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viernes, 27 de marzo de 2020

14-03-20 El Arcipreste





14-03-20


Pre-clausura

      Hoy nos acercaremos al Arcipreste de Hita y no hablamos de la calle con ese nombre de Madrid que va desde Meléndez Valdés a Isaac Peral en el distrito de Moncloa, calle que recorrí cientos de veces hace 44 años durante el periodo de tiempo que estuve haciendo la mili.

      Nos vamos a Gudillos y aparcamos a la puerta de los Praderones para equiparnos con lo elemental y arrancar. Nada más cruzar la puerta tomamos la Cañada Real Leonesa y nos vienen a la memoria los riquísimos olores de esos embutidos que hacen por esas tierras. Huyendo del pecado nos vamos por la derecha hasta llegar a la "txalaparta segoviana". Observándola nos quedamos hechizados, vemos el primer tríptico vertical ¡Lo nunca visto! En primer término, abajo, apreciamos unas transparencias, arriba, el realismo y entre ambas, efecto del reflejo en el agua, vemos el impresionismo de Renoir.



Agua clara.

      Antes de cruzar el río "interpretamos unas partituras y a continuación, al compás de la audición, atacamos las rampas de las Aguardenterías que siguen igual de empinadas que las dejamos la última vez y que después de subirlas nos depositan a una explanada que en las fechas que corren y gracias a la climatología, está radiante.



Pradera de la "Cenicienta".

      Estamos bebiendo agua cuando nos sorprende por la espalda el especialista del mountain bike o como se decía antiguamente ciclo cross. Extrañados de la silenciosa aparición le saludamos y él que tampoco nos había visto, también nos dice adiós. ¡Es imparable e inagotable! Como no puede ser de otra forma en un campeón como él. 

      Con la sed apagada continuamos. Cruzamos el cordel de La Campanilla y tomamos el camino que sube rodeando "el vuelo" de la falda del Cerro de Matalafuente, es un camino con bastantes piedras pero tienen una curiosidad, todas ellas están desgastadas, nos preguntamos si podría ser por el tránsito humano durante los más de siete siglos que se lleva utilizando y sobre todo  desde que se hiciera el monumento natural de las peñas en honor al Arcipreste hace 90 años, durante los cuales la afluencia ha sido considerable y se ha multiplicado ampliamente los últimos veinticuatro con la marcha que lleva su nombre, con más afluencia cada año. Aunque parezca mentira porque llevamos puestas las botas de montaña se disfruta del "tacto  podológico" a cada paso de las piedras redondeadas, limpias, erosionadas y suaves. Estamos llegando al collado, levantamos la vista del suelo y nos encontramos delante nuestro una aparición, un curioso árbol que tiene que ser "adoptado". Se le ve desubicado, creemos que es un ejemplar difícil de ver por estas alturas y en un lugar que está azotado por el viento, parece más de ribera, por las fechas que son no tiene hojas, esto nos permite ver su silueta, advertimos que es un precioso tronco triple con un dosel de bonita forma redondeada, no estamos seguros de la especie que es, esperamos que haya alguien que nos diga su nombre aunque no sea fácil.


???

      Le "adelantamos" y llegamos a la frontera con el "país vecino", Guadarrama, que cruzamos libremente, por la hora que es suponemos que la "brigada de extranjería" estará comiendo. Bajamos hasta la fuente de Aldara, nombre de la vaquera de Tablada que evitó al Arcipreste la muerte por hipotermia, dándole cobijo para que posteriormente se lo agradeciera tildándola de fea. Cuando llegamos a su altura nos la encontramos marchita, se la ve que hace tiempo que no cata el agua y estamos en marzo. Una vez aquí y llegada la hora aprovechamos para dar cuenta de un menú de los que gustaba de comer al de Hita compuesto de capones, liebres, piernas de puerco, costados de carnero, faisanes, jabalíes, truchas del Alberche, sardinas saladas, besugos de Bermeo y todo ello sazonado con sal de Belinchón y regado con los ricos vinos de Cebreros.


Caño seco.

      Después del imaginario festín medieval saciado el apetito nos acercaremos al monumento granítico que se hiciera en honor al arcipreste. Seductor amante de viudas, dueñas, monjas, serranas, y de cualquier faldón que se le cruzase por delante, amigo del buen yantar, afecto al buen vino en demasía, partidario de ser acogido en casas, panaderías, fondas y ventas,  vamos lo que hoy daríamos en llamar un vividor por decirlo suavemente, le salvaba su afición a devorar también  cordeles, veredas y cañadas.

      En uno de sus múltiples viajes paso por estos parajes, según reza una inscripción  de este monumento primorosamente labrada por unos artistas canteros que dice que el viajero paso un mes de marzo del año 1329, solamente faltan 9 años para cumplir los 7 siglos de su paso por este punto.


      Damos una docena de saltos de cabra por los alrededores del monumento para acabar  delante del arca donde dejaremos escrito dos o tres párrafos para la posteridad. En estas estamos cuando caemos en la cuenta que a la izquierda a una zancada ¡Oh lala! Descubrimos a esa plantita que nos gusta tanto y que desconocíamos su nombre y ahora no, gracias a que  una amiga de Hoyo de Pinares nos le descubrió.




Leyenda del monumento del Arcipreste en la que se ve un enorme trabajo de bujarda y puntero, precioso. 

Cofre de manuscritos.

Ombligo de Venus.

      Después de disfrutar del entorno saltando, leyendo, escribiendo y autorretratándonos iniciamos el regreso. Dejamos a nuestra espalda el monumento, cruzamos el collado que está a una altura de 1638,23 yardas sobre el nivel del mar, pasamos al lado del "trigüemino"  y retomamos el cómodo camino "empedrat". Pisamos delicadamente las piedras pulimentadas, vamos disfrutando de su masaje relajante, cuando vemos subir a dos "corzos" que llegan rápidamente a nuestra altura y descubrimos que son mi tocayo y su hija, cuatro chascarrillos y continúan subiendo de forma envidiable, están en plena forma, "no como otros", que tenemos mucho "torreznaje" encima que nos lastra en demasía.

      Ahora como estamos bajando vamos más ligeros. Frenamos  en seco ante un hipotético homicidio, descubrimos unos "restos mortales", rápidamente hacemos una autopsia in situ, por medio de la botánica forense hacemos un estudio interno, del cual podemos sacar varias conclusiones, el muerto es de la especie pino albar, con una edad de unos 50 años y enfermedades internas. Descripción de lesiones: apreciamos un corte producido pre mortem con moto sierra, se aprecia claramente por el "sangrado", ha sido víctima del brutal ataque del viento que ha provocado su caída separándole de su sistema radicular produciéndole una lesión mortal.


Si quieres y tienes buena vista puedes contar los años que tenía el difunto.
      D.E.P. Continuemos… ¡Anda! ¡La famosa "Majá Pericón"! Subimos sus escaleras, estudiamos sus ruinas y nos vamos a la fuente que le pusiera una bañera I. para recoger el agua con el fin de que los animales puedan beber.


Muchas duras noches paso aquí Pericón

      Nos vamos pensando cuantos días libró la "majá" de las inclemencias a muchos gabarreros. Cruzamos el Cordel de la Campanilla, vadeamos el arroyo del Cuervo que baja muy escaso de agua para las fechas que son y llegamos a ese lugar que tanto nos gusta. Es un micro universo en sí mismo, podemos ver el pasado, decenas de bellos tocones, el presente cien pimpollos radiantes y el futuro miles de huevos de anfibios cada uno con su embrión esperando su eclosión para que salga una infinidad de pequeños renacuajos que en aproximadamente un mes terminan la metamorfosis convirtiéndose en preciosas ranas, que posteriormente entrarán a formar parte de una coral que todos los días dan preciosos conciertos de croado.


"El cementerio del tocón"

     Nos vamos hacia el sur y cuando llegamos a la Cerca Montosa la rodeamos. Bajamos por la cresta de la trinchera y vemos un ejemplar que para salir de la sombra huye doblando "el lomo", va en busca de la luz tan necesaria para su vida, es curiosa la corteza que tiene tan oscura y repleta de profundos de no sabemos decir si son arrugas o surcos, aun no le han salido las hojas pero si los amentos. Nuestro desconocimiento nos lleva a pensar que es de la familia salix, tenemos que echar mano de alguien que nos indique su nombre si tenemos suerte.


El contorsionista.

Amento de ???
      Bajamos hasta el Gudillos que vemos que baja muy escaso de caudal por estas y a estas alturas que andamos. Si la climatología no lo remedia esta primavera cuando llegue el verano volverá a presentar la deprimente "deshidratación" de los últimos años. Verle, bueno, en realidad no verle, entendemos que para decir verle tendría que tener la condición de que corra el agua por su lecho. Es de suponer que dentro de la definición de río es más importante el agua que la vaguada por la que corre, gran dilema ¿Qué fue primero el caudal o el cauce? De lo que no tenemos dudas es de la manera de vadearlo, un ligero saltito nos basta. Una vez cruzado retomamos la cañada Real Leonesa en dirección a la meta, una gozada disfrutar del verdor de los praderones que dan la impresión de estar recién segados, bien regados y pasado el "aspirador", un auténtico deleite ¡Interruptus! Cruzamos por una inmensa cicatriz que secciona el pinar, claramente se ve que está hecha por un gran "cirujano" que ha pasado su bisturí y con la colaboración de su equipo formado por topógrafos, montadores de columnas y electricistas han trazado una perfecta línea recta que va de la subestación de tablada hasta la Venta del Hambre enfrente de los Ángeles de San Rafael (visto sobre plano) desde nuestra posición lo que vemos es un trabajo impecable, intachable parece realizado por un relojero gigante.  


Recta perfecta.
      Llegamos a la recta final, la liebre da un sprint y se presenta vencedora en la linea de meta, un minuto después llegas el "pelotón".


      P.D.: Desde ese día por la tarde llevamos confinados y no sabemos si nos matará el coronavirus pero mirando al futuro nos imaginamos un par de meses completamente aislados ¡Qué futuro más negro! Está primavera de nuestra vida no la vamos a disfrutar en el campo, se nos va hacer larguísima, ojala se pase lo más rápido posible y sobre todo que sea con los menos daños posibles.



  



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lunes, 16 de marzo de 2020

23-02-20 San Blas





23-02-20

Los txalapartaris

      Como no podía ser de otra manera tenemos que hacer la etapa nuestra de cada día y para ello aprovechando que estamos en la capital del mudéjar nos vamos a caminar paralelos al río Guadalaviar, tan mudéjar como la provincia y con la curiosa particularidad de que justo antes de llegar a Teruel cambia de nombre por el de Turia que pasará posteriormente por nuestro queridísima Torrebaja del Rincón de Ademuz  hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo por Valencia.

      Para ello nos desplazamos a San Blas pueblo que se halla a unos siete km. de la capital, a nuestro paso por él nos topamos de nuevo con la ley de la casualidad universal. Diría el refrán que por San Blas lo lógico sería que viésemos una cigüeña, la realidad es otra muy diferente, no vemos ni cigüeñas blancas ni negras, al que descubrimos paseando por la acera es a un primo nuestro. Paramos para saludarle, charlamos, él también es andarín, nos comenta sobre el trayecto que haremos hoy, nos despedimos y nos vamos al comienzo de la etapa. 

     Antes de cruzar el puente sobre el río, nos vamos por la derecha y pronto llegamos a una explanada donde aparcamos, cogemos los cachivaches y arrancamos. Vamos paralelos a una acequia y pronto llegamos al punto en el cual toma el agua que regara  entre otras el área de Guea, cruzamos el dique por un puente metálico de tramer.


Azud.

      Nos viene a la cabeza el azud del acueducto de Segovia, como no puede ser de otra manera teniendo en cuenta que fue el primero que viéramos, es llamativa la diferencia entre las dos construcciones con fines similares y entornos tan distintos.

      Subimos por la margen izquierda y hemos cruzado a la derecha. Ahora que vamos por un camino tendido, por la sombra, con una temperatura ideal, arrullados por el murmullo del río nos disponemos a disfrutar de la etapa. Nos llega el chismorreo de un salto de agua

´Gradas.
.
     Subimos y nos asomamos al Mirador del Pozo, un vistazo rápido, la maleza nos dificulta su visión. Continuamos y llegamos a la estación de aforo nº 8096, la curiosidad nos lleva a dar un vistazo a sus estadísticas, los últimos años que vienen reflejados 2015-16 dan unas cifras raquíticas, la media de todos los meses fue de menos de un metro cubico/segundo.


      Calculemos el caudal en el día de hoy. Siendo Q el caudal, V la velocidad y S la sección y sabiendo que Q = V •S y con las medida de la velocidad estimada y la superficie del rectángulo del paso del río por la estación veamos el caudal actual, Q = 0,70 m/s • (1 m • 0,35 m) = 0,245 m3/s aproximadamente.


     La curiosidad nos lleva a sumergirnos en este "charco" porque nos ha surgido una polémica, ¿Que río baja con más caudal, el Guadalaviar o el río Moros? No hemos tenido que subir a la estación de aforo de la Panera a medir, como no podía ser de otra forma cada cuenca tiene registrados sus respectivos aforos desde bastantes años atrás y efectivamente el Moros baja con más caudal. Además nos encontramos con infinidad de datos curiosos como por ejemplo que de los últimos años, el año 1989 tuvo una media altísima en el Moros, también vemos el aforo de casi 25 m/3/segundo en un momento puntual del Guadalaviar cantidad ingente para pasar por estas estrechuras.


Estación de aforo en el Guadalaviar.



Q= V · S

      Vamos dejando las Matemáticas atrás para volver a empaparnos de naturaleza y pronto lo conseguimos. Nos encontramos con una estrecha garganta, que podemos atravesar gracias a un pasillo aéreo y metálico, en el centro  descubrimos una primitiva construcción de una pequeña represa realizada al tiempo de la constitución de la ciudad de Teruel. Los interrogantes se nos acumulan, primero la utilidad, que suponemos que sería para el riego, pero lo realmente difícil de entender es cómo fue posible su construcción con la falta de medios y su situación ¡Asombroso!


El Arquillo.

      Posteriormente vemos una fotografía del año 1995 en la que se ven claramente cuatro cosas: primero que el muro por abajo tiene un arco; segundo que ese año fue tremendamente seco; tercero que el balcón es posterior a ese año y cuarto que por ese ojo "subacuatico" es por donde pasa el agua y nos desmonta lo que a la vista nos parecía un milagro, no se veía ni cómo ni por donde pasaba el agua.

      Una vez cruzado el estrechamiento bajamos a una "senda botánica", al rosario de chopos que buscan ansiosamente la luz del sol que les oculta la tremenda altura del desfiladero y que flanquean al rió en ambas márgenes. Hay que sumarle sabinas, sargas, bardagueras, espinos expertos  en infringir dolor, etc., pero hay una poco conocida por nosotros que forma composiciones espectaculares y con el bonito nombre de plantas rupícolas (capaces de vivir sobre las rocas).


Hierba de la Lucia.
     
      Su visión es cautivadora y antes de que se nos pase la impresión nos encontramos un nuevo ejemplo, este acompañado de lo que creíamos una naturaleza muerta y que posteriormente nos dejó con la duda.


¿Que bebe?




¿Muerta o medio muerta?



      Cambiamos de margen y un cartel con el curioso epígrafe de Cueva de la Murciágana nos hace asomarnos pensando encontrarnos una subespecie de murciélago murciano. No entendemos que uso se le habrá dado antiguamente pero se ve claramente que ha tenido una utilidad porque al fondo se ve un "Jergón" de obra, estrado, etc.









     Continuamos y vamos viendo murciáganos por todos los rincones. De repente desaparecen ante la vista de un paredón estratificado perfectamente en líneas rectas paralelas y cuarteadas, parecen colocadas por un "reponedor del super" ... Suponemos que se le podría denominar el catón de la mineralogía. Nos imaginamos al geólogo con la varita dando la clase y explicando las diferentes eras, periodos, épocas, tiempos y los diferentes materiales, aunque en este caso se ve bastante homogeneidad en sus componentes, cruzamos una nueva "txaparta" dando otro pequeño concierto, al tiempo que cambiamos de "acera".


Estratos cortados con el bisturí y el tiralíneas.

      Atraviesan los "txalapartaris" el río para seguir ahora disfrutando de la grandeza del cañón, al tiempo que vemos de nuevo una nueva "txalaparta" al fondo, cuando llegamos a ella aprovechamos para dar otro pequeño recital y cambiamos de nuevo de margen.


Imponente.

      Cada vez que cruzamos el río tenemos una sesión que nos ameniza aún más el trayecto, de esta manera cuando nos queremos dar cuenta vemos al fondo del desfiladero la pantalla del pantano.

Cañón de agua.

      Hemos llegado a los pies del dique desde donde subiremos una tremenda escalera de peldaños de desiguales huellas y contrahuellas por la que llegamos a la pasarela de la pantalla. Estamos solo unos sesenta metros más altos pero nos ha entrado un hambre como si hubiésemos subido un ocho mil.

Pantalla.

      Para nuestra sorpresa, descubrimos un tranquilo merendero con mesas y bancos que nos viene de perillas para nuestra siguiente misión que no es otra que matar la carpanta. Estamos relativamente cerca de Torrebaja y se nos vienen a la cabeza sus famosas gachas de panizo ¡Que ricas! Y ¡Cuánto tiempo sin comerlas! Como no pueden ser las gachas nos comeremos el bocata y lo "otro"  sin porrón. 

     Una vez saciados y como estamos a la sombra de una pinada, entramos en un estado letárgico. Realmente el sitio es encantador, la visión del agua, el trinar de los pájaros, la calma y la buena temperatura nos lleva a la gloria. Después de un rato no nos queda más  remedio que estirar las piernas. Nos asomamos al pantano cosa que siempre es agradable, miramos en la dirección que trae el río y recordamos el día que conocimos el pueblo fundado por mi tatarabuelo, Gea de Albarracin (broma de mi padre) Hicimos una visita al ayuntamiento y posteriormente mant
uvimos un agradable charla con un profundo conocedor de la historia del pueblo que nos explicó que el nombre viene desde que en el siglo XI estuviese la zona dominada por un clan bereber llamado Aben Razin ( al-banu-racin pueblo de los hijos de Razin), precioso nombre. Lo que no nos acabó de explicar fue de donde salía el Gea. Por nuestra parte seguiremos en la creencia de lo que suponemos era una broma de mi padre y lo achacaremos a que fue nuestro tatarabuelo el que le añadió el Gea. Lo mejor de aquella charla fue que nos recomendó visitar el pueblo de Albarracín del que desconocíamos su existencia, pueblo bello donde los haya, verlo y disfrutar de él todo fue uno ¡Un flechazo! Inolvidable y que ojala podamos volver a disfrutarlo. Aunque nos hayamos a quince kilómetros dirección sureste hemos tenido viaje en el espacio y en el tiempo, una bonita experiencia, regresamos al lado del "mar del Arquillo de San Blas" y a la realidad.



Sosiego.

    Vamos a ver si al tiempo que bajamos la escalera también gastamos las proteínas turolenses y lo "otro". Llegamos abajo sanos y salvos para desandar nuestros pasos y nos encontramos con uno de los múltiples carteles que le indican al caminante que hay que tener cuidado con las posibles riadas, viendo el caudal actual da la sensación de riachuelo pero ya hemos visto muchas riadas y nos vienen a la cabeza los veinticinco m/3 segundo que se dieron en su día y no le deseamos que a nadie le pillara andando por este cañón.


Hacer caso.

     Recorremos un tramo de la senda franqueada por esbeltos chopos engalanados algunos con túnicas de hiedra, incrustado entre los paredones resultantes de miles de años de constante erosión que con el paso del tiempo y los efectos de la naturaleza a día de hoy se hayan cubiertos por verdes y frescos jardines verticales.



Pasillo encantado.


    Le hemos visto varias veces sin hacerle mucho caso y en un momento de lucidez le leemos con más atención, miramos hacia a las alturas y descubrimos que deberíamos de respetarle. No nos avisa de algo blando como el agua, de lo que nos avisa es de los posibles desprendimientos de piedras, que fijándose un poco, es fácil darse cuenta que podría ser fácilmente y muy gordas. Vemos infinidad de pedruscos situados muchos metros por encima de nuestras cabeza s en claro equilibrio cósmico, únicamente haría falta que se posase sobre las piedras una mariposa para provocar una avalancha ¡Mil ojos y suerte!







     Cruzamos de nuevo otra "txalaparta" en la que como en todas las anteriores damos otro pequeño concierto.
"Txalaparta"
      Después de cruzar de nuevo el río nos subimos a una nueva pasarela que discurre por otro precioso desfiladero, este es el más estrecho de todo el recorrido, alcanzamos una vereda que nos acerca a una escalera dividida en varios tramos que nos llevará al punto desde el cual descenderemos suavemente hacía la meta.

"Pasarela Cibeles"



Escaleras al cielo, al fondo, arriba, podemos apreciar la barandilla.


      Cómodamente vamos terminando la etapa como tañería en su guitarra Paco de Lucia, "entre dos aguas", a la izquierda las aguas de la acequia que fluyen suaves y armoniosas y por la derecha, más rotundas las aguas del río. Estamos encantados de terminar una etapa tan bonita como la de hoy acompañados todo el rato por este río con el nombre que tanto nos gusta Guadalaviar (del bereber  wadi al-abyad, que quiere decir río blanco) con él llegamos a la meta y después de una etapa tan geológica, musical e hidrográfica tan mudéjar los txalapartaris se van a por el “Pucherico” prometido.

      



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domingo, 1 de marzo de 2020

15-02-20 Ruta de los molinos





15-02-20

Ruta de los molinos

     No sabemos si exageramos al decir que creemos  tener una plaza de aparcamiento en propiedad en el área de recreo de El Fresne, de cualquier manera hoy no hace mucha falta porque aunque hace un día estupendo no se ve que haya mucha afluencia de personal. Por nuestra parte nos equipamos y arrancamos, nos vamos a cruzar el río Becedas por el puente que hay justo aguas abajo de la pantalla del embalse al que vemos sobrado de aguas, en la anterior visita le vimos muy escaso de agua, por eso nos alegra la vista verle rebosando y cayendo a una alberca que imaginamos que puede hacer las funciones de piscina natural en verano.

Embalse de Hoyo de  Becedas I y a sus pies la piscina natural.


     Es empezar a subir y vemos una bonita piedra caballera que nos muestra un claro ejemplo de equilibrio cósmico.

Piedras oscilantes.

     Es evidente que estamos en terreno granítico. Andamos unos metros más, cien de ellos por una tremenda losa. No nos queda más remedio que darnos medía vuelta y a la vista de lo que se asemeja al gigantesco lomo de una ballena granítica emergiendo del agua, se nos escapa una exclamación ¡Vaya lancha! "Imposible botarla".


Lancha infinita.


     Realmente pensamos que no es un granito de primera calidad pero aquí, allá y acullá  se ven pequeñas extracciones en algunos cantos sueltos.  Nos movemos por la Solana de los Prados donde tomamos un camino que discurre entre vallas derruidas por el paso del tiempo y la desatención, a esto le sumamos la flora y la sensación es que nos moviéramos entre ruinas griegas.



Andando por Grecia. 

     Dejamos atrás el camino y nos fijamos en una rocalla formada por piedras graníticas de piel de lagarto que reguardan amorosamente a esas plantitas que tanto nos gustan y de las cuales no sabemos nada, esperamos con verdaderas ansias que alguna persona que la conozca nos diga su nombre, nos encantan.

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     De una estampa idílica pasamos directamente a la visión de los restos de ese "dragón come bosques" que odiamos con todo nuestro corazón.


Restos calcinados.

     Olvidémonos del "Cenizo", gracias a la generosidad y la belleza de la naturaleza nos encontramos de nuevo con nuestras amiguitas las plantitas desconocidas en una nueva formación encantadora que nos cautiva de nuevo. Allá donde nacen dan la sensación de formar parte de una composición floral.



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     Seguimos andando por los caminos mediterráneos y nos encontramos otra formación granítica de las que nos gustan tanto, vemos dos majestuosos bolos y que a uno de ellos aprovechando una fractura le han sacado un "quesito" dejando un hueco estupendo para hacerse un vivac si viniese al caso.


"La boca del bolo"
     Observando los bolos se les ve que están muy cuarteados, les dejamos tranquilos. Antes de continuar miramos al este tras la calima vemos desdibujados a nuestros amigos Almojón y Almenara, les damos la espalda y nos vamos hacia el oeste. El terreno se le ve más pulcro aparece un cerro que es pequeño pero luce esplendoroso.


El cerrete.


Daliniano.


   
    Poco nos podíamos imaginar que encontraríamos un ecosistema completamente atípico por estos lares, en nuestras anteriores visitas no habíamos visto nada igual, hemos llegado a una cañada llamada con buen criterio el Robledillo, de suelo verde limpio de piedras que tanto abundan por el termino y precioso robledal aunque ahora no tenga hojas. Llegamos a una encrucijada de caminos a babor sale una vereda hacia un bello paraje. (A la carpeta de pendiente)


A la izquierda vemos el el acicalado cerro de Matavieja.


     Por la proa continua el camino de la ruta de la Mina Ceferina, (A la carpeta de pendiente, también) nosotros nos vamos por estribor disfrutando del robledal en el que vemos agraciados ejemplares muy bien formados.


Quercus robur.

     Vemos que la climatología continua haciendo de las suyas, el invierno seco y las altas temperaturas que hemos tenido tiene al pilón y al regato que transcurre por el robledal completamente secos.


El abrevadero desecado.

     Nos encontramos una víctima que aun deshidratada es bella, la esencia de la creación, nacer, crecer y perecer.



Barullo.


    La naturaleza quita, la naturaleza pone  y ahora también nos deleita con la visión de la silueta de un majestuoso pino recortado sobre el azul turquesa del cielo.


Altivo.

    Montados en el "tiovivo"  del universo te das cuenta de la fragilidad de la vida en la naturaleza, si atrás ha quedado recortada la silueta de un "musculoso" pino, unos metros más arriba descubrimos la estructura de una esquelética víctima.



Bella decrepitud.


     Terminamos de subir el repecho accediendo a la cima de la Llanada, una tachuela de 1205 m. de altura, se encuentra decorada por un cartel indicativo de la ruta que seguimos y tras ella vemos el vértice geodésico nº 53210.



Llanada.

     Este pequeño cerro es un óptimo mirador en el que montamos el merendero, donde damos buena cuenta de los emparedados, al tiempo que observamos a nuestros pies el embalse Hoyo de las Becedas II rodeado por un pinar de "pompones". Más allá vemos los lugares por donde transcurre la ruta de "Los Visigotos". Al fondo entre tinieblas está la Almenara, para nosotros una jornada inolvidable , los bonitos recuerdos, el apetito saciado, el buen tiempo y la tranquilidad nos invitan a la paz, el sosiego y la meditación, es la esencia de la naturaleza que te empapa de su serenidad al tiempo que se desvanecen temores y pesadillas.


Pantano

Al fondo borrosos el Almojón y la Almenara,


     Con la mente "desinfectada" nos lanzamos a tumba abierta en dirección a la dehesa Boyal, llegamos a una encrucijada donde se cruza el camino que sigue la ruta de la mina Ceferina del cual nos separamos en el Robledillo y que continua en dirección al río donde se une a la ruta del agua y el perpendicular que viene de la Cuerda del Maillo, que nosotros tomamos a nuestra derecha, andando por él descubrimos lo que se podrían llamar prados pero claramente se les ve improductivos motivo por el cual se hallan en claro abandono lo que les sigue dando a sus vallas esa apariencia de humilde "Acrópolis de Atenas". Nos encontramos cruzando el paraje con el bonito topónimo de los Pilones de Valdemigas en el que no se ven los pilones y no probamos las migas.



Prohibido el paso a carruajes.

      Bajando por la vereda entre decadentes prados cruzamos el lugar de Caída del Fresno desde donde llegamos rápidamente a la pantalla del embalse del Hoyo de las Becedas I, obligatoriamente tenemos que disfrutar de su visión panorámica, vemos que vierte agua por el rebosadero pese a las pocas lluvias del invierno.



Al fondo la pasarela.

     Y ya desde aquí tomamos la recta de meta en la que nos espera para despedirnos la obra realizada con los restos de la ermita de la Virgen de Navaserrada, para nosotros una bella creación ¡Nos encanta! Nos despedimos de ella, nos despojamos de los achiperres al tiempo que pensamos cual será el motivo de la denominación de la ruta, no hemos visto ni un solo molino.



Virgen de Navaserrada.



     P.D.: Suponemos que en clara competencia con la anterior un "artista" de nombre desconocido ha perdido su maravillosa "obra de arte" (reflejada en la siguiente fotografía) si lo desea puede recogerla, se la tenemos guardada a buen recaudo.



Ya no está.











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