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sábado, 6 de abril de 2024

7ª de La Vía Verde


27-01-24

7ª de La Vía Verde


         ¡No es lo que parece! Ni nos vamos de caza, ni somos cazadores, ni tenemos escopeta, pero, lo que si que podemos hacer es un "safari" fotográfico de pequeñas piezas pero no por ello menos bonitas que nos hicieron disfrutar de su visión y aun seguimos disfrutando con su recuerdo.

         A la vista del primer fotograma de hoy caemos en la cuenta de que en la entrada anterior  abríamos  con una foto de una tremenda bandada de cigüeñas y en la de hoy iniciamos también con otra bandada, esta vez de patos, como sigamos así acabaremos de expertos ornitólogos que tampoco nos disgustaría porque nos encanta esa palabra.

Hora de comer.

Salto espacio-temporal

         ¡Al tajo! Sin que sirva de precedente, nos vamos a saltar el curso del desarrollo del proyecto original, para ello haremos un pequeño subterfugio, adelantaremos la etapa para hacerla en séptima posición y no es que nos hayan abducido los extraterrestres, el motivo es más sencillo, nos acompañan dos componentes del Comando Peñota que nos han sobornado con la promesa de invitarnos a comer aquel plato que deslumbraba al entrañable Sancho llamado en la Mancha "duelos y quebrantos"  imposible negarnos...

          Para ello nos quedamos en el kilómetro 13.500 de la SG-V-3311 y ellos se van a la meta donde dejarán el coche para venir a nuestro encuentro. Nosotros arrancamos cerca del apeadero de Armuña que dejaremos aparcado para la siguiente etapa, cruzamos la carretera para coger La Vía en una de sus clásicas "rectas segovianas" desde donde vemos al fondo un puente sobre la misma y  a estribor un pequeño pueblo

El ojo indiscreto del puente.

         Antes de llegar vemos que para acceder al pueblo tenemos que salirnos por babor para llegar al Cordel del Camino Real, cruzar por el puente y descubrir el sugerente pueblo de Miguel Ibáñez, incluido su reflejo en la "albufera".

Miguel Ibáñez.

      Entramos al pueblo para disfrutar primeramente de "la albufereta" con su avifauna de la familia anatidae, en principio creíamos que huían de nosotros, pero pronto caemos en la cuenta que el motivo no es otro que la llegada del custodio encargado de alimentarles.

Hora del desayuno para los palmípedos.

          No se apreciaba bien desde La Vía, tenemos que dar un pequeño rodeo para acercarnos al cartel y verle de cerca.

Artístico.

          ¡Nos ha encantado el cartel! Entramos al pueblo, llegamos a una plazoleta con el firme hormigonado como todas las calles, en ella está situado el potro de herrar con los muros que rodean el conjunto muy bien pintados y con unas macetas con sus respectivas plantas bien cuidadas.

Limpieza ante todo.

          Nos vamos a la plaza mayor donde nos encontramos con el deposito de agua elevado realizado en ladrillo ¡precioso!

¡Agua al duelo!

             Nos dirigimos a la iglesia y por la calle que hemos cogido nos topamos con la torre de la misma realizada en piedra y ladrillo que nos muestra su colección de campanas, le damos una vuelta a la iglesia, a su espalda nos encontramos con un paisano, hablamos con él y nos cuenta que hace doscientos cincuenta años entró un rayo por la torre hasta la nave, nos comenta que él llego a este pueblecito y le encantó (como a nosotros) se compro una casa antigua con un patio, después de refórmalo todo nos enseña su tesoro, del que disfruta la mayoría de los fines de semana cuando huye de Madrid para vivir en una tranquilidad absoluta casi monacal y esto nunca mejor dicho dada su situación ya que lo hace a la sombra de "la torre del rayo" de Miguel Ibáñez. Nos invita a un café que desestimamos más teniendo en cuenta que por mentira que parezca se ha unido de nuevo El Comando. Nos dependimos deseándole que disfrute largamente de su refugio.


          Nuestros compis se han ido ha llevar el coche a la meta y han venido a nuestro encuentro dejándonos claro que están en forma, ya veremos como los seguimos... Damos la vuelta a la iglesia barroca para encontrarnos con una portada de medio punto encuadrada dentro de un alfiz que está cuidado con esmero, es curioso ver este detalle mudéjar dentro del conjunto del templo.


El Comando en la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción.


          Dejamos atrás la iglesia caminando por las calles todas ellas hormigonadas, nos preguntamos como es posible tener todo el pueblo en perfecto estado de revista con únicamente dieciocho habitantes, aun hoy no salimos de nuestro asombro, pensamos que se lo teníamos que haber preguntado a nuestro amigo.

          Salimos del pueblo cruzando por el arroyo del Tormejón con sus márgenes impolutos como todo el pueblo, nos ha dejado sorprendidos, todas sus calles hormigonadas, barridas, con macetas con sus plantas cuidadas, la mayoría de casas renovadas, precioso y que decir del rotulo de la entrada con su nombre tan querido por nosotros y el famoso apellido del GENIO creador de incontables personajes de historietas cómicas como Rompetechos, La familia Trapisonda, 13 Rue del Percebe, El botones Sacarino, imposible olvidarnos de Mortadelo y Filemón agencia de información y aunque parezca mentira muchos títulos mas todos ellos buenísimos.
El Tormejón a su paso por Miguel Ibáñez.

          Tomamos de nuevo La Vía, damos media vuelta y vemos de nuevo el puente que afortunadamente hemos cruzado para descubrir uno de los pueblos más bonitos de los vistos en las etapas de la Vía Verde todos ellos preciosos y muchos desconocidos para los segovianos, entre ellos nosotros y están aquí en Segovia sin ir mas lejos, nosotros afortunadamente gracias a esta aventura, el maravilloso Camino de San frutos y demás etapas que hemos hecho por nuestra querida provincia.


El puente Mágico que nos ha llevado disfrutar de la belleza.

      Disfrutando de la campiña, rodeados de tierras de labranza lo que nos permite ver casi media España, mirando al norte descubrimos en lo alto de un cerro no muy lejano la ermita de San Isidro de la que disfrutamos mucho en una etapa que hicimos hace tiempo, buscamos en el blog, fue el 10-04-16 (Domingo García) ¡madre mía! Ocho años y una de las etapas que realmente nos parece mentira que sea tan desconocida teniendo en cuenta su belleza.. El descubrimiento de sus grabados rupestres maravillosos, sus petroglifos, nos sedujeron mucho las ruinas de la ermita de San Isidro y el enorme trabajo de unas sepulturas que están labradas en piedra con formas antropomorfas.

San Isidro.

           Marchando por las rectas con poca pendiente de la meseta segoviana los "corzos" que nos acompañan hoy dejan atrás hasta a la fiel e incondicional "liebre mecánica", momento que aprovechamos para mirar hacía el sudeste donde nos encontramos recortados en el horizonte a La Pinareja, "Montón de Osos" y "Los Pasapanes" que forman nuestra...

La Mujer Muerta.

          Terminamos de subir una una ligera pendiente al mismo tiempo que La Vía hace una pequeña parábola que nos enfrenta a nuestro objetivo recortado al fondo.

Nuestra meta al fondo.

          
Nos vamos acercando enfrentándonos a un "Rascacielos" con ocho alturas que llama la atención al sobresalir por encima de todas las edificaciones del pueblo, se trata de un silo para el almacenaje de cereales y aunque ya en desuso se le ve en buen estado, teniendo en cuenta que se declaró urgente su construcción en el boletín con fecha 21-05-1948 pero no empezó a funcionar hasta el año 1956, posteriormente al suprimir las instalaciones de Renfe dejó de funcionar como almacén de cereales pasando a quedar como "casa rural para cigüeñas" y que como se puede ver está concurrida.

Silo.
 
              Llegamos al cruce de la SG-P-3411 sobre la Vía Verde que precisamente es el punto que divide a la Vía en dos mitades, justo antes de llegar a la carretera vemos el cartel que nos indica que desde el Puente de Hierro de Segovia hasta este punto hay 36.2 kilómetros


 
           

      Nada más cruzar la carretera una nueva señal nos da el dato que desde aquí al final de la Vía en Olmedo nos faltarían 36.1 kilómetros, cien metros arriba o abajo, estamos en la mitad.




          Llegamos a la estación en la que le surgió al Comando la idea de hacer La Vía Verde completa y fue el día 03-06-23 hoy cuando llega de nuevo el Comando (a falta de un componente) la descubre en peores condiciones que la dejamos, vemos que se ha hundido parte de la cubierta.


"Sala del parto".
      
      Dejamos atrás la estación de Ortigosa del Pestaño-Santa María la Real de Nieva  para terminar la etapa acercándonos a ver la iglesia, que está situada en la zona oriental del conjunto urbano de la localidad, junto a la carretera que une Santa María la Real de Nieva y Bernardos. Ha sido objeto de múltiples reformas a lo largo de los años, pero todavía conserva ciertos rasgos de origen románico aun siendo barroca. Construida en ladrillo revocado, se la ve modesta, de una sola nave, cabecera recta y con varios cuerpos adosados a ella en el lado sur, mientras que al norte se halla la puerta de acceso.

Iglesia de San Cristóbal de Ortigosa del Pestaño

          Hemos disfrutado mucho de la compañía de los dos esporádicos componentes del Comando y ya sin más nos vamos a por los "duelos y quebrantos"  que de repente nos han entrado las prisas de cosechar lo prometido.








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sábado, 9 de marzo de 2024

6ª de La Vía Verde

 

20-01-24

6ª de La Vía Verde

    

         Llegamos por la SG-V-3311 al cruce con la SG-V-3312 con la intención de ir a Carbonero de Ahusín, nos encontramos con la desagradable sorpresa de de un prohibido el paso por inundación ¡Pensemos! No acabamos de entender muy bien el problema, suponemos que el problema tiene que estar localizado en el puente que precisamente va a ser nuestro punto de inicio de la etapa, tomamos la opción de acercarnos. Antes de llegar asistimos a una tremenda aglomeración de cigüeñas en perfecta formación, a lo que habría que sumar otros tres grupos más pequeños que estaban muy cercanos, increíble ver más de una centena de cigüeñas, suponemos que el agua les a sacado a la luz un manjar que las encanta, nos preguntamos cuál será su procedencia, lo que parece es que han venido cigüeñas hasta del extranjero, no nos imaginamos las que habrá cuando llegue San Blas la pregunta que nos hacemos es, como se han pasado la información del lugar concreto del ágape, nos imaginamos que las "cigüeñas al visillo" se "crotorrearan" unas a otras de la torre del pueblo a la torre del pueblo vecino el lugar y el menú.

A comer.



Y nos faltan catorce días para San Blas.

        Llegamos al punto conflictivo, paramos ante él para estudiarlo. Las lluvias que han hecho desaparecer la nieve que veíamos la semana pasada en las cimas del Sistema Central   han propiciado la crecida y consiguiente desbordamiento del río Eresma hasta el punto de rebosar por encima de la carretera antes de llegar al puente. Se ve claramente que ha subido mucho el nivel, pero ahora mismo pasan cinco centímetros sobre el asfalto en el punto más alto, como relataba Mateo en el Nuevo Testamento "Jesús llegó caminando sobre el agua del mar de Galilea" pasa por el paraje de La Cañadilla el Comando Peñota hoy inundado por las aguas del Eresma para cruzar el puente. Ha continuación aparcamos en el espacio destinado a ese fin.

          Es obligado observar el gran caudal que lleva el Eresma que nada tiene que ver con el que registraba el sábado pasado, a lo que hay que sumar la inmensa superficie que ha inundado y cuyo nivel vemos que ha bajado ostensiblemente.

Desde el puente margen izquierda con la calzada inundada al fondo.


Margen derecha tambien.

             Pensábamos erróneamente el fin de semana pasado que nos despedíamos de los ahusineros, pero el efecto llamada a causa del "río-moto" hace que hoy se acerquen tres de ellos a contemplar la crecida para quedarse asombrados como nosotros.
  Una vez hemos curioseado y pasada la fascinación inicial, bajamos del puente en compañía de los tres ahusineros por el camino de Santiago que lleva dirección al pueblo de Añe, nosotros "nos bajamos" en nuestro camino, la Vía Verde, llegamos al túnel de Ahusín. 

Bajada, Vía y Eresma.

Túnel de Ahusín.

           Pasamos el subterráneo de 118 metros de longitud observando el buen estado en el que se encuentra después de 144 años, suponemos que tendrá algún retoque. Nos damos media vuelta. 

Cada día vemos más clara la luz del final del túnel.
          
           Después de hacernos unas fotos nos despedimos de nuevo de los ahusineros, ellos se vuelven al pueblo mientras que vemos una chopera anegada.


¡Café con leche para todos los chopos! con blancos indicios que demuestran el fresco que hace.

          Nos va quedando claro que hoy el agua va a ser una constante más aún si cabe cuando nos encontramos con el "Amazonas" seguido de una retención que se desborda de nuevo por otra plantación de chopos.

¿Eresma?

          Se abre una nube y el color del agua cambia de color de nuevo.


Más café con leche.

          Nos acercamos a la desembocadura de nuestro río Moros al tiempo que el Eresma se separa de la Vía lo que unido a los arboles no nos permiten ver la confluencia de los dos ríos y después de la ultima experiencia de salirnos de los caminos no nos atrevemos a pisar los barros.
          Miramos por un momento al noreste para descubrir a los pies de un barbecho una pequeña franja de verde que ha retenido la reciente y diminuta nevada, todo esto antes de dejar la Vía.

¡Menuda "nevá"!

         Llegamos a la confluencia de la Vía con la SG-V-3313 carretera que une Yanguas con San Pedro donde estuvo situada la antigua estación que compartían Yanguas de Eresma y Carbonero el Mayor que se haya a menos de seis kilómetros, nosotros la tomamos en dirección opuesta y nos lleva al pueblo que antes de entrar nos recibe enseñándonos su nombre en actual y el que está en "castellano antiguo" al tiempo que queda claro que casi nos cae el copo.
¿Nos tendremos que poner las cadenas?

          Tenemos suerte, coincidiendo con la llegada al pueblo se hace la hora del puchero, la mejor hora, por lo menos la más sabrosa, bien es verdad que desafortunadamente no tuvimos puchero, pero si un rico bocata, del que dimos cuenta rápidamente presionados por el biruji posteriormente nos tomamos un café en el bar Yanguas que nos entona el cuerpo, al tiempo charlamos con el gobernante que nos comenta que bastantes años atrás trabajó en San Rafael. También disfrutamos de una corta sobremesa con algunos paisanos que nos dieron respuestas e indicaciones antes de irnos.

          Salimos y en la misma plaza nos encontramos con la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción reconstruida hace doscientos años, se la ve solida, cuidada, grande y  curiosamente  vemos que tiene dos puertas lo que la "hará difícil de guardar", pero no nos quedó claro cual era la de atrás.

           No esta muy claro la procedencia del curioso nombre del pueblo, hay dos versiones; podría provenir de vocablo latino ianua ( paso, garganta) o traído por los primeros pobladores desde el pueblo del mismo nombre situado en Las Tierras Altas de Soria que pertenece a la Asociación de pueblos más bonitos de España.

          Siempre se interpretó que de aquí salieron los arrieros yangüeses cuyas acémilas excitaron al bueno de Rocinante, cosa que no los agradó motivo por el cual les dieron una gran tocata con palos y porras al seducido rocín, al ingenioso hidalgo Don Quijote y al bueno de Sancho dejándolos malparados, aunque ellos aseguran que fueron los yangüeses sorianos los culpables del deterioro de nuestro querido trío.
           


Desde la plaza.


Desde la carretera.
 
          Tiene una bonita cúpula y una torre campanario de dos cuerpos que sobresale de la nave central y está hecha con una piedra de un color muy vistoso.

Una torre de altura.

          Bajamos buscando el Camino del Pinar que tomamos y cuando llegamos al cambio de rasante que nos ocultará el pueblo le echamos un ultimo vistazo para descubrir su belleza de nuevo, con su iglesia dominando todo el entorno.

Bonito perfil el yangües.
 
            Nos despedimos de los yangüeses (de su curioso y atractivo nombre, al que le sumamos el encanto de la diéresis, esas dos micro-canicas puestas en la azotea de la U que nos obliga a pronunciarla) y de su buen trato, pasamos por el paraje de la Peña del Horno (que obligatoriamente tenemos que nombrar) nos dirigimos de nuevo a la Vía a la que llegamos a ella, el camino continua cruzando el río Eresma por el puente Boteta (nos lo dijeron los paisanos) si continuáramos por el llegaríamos al pueblo llamado Añe que tenemos guardado en la carpeta de pendiente para un futura visita, pero nosotros a lo nuestro, lo primero volvemos a ver el Eresma desbordado e inundando las plantaciones de chopos y ahora que se nos ha pasado el hechizo acuático que hemos sufrido hoy, vamos ver también la margen contraria de la Vía donde observamos los sembrados anegados y coloridos.

¿ Que será ese amarillo?

          Observando el desarrollo de la riada y la orografía del terreno vemos una clase magistral del proceso natural de la formación durante siglos de un valle fluvial, la erosión del río arriba  consigue con estos desbordamientos depositar en ambas márgenes materiales llegando a formar estas vegas fértiles propicios para el desarrollo de la agricultura, siempre con el desasosiego de las riadas.
           Estando sobre la Vía Verde que anteriormente fue vía del tren se ve claramente como el terraplén que forma evita la inundación en este caso de la margen derecha.

Las cárcavas protegen a las tierras de la ribera de los  vientos.

          Dejamos atrás el aula de geología y cruzamos de nuevo el túnel. Rápidamente llegamos al coche para liberarnos de petates y palos, una ultima mirada a la zona inundada para darnos cuenta que el pico de la crecida de las aguas ha bajado ostensiblemente, más tranquilos nos vamos para casa.





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domingo, 4 de febrero de 2024

5ª de La Vía Verde


13-01-24

5ª de La Vía Verde

         Hoy como cosa curiosa comenzaremos en lo que de normal sería el punto medio de la etapa y para ello nos vamos al pueblo que según podemos ver en  la señal informativa de la entrada están más orgullosos de su apellido que del nombre, cartel que por otro lado está situado estratégicamente e incluye su  atractivo escudo que merece capítulo aparte.


          La primera interrogante es  ¿de dónde proviene el "apellido" Ahusín? Leemos que siete siglos atrás acompañando a unos frailes dominicos emigró una familia burgalesa llamada "los Augosines" para asentarse en estas tierras y que posteriormente daría origen a este nombre que nos parece tan bonito.

Precioso indicador.

             Aparcamos en la plaza de España para acercarnos a la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, una maravilla a la que las necesidades modernas (trasformador, cables, columna...) la seguridad para evitar robos, violencia y gamberrismo han obligado a cegar el pórtico de tres arcos de medio punto, a pesar de ello hemos disfrutado mucho con su visión y de infinidad de detalles.

Fachada principal.

Vista de la torre y trasera.

       ¿Cuántos punterazos hay que meter a la piedra hasta conseguir este trabajo? 



          "O ferreiro que la fizo" nos podría decir cuantos miles de martillazos dio hasta conseguir esta obra de arte que cientos de años después sigue funcionando de maravilla.

"Ojo buey"


Remachada a martillo.

          Hemos disfrutado de lo lindo pero llega la hora de arrancar. Cruzamos el pueblo encontrándonos solamente a dos ahusineros, salimos por el camino que nos indica la dirección que nos ocupa.

Por allí.

         Subimos hasta un cambio de rasante donde nos damos media vuelta y lo que vemos no es Sodoma ni Gomorra, lo que descubrimos es una bonita postal de Carbonero de Ahusín.

De telón de fondo las genuinas cárcavas segovianas.
     
          Nos marchamos por el Camino de los Arenales y pronto nos damos cuenta de lo apropiado del nombre. El camino cruza una gigantesca cicatriz de múltiples colores de la que se han extraído cientos de toneladas de arena y la que está por extraer.

Cribadora con su cono multicolor perfecto.

Gran herida.

          Antes de irnos un espectro se despide de nosotros.

La aparición.

          Subimos hasta en paraje de La Machorra, un altozano desde donde descubrimos toda la cresta  de la sierra teñida de blanco.

Panorámica del Sistema Central.

          
      También podemos ver en primer término abajo a la izquierda Hontanares de Eresma, a la derecha el polígono de Valverde y al fondo con un vestido ibicenco, la reina, La Mujer Muerta con sus fieles guardianes Montón de Trigo y la Sierra del Quintanar.

En el centro presumido "Montón de Osos"

          Más adelante vemos la topografía que llevaría a los primeros pobladores a pensar que sería un buen lugar para asentarse. La vaguada del río Medel en su confluencia con el Eresma que al tiempo de abastecerles de agua para beber y regar las huertas, les situaba al resguardo de vientos e inclemencias y les indicaba el nombre que debería tener el asentamiento.

Los Huertos.

           Justo cuando vemos la ermita cometemos el error, equivocadamente tomamos un atajo, ¡maldita la hora! Nos encaminamos por una linde entre dos tierras que según vamos pisando se nos van creando unas plataformas que llegaran a los diez centímetros de alto  y ocho centímetros más de ancho, barro espeso, arcilla pringosa que se nos va adhiriendo a las botas dificultándonos el avanzar,  al tamaño habría que sumarle el peso, tres kilos seguros en cada pie nos obstaculizaban la marcha al tiempo que nos amargaba el paseo y todo ello por ahorrarnos un kilómetro por camino seco y limpio.

La linde maquiavélica y pegajosa.

          Nos ha costado pero hemos llegado de nuevo una semana más tarde a la ermita de Las Vegas, donde trataremos que nos desaparezca la mala sensación de la experiencia pedestre a base de emparedados de chorizo de "San Fermín", que por cierto hacía medio siglo que no lo comíamos.

          En el entorno descubrimos setas, ganas nos dan de recolectar.

Nuestro comedor en la ermita con los futuros arboles que algún día darán sombra.



Seta de cardo.

              Como adosado a la ermita pasa el Camino de Santiago le tomamos para quinientos metros más abajo llegar de nuevo La Vía Verde en el punto exacto que la dejáramos la etapa anterior. De nuevo nos encontramos con las tropas de chopos del margen del Eresma.


¡Rompan filas!

             Hermanados desde este punto transcurren paralelos La Vía Verde, el Camino de Santiago de Madrid y la chopera infinita que despojada por el invierno del follaje se la ve desnuda completamente. Tiene que ser una gozada verla cuando la primavera la vuelva a vestir completamente de verde esperando la mutación otoñal que le dará nuevos trajes dorados y cobrizos que ayudaran nuevamente a despojarla de hojas para volver a la desnudez invernal en el sempiterno ciclo de la especie de las plantas caducas.


Plantación y cortavientos.

          En ambas márgenes vemos los antiguos andenes y cuando nos acercamos, semioculto por jóvenes chopos, descubrimos lo que en su día sería el diminuto apeadero de Carbonero de Ahusin,

El paso del tiempo ha borrado el nombre.

          Una vez dejamos atrás el apeadero, tomamos el Camino de Santiago, que como decíamos anteriormente va en este tramo paralelo a La Vía. Nos faltan pocos metros para llegar a la altura del puente de la SG-V-3312 que libra al Eresma y a la extinta línea de Renfe que hoy en día es nuestra pateada Vía Verde.


Desde e Camino.

          Llegamos a la carretera que tenemos que subir para llegar de nuevo a la salida-meta y lo primero que nos encontramos de nuevo es el bonito cartel del pueblo que reflejábamos al principio del post, pero como también decíamos, lo que nos llamó la atención fue su escudo y su simbología, por lo que no podemos por menos de describirlo:

 

          Hace escasamente siete años elaboraron está joya de la heráldica reciente ¡nos encanta! Dentro del mismo hay representados dos pozos a los que les llaman pozo bueno para el consumo humano y  pozo malo que se lo encasquetan a los animales. Entre medias está la que llaman antigua campana de la ermita, bajo este conjunto, alumbrando todo, arde la encina de donde saldría el carbón que da el nombre al pueblo. Encima de las señas del pueblo colocan un acueducto para que no quede duda de la que es su provincia y para rematar cumpliendo la obligada normativa la corona real.

          Nos despedimos de los ahusineros, guardamos los achiperres y a casa, no sin decir lo mucho que hemos disfrutado del día en que conocimos a Carbonero de Ahusín, otra joya segoviana.

     




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