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miércoles, 19 de abril de 2017

El Chorro 14-04-17




14-04-17

Capitulo I

El Chorro

     Nos llegan noticias de que el Jueves Santo se inaugura la temporada de las fuentes en el palacio de la Granja, durante lo que queda de primavera y el verano, los días, miércoles, sábados y festivos no domingos, desde las cinco treinta y los domingos desde las trece horas, por este motivo decidimos ir a verlas.

     Nos vamos por la mañana pensando en dar un corto paseo y por la tarde ver las fuentes. Ya se sabe, el hombre propone......, a última hora decidimos que vamos a subir al Chorro, "dicho y hecho", bueno es mucho decir, porque cuando llegamos a la Granja nos encontramos el pueblo colapsado de coches y peatones, por lo cual casi nos tenemos que ir a estacionar el coche a Valsain, renegamos un poco y nos vamos para el Chorro.

     Dejamos el palacio y la fábrica de vidrio atrás, cogemos a la derecha y llegamos a la plaza de toros, continuamos y rápidamente entramos en la calle Camino del Chorro !Eso es que vamos bien! Vemos un grupo que gira a la izquierda con pinta de llevar nuestra dirección, les seguimos y en cuanto doblamos la esquina nos encontramos un desaguadero por el que se pierde el que suponemos arroyo del Chorro. Acto seguido hay una puerta en la que el grupo que seguimos está esperando a dos niños, nos acercamos a ellos y les hacemos la "interviú", Nos dicen que estamos en el buen camino y que a partir de aquí no nos podemos perder. El camino está bien dibujado, tendríamos que decir los caminos, porque se bifurcan repetidamente, nosotros optamos desde el principio por el sendero que transcurre paralelo al arroyo, al mismo tiempo entramos en un robledal joven y bonito que tiene bien alimentado su suelo y como estamos en primavera, vemos la hierba verde asomar entre las hojas caídas este otoño pasado, da gusto ver como las estaciones escriben su guiones sobre toda la naturaleza. Ya está avisando que se nos avecina el verano por el calor que hace.

     Vamos disfrutando del camino, para asombro nuestro, ¡nieva!, está nevando, no son copos, son los pétalos de los cerezos silvestres que encontramos en el paraje que estamos atravesando, muchos y de todas las edades,  no debe ser mala zona para ellos. Por edades se ve que la población es joven, incluso se pueden ver muchos nacidos de este año, suponemos que bastantes vivirán. No vendremos a por unas cerezas porque creo que la recolección quedara para los pájaros, están muy altos. Precioso ver como destaca el blanco de las flores sobre el verde.



     Seguimos ahora entre pinos y unas plantas que no sabemos exactamente como se llaman, puede ser que equivocadamente, creemos que son familia de los piornos, lo veremos. Oímos el agua, estamos cerca ya, entra en escena el CHORRO precipitándose por una ladera-pared granítica de una montaña de unos cien metros, lo que se ve desde aquí, ¡Espectacular!.


     Decidimos subir más, la subida es laboriosa, en pleno esfuerzo nos adelantan un niño, un perrito que no llega a los dos kilos, la hermanita, la mama y el papa, como suben, parecen galgos, es la segunda vez que nos encontramos y hablamos con ellos, ¡adiós!
 Aprovechamos para descansar y dar media vuelta para echar un vistazo a la meseta segoviana. Vemos la Granja, el embalse del Pontón, muchos pueblos y la capital incluida, aunque más bien desde aquí parece un pueblín. 


     La subida es costosa pero recordando el Infierno Renales de la semana pasada se nos hace cómoda. Vamos separados del Chorro, el camino continua pero nos desviamos para acercarnos a echar un vistazo. Nos encontramos una poza de agua en la que cae una preciosa cascada y al lado a la familia de "galgos" con el perrito chiquitín de nombre Perris, nos mal crían, nos enseñan unas tortillas que solo de verlas se nos saltan las lágrimas, ¡a comer!


    Nos bajamos que se nos echa la hora, el sendero cuesta abajo es más escurridizo, la fuerte inclinación, las tierras sueltas y los cascajares nos hacen bajar con precaución.


     
     Antes de bajar más tenemos que mirar a la Granja de San Ildefonso, vemos el palacio "REALmente" grande, la Real Fábrica del Vidrio otro edificio notable, estas construcciones están dentro del pueblo que también se le ve muy grande, pensábamos que era más pequeño.


     Mirando en dirección noreste vemos el cerro de la Atalaya, futura etapa, desde que la metiéramos en la carpeta de pendientes el día que hicimos la etapa Revenga-Valsain-Revenga. Ese día decidimos que le subiríamos pero desde que nos enteramos de su nombre ya estamos tardando. Su forma que nos recuerda a Montón de Trigo y su nombre que nos recuerda a la Almenara nos hace desear visitarle, ¡no nos vas a esperar mucho!



     Continuamos con el descenso y pronto llegamos a la parte de abajo del salto. Antes subíamos absortos por la visión y el sonido no nos habíamos fijado que a sus pies está el tremendo "Bolo di Chorro", uno de los fijos en todas las etapas que hacemos, habrá que hacer un monográfico.




     
     Ya por mejor camino, haremos este último tramo, pasamos de nuevo por debajo de los cerezos dejándonos acariciar por sus pétalos que con su caída nos dicen que pronto los frutos empezaran a engordar, enrojecer y el que pueda, disfrutara de ellos.


     Dejamos atrás los cerezos y los pinos, de nuevo vamos por el robledal y volvemos a disfrutar del rumor y el frescor del arroyo que aunque parezca mentira se agradece. Una última joya, enamorados de los tocones nos encontramos esta maravilla, vemos lo que queda de lo que en su día fue un árbol, hoy es un micro ecosistema por sí solo, musgos, líquenes, hongos y miles de termitas le que dan una nueva vida a este "cráter".

     
     Dejamos atrás el carvajal, cruzamos de nuevo la puerta, dejamos a la izquierda el desagüe. Desandamos la calle Camino del Chorro, vemos de nuevo la plaza de toros portátil, tomamos la primera a la izquierda, pasamos por la fábrica de "toda clase de cachivaches" de cristal y a tomar un café.

     P.D.: Tenemos que volver en otra ocasión después de una buena nevada y coincidiendo con el deshielo.

Capitulo II

Las fuentes

     Resulta curioso pero casi morimos en el intento de tomarnos un café. Después de intentarlo en los tres restaurantes que hay en la rotonda, justo delante de las puertas de acceso, en los tres recibimos la misma respuesta, ¡no! en uno de ellos con muy poca educación. Nos separamos de la aglomeración y lo conseguimos.
     
     Se nos hace tarde, nos vamos y cuando llegamos a la puerta la sorpresa es mayúscula, nos encontramos una cola de más de doscientas personas, les preguntamos a dos paisanos autóctonos que nos ponen al corriente. Rápidamente nos sacan de deudas, quería decir dudas, postergamos la visita, vendremos un día menos masificado.

     Hoy no veremos las fuentes funcionando, pero hemos disfrutado del jardín de la colegiata que no es poco. Flanqueándola vemos dos secuoyas llamadas el rey y la reina (Sequoiadendron giganteum) curioseando vemos una fotografía de 1860 en la que aparecen con una altura de un metro cincuenta aproximadamente, es una pena no llevar encima la forcípula, el grosor y la altura son considerables. Los mediremos cuando vayamos a ver las fuentes. 
                                                                                                                             
                           

     Nos encontramos con una "pareja" de San Rafael, charlamos un rato con ellos y cuando queda claro que no nos siguen a nosotros nos despedimos y continuamos. Un poco más abajo nos encontramos una verdadera joya, compuesta por varios cuadros el primero las raíces, el tamaño del árbol las exige hacer unos contrafuertes para poder mantenerlo en píe en caso de viento. Otro cuadro es el color de tronco, ramas y color de hojas y el tercero, el conjunto, es de una belleza sublime. ¡La casualidad ataca de nuevo!, viene hacia nosotros una chiquita con el anagrama en la camisa de Patrimonio Nacional, nos atiende encantadora, ella nos explica que es un haya común, (Fagus Sylvatica) también con buen criterio nos dijo que tenia una edad de unos ciento sesenta años, posteriormente a la vista de la susodicha fotografía nos lo confirma ¡Tenía bien hechos los deberes! Teníamos alguna duda, estábamos un poco despistados, las hojas estaban brotando con un ligero color purpura, sin duda es el haya más grande que hemos visto ¡Una nueva exhibición de la naturaleza!




     Nos topamos de frente con una heladería, estamos rodeados por el pecado y somos débiles, entramos, nos pedimos uno de limón y otro de tutti fruti. Nos vamos a un banco a la fresca sombra de un castaño de indias y ahora, sentados tranquilamente nos damos cuenta del maremágnum que hay aquí. Desde luego nos vamos y vendremos en mejor ocasión y antes que den los datos de la ocupación hostelera de la semana santa ya sabemos que ha sido del "ciento treinta por ciento", muy por encima de lo previsto, como se dice hoy en día "over booking" . Nosotros lo llamaríamos masificación, nos quedamos con el día tan agradable que hemos pasado.

  


                                                                                                                                                                    






     

     



martes, 11 de abril de 2017

Cabeza Renales 08-04-17



08-04-17

El INFIERNO RENALES

     Tarde, muy tarde, tardísimo, empezamos, pero bueno, ¡vamos allá!, comenzamos por elegir la Vereda Santa Quiteria para la ascensión, rápidamente llegamos a la cascada del Boquerón "Rivers", viendo fotografías publicadas estos tiempos de atrás, echamos en falta caudal, por disfrutarla más, aunque estamos en un lugar idílico de verdad.



     ¡A la vereda de nuevo!, síntomas de primavera y llegamos a la doble fuente de De Las Heras. Bebemos agua que esta rica y muy fresca, un vistazo a tres o cuatro ejemplares de pino realmente notables, se les nota la abundancia de agua. 







    
     Continuamos, ¡Que oímos!, a nuestra izquierda en el paraje de Pascual Pérez estamos oyendo otra cascada, nos cuesta verla, optamos por acercarnos a verla y ¡aquí empieza el calvario!, (muy a propósito de la semana que se nos viene encima). Nos encontramos con una barrera de maleza que nos dificulta el acercamiento, alrededor de la catarata nos encontramos, justo delante de nosotros un foso peor que el de un castillo y abajo una maraña que nos hace desistir de acercarnos más, imposible y nos hubiese gustado verla desde sus pies porque tiene una altura considerable.



     En este punto, lo peor que podíamos hacer, pensar. Ya que estamos aquí, lo tarde que hemos empezado, lo que nos ha costado llegar, suficiente, ¡cometemos el error del siglo! Decidimos lo único que no tendríamos que haber decidido, subir directamente desde aquí a la cima, ¡a por ello!, no ha pasado mucho tiempo ni pocos metros y empezamos a pensar que podíamos dar la vuelta y bajar de nuevo al camino, pero miramos en esa dirección y se nos ponen los pelos de punta, continuaremos hacia la cresta, -error-, la pronunciada pendiente nos hace muy costosa la ascensión, no en vano hemos escogido la línea de máxima pendiente de todo Cabeza Renales. Empezamos a notar los efectos del sol, parece mentira que estemos a primeros de Abril, miramos hacia arriba y las sombras son escasas. Dirección norte vemos un matorral rodeado de piedras bastante verde, allí nos dirigimos. Los berceos (Stipa gigantea) amacollados no nos permiten pisar cómodamente, más bien al contrario, sus frondosos penachos no nos dejan intuir donde está el firme, a esto le tenemos que añadir  los ¡¡¡Piorrrrnos!!! hay piornos para hacer escobas para toda la galaxia, secos, y mal educados, no se apartan ni pidiéndoselo por favor y el sol calentando. ¡Lo cerca que está el dichoso arbusto!, poco a poco nos acercamos deseando su sombra, no nos lo podemos creer, la composición entre piedras y lo que a la vista es un acebo es troncocónica de tal manera que la sombra que hace se queda en el interior de la composición. ¡Angustia! El sol plomizo, no en vano estamos subiendo por la Solana del Cerro, nos castiga. Personalmente me está afectando como en mi vida. Vemos un berrocal dirección oeste, está cerca, a unos doscientos metros, nada, pero por el camino que llevamos, ¡un infierno! Más berceos, muchos más piornos y una cosa que se nos olvidaba no por ello menos importantes, ¡LAS ZARZAS!, macabras, te abrazan cariñosamente con sus bonitas ramas y espinas, te cogen rápidamente cariño, no te dejan marchar, si no es con algún martirio, pinchazo, arañazo, o lo que es peor, se van contigo, la cabeza se me deshidrata, me hierve y ¿dónde está el aire? Lo que está claro es que estamos a sotavento, (un recuerdo de nuestro lobo de mar), aquí no hay aire. Miramos al roquedal y ¡ahí está!, pero antes un poco más de lo mismo, el ¡Averrrrrno! "In extremis" llegamos, por fin. Bebemos agua, nos tomamos las barritas energéticas, un descanso para la cabeza y al tostadero, dura inclinación, amacollas de berceo, piornos y nuestras queridas zarzas. La cabeza otra vez sufre, ya ve alucinaciones, cuando levantamos la vista, ¡un estremecimiento nos recorre el cuerpo!, justo delante de nosotros un tremendo orco, los augurios no son nada buenos.



     Nuestros presentimientos eran demasiado negativos. Se nos pasa el susto rápidamente gracias a su sombra benefactora, una sombra generosa, fresca y que nos recarga un poco de energía. Cada vez se hace más tarde. Tomamos rumbo sureste, otra vez el averno, lo que nos gusta la flora y lo que la estamos maldiciendo hoy. El sol sigue pegando duro. No habíamos caído en la cuenta pero cuando la vemos nos llevamos una alegría, "una caca di vaca", caemos en la cuenta de que en todo lo que llevamos de ascensión no hemos visto ni una, prueba de lo inhóspito del terreno, es curioso la alegría que nos da. Pronto empieza a cambiar el medio, empezamos a ver el suelo, nos dan ganas de besarle, dejamos atrás las toperas de los berceos, las rígidas ramas de piorno con sus molestas "escobas al viento" y nuestras enamoradas zarzas. Encontramos un asiento a la sombra y una brisa benefactora nos acaricia y nos refresca la cabeza, los pulmones se llenan de aire y la sangre riega de nuevo la cabeza y empieza a volver la poca cordura que nos queda, no queda más remedio que reconocer que he estado al borde del golpe de calor. Conclusión: hay que buscar una gorra de mi talla, tarea que no va a ser fácil.

     Una vez que nos encontramos mejor, un vistazo, dado el desgaste nos parece lejísimos el mojón de las Tres provincias, punto por donde tenemos que pasar de vuelta.


     ¡Vamos a situarnos! Al fondo el mojón, a nuestra izquierda la vaguada de Boquerón, esa meseta, curvas de nivel, cerro, hondonada, curvas que marcan la pendiente que se acerca a nosotros, ¡cómo es esto!, no le vemos, pero estamos a cuatrocientos metros del vértice ¡Vamos! Efectivamente, rápido le vemos estamos muy cerca, ya.



     Una vez arriba el verdadero motivo de la etapa esta más cerca, este no es otro que ver íntegramente el Campo Azálvaro. Nos dirigimos al oeste a verle, menudo patinazo, el sol le tenemos justo de frente y la bruma que lo cubre nos difumina su visión, ¡otra vez que nos quedamos con las ganas! la última vez fue culpa de la niebla repentina. Bueno a la tercera va la vencida.


    Tendremos que pensar en venir otra vez, (por el camino bueno), pero tendremos que venir de madrugada para que no nos estorbe el sol y de paso dar una vuelta por la meseta que corona la cima de Cabeza Renales. Tenemos que asomarnos por los cuatro puntos cardinales, hoy no va a poder ser por la hora y por el cansancio. ¡Nos vamos!, eso sí, por un camino mucho mejor. Se agradece el vientecillo, la pendiente es hacia abajo y lo mejor de todo desembarazados de berceos ocultistas y resbaladizos, despejados de los azotes de los piornos y lo mejor de todo no nos flagelan las zarzas, aunque nos llevamos buenos recuerdos (arañazos mil) de nuestros queridos espinos. Se nos olvidaba despedirnos de los escaramujos que había menos, pero esos no arañan, apuñalan.

      Al sol le falta poco para esconderse detrás de las murallas de Ávila, ahora no nos castiga, nos acompaña, al cementerio de bolos.


     Formando parte de este cumulo hay uno especial, grandísimo y precioso, nos encanta, es una especie de Peña la Casa. Alguien se tomó el trabajo de tapar unos huecos dejando ventanas y puerta. Algún pastor pasaría más de una noche a su amparo y en días de mal tiempo le daría cobijo. Del diseño ni hablamos, ni al mejor arquitecto se le habría ocurrido tapar un "loft" de diez metros cuadrados con una sola teja eso sí de granito con un peso aproximado de 100.000 kg., bestial y preciosa. Nos devanamos los sesos sopesando las posibles formas de la colocación de esta mole de ¡100 toneladas!, ya en su día nos preguntábamos sobre la cubierta de la Cueva del Monje de Valsain, del mismo material, pero esta es el triple de pesada que aquella, ¡maravillas de la naturaleza!, ojo, ¡las dos!.


     Teníamos en mente también tratar de buscar el yacimiento protohistórico que supuestamente se ha descubierto por la zona, pero hoy nos apremia el tiempo, continuamos y pronto llegamos a la fuente de Majada Velasco, ¡un trampal! Sigamos, estamos ya en la Solana de Varondillo y  a continuación vamos paralelos al camino de Peguerinos y nos encontramos con la luna enfrente, parece que nace del pimpollo, ¡Tan cerca y tan lejos!.

     Vecino del pimpollo "lunar", un pino con "cáncer de coguta", que la unidad de oncologia de la naturaleza le ha  tratado con "radiaciones fotónicas solares y quimiosíntesis" y le ha curado dándole una nueva vida y una belleza inusitada.




     Vamos a reanudar la marcha y girando la vista al norte, vemos el punto donde nos ha vuelto la vida. Ahora más tranquilos, más frescos, más descansados y disfrutando de la naturaleza como nos gusta, le comento a mi compinche lo canutas que las hemos pasado, una vez más. Aunque lo que está claro es que hay que ver el vaso siempre medio lleno y eso se arregla echando otro vistazo. Un poco más a la derecha y nos encontramos la depresión de Boquerón dirigiéndose a cruzar El Espinar, los pinos de los Artiñuelos a la derecha, la cuenca del Moros, al fondo la sierra del Quintanar y más al este, nuestro futuro reto, "Montón de Osos", llamándonos a gritos.


     En un santiamén nos presentamos en el "Trigüemino", salimos de la provincia de Segovia y entramos al cantón de Madrid por los Tientos, aprovechamos y visitamos la jurisdicción de Ávila y con el sello de urgencia volvemos a entrar en el término de El Espinar.


     Nos dejamos de sentimentalismos y nos lanzamos a tumba abierta con cuidado con los cascajares del principio del descenso, bajamos de nuevo por la senda de Santa Quiteria. Acompañamos al Boquerón en su descenso y nos lo agradece con su suave  y beneficioso rumor. Atenta la compañía, ¡Izquierda Arrr! No se sabe bien como hemos sido tan tontos de subir por aquí, vemos la manchita verde oscura, el famoso acebo que no ha sido capaz de regalarnos un poco de sombra.


     Lo cierto es que estamos aquí, en un periquete nos presentamos de nuevo en la doble fuente De las Heras, con su agradable agua, tan fresca, que hoy más que nunca lo disfrutamos y se lo agradecemos, ¡Vámonos que viene la noche!. Una cosa que nos resulta muy curiosa es el abultado número de pequeños arroyos que cruzamos porque salen de la seca Cabeza Renales para confluir en el Boquerón que vamos dejando atrás hasta que se queda en un susurro.

jueves, 6 de abril de 2017

Valsain-01-04-17



01-04-17

Capitulo I 

Boca del Asno

     De nuevo Valsain de nuestros amores, hoy digamos que haremos una tercera etapa de las pesquerías comenzando en el área recreativa de Boca del Asno.


     Desmontamos y nos acercamos al Centro de Interpretación, curiosamente no se puede ver, está cerrado, afortunadamente el encargado de darnos la mala nueva, además de ponernos al corriente nos da unos folletos, nos llama la atención antes de entrar salían tres chavales y según nos vamos entran seis, hoy sábado que hay bastante gente esta cerrado y luego le tendrán abierto toda la semana, que imaginamos que no vendrá mucha gente, lo metemos de nuevo a la carpeta de pendiente.

     Nada más cruzar el puente a la izquierda, a disfrutar se ha dicho, tanto transito durante tantos años no nos quepa la menos duda que dejan huella, vemos como afloran los "intestinos" de los pinos, que gracias al abundante agua y comida se les ve sanos.


     Da gusto ver lo limpia que baja el agua, transparente, incolora, permitiendo divisar en el fondo los millones de "huevos graníticos" de todos los tamaños, que ha labrado  durante muchos miles de años.

     Entramos en un cañón, en la margen izquierda, el granito está cortado por el "cuchillo" del río, en nuestra margen se ve la como ha sido la mano del hombre quien ha cortado el granito con mano experta, posteriormente con la piedra cortada hicieron una calzada tremenda de larga, nosotros hemos visto unos doce kilómetros y no hemos visto todo, no cabe duda que es una obra descomunal, sobre todo teniendo en cuenta que se hizo hace casi 250 años.



     Llegamos a lo que queda del puente de los Vadillos, se ven los dos estribos con sus arranques, dos tajamares con sus respectivas pilastras, precioso, una pena que le falte la plataforma.



     Continuamos y pronto nos encontramos con dos puentes de nueva construcción, también llamados de los vadillos, salvan los arroyos del Paular y del Telégrafo que convergen en este punto, dejamos pendiente para la bajada subir por este último. 



     Aquí no paras de asombrarte, detrás de una sorpresa viene otra, ¡tremendo bolo! y es que precisamente visto desde aquí es lo que parece, aunque tiene tres metros de ancho por cinco de alto por uno de grueso, unos quince metros cubico, unas cuarenta y cinco toneladas, a esta mole nuestro amigo el río le va escarbando los bajos y la está separando de su compañera de viaje dejando un paso entre las dos, la composición es espectacular, vamos a pasar con mucho cuidadito por debajo, no creo que caiga de golpe.


     De la naturaleza ruda, extraordinaria, nos vamos a la naturaleza bella, delicada, podríamos decir exquisita, formando un jardín diminuto unas prímulas (Prímula vulgaris), unas hierbas, unas raíces, una piedra y unas plantitas rastreras,  nos encontramos con una composición que nos hace deleitarnos con ella, (la primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido).


     Vemos algún salto de agua más y ¡caramba!, la mano del hombre y el cerebro se ponen a ejecutar, como vamos mirando al suelo y al río, de repente aparece delante de nosotros un puente tremendo y se podría decir que visto desde aquí abajo impresionante. Puestos debajo de él ¡da gusto ver cómo trabajan los canteros!, en realidad es una obra, pero de arte, los estribos, contundentes, con tres contrafuertes, necesarios dada la altura, las impostas colocadas en hiladas rectas, todas perfectamente aplomadas, dos hiladas de sillares volados y un arco formado con dovelas perfecto, nos subimos, vamos a ver si puede conmigo, si, puede, no se ha caído y nos alegramos porque nos asomamos al parapeto y hay unos treinta metros hasta el agua.



     Un vistazo, vemos una serie de carteles y concluimos meter un par de etapas a la carpeta de pendiente, parecen prometedoras. Vemos la bonita fuente de la Canaleja con un pilón que parece una piscina y muy bien rematada por arriba.



     Dejamos atrás el puente de la Cantina y de regreso bajaremos por el margen de la plebe, esta menos definido, pero se ve una senda que nos permite bajar, es curioso el acopio de bolos que hay en esta orilla, lo que aprovechamos para buscar dos cómodos asientos con un cojín de musgo para disfrutar del bocata, en estas estamos y la oradora ve una tribuna, la cual aprovecha para darme una perorata.


     Nos vamos dando vueltas en la cabeza a la monserga recibida, pero rápidamente se nos va  con el panorama que nos rodea. Ahora nuestro cerebro sigue asombrado con los berrocales graníticos que hay por todas partes, si uno es bonito el otro más, todos con la chapela en este caso verde, ¡Quien o que ha colocado este bolo aquí!, como quiera que sea quedado para exponerlo en una galería.


     ¡Prosigamos! Pronto dejamos a nuestra izquierda lo que queda del puente de los Vadillos, vamos viendo desde esta orilla el magnífico trabajo que se hizo en este estupendo jardín lineal que tanto nos ha hecho disfrutar en anteriores ocasiones y nos está haciendo deleitarnos hoy.


   
  ¡Cuidado! Casi tropezamos con unos ejemplares de pino amputados por motivo de la gangrena que se ve claramente que sufren, una pena, están rectos como velas y su diámetro (60cm.) y longitud (27 m.), aproximadamente, otra vez que nos hemos dejado la forcípula en casa, ¡cachis!.


   
      Nos encontramos una fuente con agua fresca, el tosco pero trabajado cartel ha sido dañado por algún "artista" motivo por lo cual somos incapaces de descifrar su nombre, rápidamente llegamos al área recreativo y nos recibe otra fuente, esta más monumental pero no corre el agua, además de no ser apta como reza el cartel.




     Tenemos un poco de prisa nos vamos al coche, pero antes un vistazo a un precioso ciruelo silvestres que se ha puesto su traje rosa primavera.


     Una vez más hemos disfrutado de un día precioso, un entorno majestuoso y hay que recalcar una vez más la limpieza de todo el ámbito de las pesquerías, diríamos que de todos los montes de Valsain, es envidiable, no se entiende muy bien cómo es posible que no sea igual en nuestros montes, que pasa, ¿somos más cochinos?, ¿vienen más cochinos?, o ¿se limpia menos?, no se lo será,  pero la diferencia es grande. 
   
  P.D.: Si no estuviera inventado este camino habría que inventarlo.

 CAPITULO II

Los Gabarreros

     Aprovechando la coyuntura nos acercamos a ver la liguilla de corte de leña que se hace los fines de semana en Valsain, primero vamos a recabar información, nos acercamos al bar de la Pradera, nos tomamos un café y como nos imaginábamos era un buen punto de información, ¡el mejor!, allí mismo nos ponen al corriente. Nuestros paisanos no vienen hoy, mañana participan en Vitoria en un concurso, bueno ¡otra vez será!, de todas formas vamos a ver cortar a los Valisabinenses que participan hoy, tenemos la suerte que uno que está en el bar lleva la misma dirección que nosotros y nos muestra el camino. Nos lleva al lugar conocido como la Maquina Vieja, allí se celebra el corte muy mermado, porque alguno de los de aquí también compiten el domingo en Gasteiz.

   
  Empiezan por los preparativos, ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Lo primero preparar los troncos, hacerlos el asiento, quitarles la corteza y sujetarlos a dos largueros para que no bailen, un repaso a las hachas y escogen las que van a utilizar.  




     Preparados, listos, ¡ya! Comienzan y empiezan a saltar astillas algunas de tamaño considerable, cortan los troncos como si fueran de mantequilla, o por lo menos eso parece, aunque en realidad cuesta lo suyo, pero da gusto ver como lo hacen, un tronco, dos, tres y cuatro, campeón, los han cortado rápido, pero se les nota con el corazón acelerado.


     Unos minutos de descanso, que se les normalice el pulso, les felicitamos, charlamos un rato con ellos, le damos las gracias al que nos ha indicado el camino, le damos recuerdos al que va al día siguiente con nuestros paisanos al concurso de Vitoria y nos despedimos de todos. ¡Un rato verdaderamente agradable! Antes de salir del pueblo,le decimos adiós al aserradero y a la chimenea "tocaya" de la de la Estación ¡Hasta la próxima! que no será tardando mucho.