar por la umbría.

Puente sobre el escaso agua del Moros.
     Nos vamos a ver como están los embalses de agua.

Pantano rico.


Los pompones.

Pantano pobre.
     Y adiós.


     P. D.: Hoy nos vamos como San Bruno, 
               mi compi ha cogido uno
               y yo ninguno. 


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