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sábado, 4 de marzo de 2023

21-01-23 Hoyo de Pinares


       

21-01-23

La Niña Montero


         Nos acercamos a Hoyo de Pinares, destino escogido en varias ocasiones por el Comando Peñota para disfrutar de las múltiples rutas que hay en el término, de las que guardamos bonitos recuerdos. Hoy vamos inquietos, tenemos recientes las imágenes del terrible incendio que llevo incluso a la evacuación del pueblo. Antes de llegar a El Fresne aparece la estremecedora visión que dejan los incendios a su paso, hectáreas de suelo negro, con cientos de preciosos pinos calcinados que ya están en el suelo cercenados, para, suponemos llevarlos a las trituradoras, una verdadera pena, un desastre de flora y que decir de la masacre faunística. El día doce del cinco del diecinueve hicimos por primera vez la Ruta del Agua, el flechazo fue automático, imborrable el recuerdo de esos preciosos ejemplares de pinos que hoy vemos calcinados, una visión dolorosa que no nos veremos obligados a contar a nuestro vecino (D.E.P.) que era nacido en el Hoyo. 

         Un cafetito calentito y al tajo.

        Entristecidos aún, nos disponemos a hacer la ruta más corta de las que detalla el ayuntamiento dentro de su término, para ello aparcamos en la calle Rincón Niña Montero, una vez pertrechados nos ponemos en marcha alegrándonos al ver que la ruta que vamos a seguir se libró del "monstruo", pronto caemos en la cuenta de que hemos errado el tiro, marcha atrás hasta tomar el camino acertado, disponiéndonos ahora sí, a disfrutar del día, cosa que ocurre rápidamente. Cuando nos encontramos caminando por un sencillo y estrecho camino que discurre por los bajos de la falda este del cerro de La Niña Montero por el que salimos del pueblo, para el Comando Peñota es un auténtico monumento, por él no han circulado ni duques, ni condes, ni reyes, aun teniendo siglos de vida, pese a su elemental propósito y simple esquema para su ejecución han hecho falta muchos cientos de horas de maestros canteros y ayudantes, contemplamos el perfecto diseño que desempeña varias funciones a la vez, para compensar la fuerte pendiente, en la margen izquierda se levanta un muro de contención que sujeta tierras excavadas a la derecha que arrojándolas a la izquierda se queda el camino hecho, ahora a la derecha se monta otro muro que también servirá para sujetar tierras para en este caso nivelar las huertas, a día de hoy, tras muchos años de abandono y antiguedad los muros se desmoronan, pero incluso así, desprenden esa belleza producto de una buena solución constructiva a un problema, nos encantan, nos gustaría mucho saber de su historia.

Nuestra estrella también explora los caminos del Hoyo.

Los árboles ganan la partida a las huertas.

El tiempo no se ve, pero, es increíble la facilidad para descolocar piedras.

      La mayoría de las huertas están abandonadas por la falta de la productividad tan necesaria hoy en día, se aprecia claramente que en tiempos las tenían cuidadas con esmero y estarían preciosas, ocupadas por frutales, olivos, viñas, almendros, hablando de estos, tenemos que decir que no los probamos.

¡Almendrucos!

      Disfrutando de la senda llegamos a un punto que tenemos que mirar al este donde vemos abajo la hondonada por la que circula el arroyo de la Peguera y enfrente las laderas del Canto del Fraile que también nos muestra la formación de múltiples terrazas que también nos muestra el inmenso trabajo realizado, seguramente por los hoyancos de antaño.

Alguna de los miles de terrazas "chinas" del Hoyo.

      Continuando nos topamos con el camino de La Lancha por el que subimos un ligero repecho que nos deposita en un collado adornado por un ejemplo de la belleza de los pinos autóctonos de un bonito verde y con esa forma de "pompón" tan diferente a los pinos de nuestros montes.

Verde exuberante.

      Media vuelta y reanudamos la marcha, para localizar el motivo del nombre del camino, un gran lanchar granítico inclinado surcado por varios reflejos plateados producto de los regueros que escurren con las ultimas aguas caídas reflejando los rayos del sol. En el comienzo de la lancha apreciamos, producto de la mano humana, una cantera de donde se han extraído muchos cantos ya hace años, la adornan unos berrocales a la izquierda, se completa la estampa con un fondo de montañas con más granito y la guinda son dos reducidos pinos incrustados en la roca, uno de ellos muy enfermo, se ve claramente que debería pasarse por la consulta del epidemiólogo, al otro se le ve más sano, pero lo que es visible es que tienen un problema de "escoliosis" producido por el azote constante de los vientos.

Llamativo conjunto.

      Continuando nos sorprendemos con la visión de lo que presumíamos centro de entrenamiento Inta-Nasa que veríamos en su día situado a los pies de La Almenara cercano a Robledo de Chavela, posteriormente nos enteraríamos que es la estación de seguimiento de satélites del espacio, cercana a Cebreros y aun estando más cercana no tenemos ni medios ni conocimientos de fotografía para captarla.

El diminuto explorador de naves espaciales.

          Subimos hasta llegar a el mirador de La Joya, el nombre le va estupendamente al panorama que se disfruta desde el mismo, digno de inmortalizar en una panorámica por un buen fotógrafo, (Posiblemente tenga algunas en sus archivos el fotógrafo autóctono que tanto admiramos por sus trabajos).

Paisaje bello, áspero y escabrosa.

      Merece concentrarse unos minutos para disfrutar de la obra de la naturaleza. Proseguimos subiendo hasta el cerro de la Cabeza de Pedro Martín, (nuestro amigo), otra bella sorpresa como no podía ser de otro modo, aquí, en la cumbre, nos encontramos un mirador más que nos da una mezcla de sensaciones, dulzor por la belleza verde y amargor del monte calcinado.

        Desde aquí tenemos unas vistas de 180º, desde Cebreros hasta el Batan, con las crudas imágenes del largo recorrido que hizo el fuego a los pantanos ¡Una catástrofe!

   

Al fondo Cebreros pueblo de Adolfo Suarez de Jesús y de Tere.

¿Los Lastrones?

¿Matavieja?

      Por la cima nos dirigimos al Cerro de las Mesas, donde nos encontramos con el vértice del mismo nombre con el nº 55729, desde aquí se divisa, casi, media provincia de Ávila.

La cresta granítica nos lleva al vértice geodesico.

      El cartel nos indica que estamos en el cerro de las Mesas, que nos hallamos a una altura de 1026 metros sobre el nivel del mar y también nos señala la dirección del comienzo del descenso.

      Tomamos la bajada a "espetaperros", pero pronto nos damos cuenta que ternemos que ir más tranquilitos, la pendiente del camino es pronunciada, incluyendo piedras sueltas, plantas y musgos escurridizos por motivo de las últimas lluvias, el desfavorable itinerario nos da un respiro con un cómodo y bonito rellano adornado con la visión de un atractivo pino típico de la zona, a la derecha un ejemplar marchitado por alguna enfermedad y al fondo otro ejemplar similar al primero.

Estoicismo.

     Antes de dejar la pequeña meseta nos asomamos a nuestra izquierda para ver otro bonito ejemplar de pino, este, un poco escorado, recortada al fondo vemos a La Llanada.

Al fondo vemos recortada una bella silueta.

      Volvemos a tomar otro incómodo tramo de descenso, pero la esencia del lugar nos vuelve a encandilar cuando vemos que el Cerro de la Niña Montero se ha salvado del holocausto y le vemos tachonado de pequeños "pompones" verdes sanos que nos dan píe a confiar en la regeneración de los pinares que rodean al Hoyo y que esperamos que crezcan hasta alcanzar el tamaño y el atractivo del famoso pino Castejón. (visita pendiente)

"La niña bonita"

      Una cosa que nos ha llamado mucho la atención durante todo el camino ha sido lo mucho que trabajan por aquí los jabalíes, suponemos que, por el efecto huida del fuego, toda la ruta la tienen en "carnes vivas", lo que está claro es que, aunque no hemos visto ninguno las huellas nos dicen que tiene que haber muchos y hozando a destajo.

Huellas "di porco"

    De nuevo se recrudece la pendiente cuando vamos por el paraje con el vistoso y rotundo nombre que está reflejado en otro de los múltiples carteles informativos que jalonan todo el recorrido además de las muchísimas estacas de señalización que hacen imposible el perderse.

Nos encanta el nombre de la umbría.

      Muy bonita la umbría más aun cuando nos muestra corrillos de esa pequeña planta de bonito nombre que nos enamora, acompañado por su elegante amigo el musgo.

Ombligo de Venus,

      Serpenteamos un poco más para llegar a la hondonada por la que fluye el río Becedas, en sus márgenes, adosados, huertos y en uno de ellos vemos al hortelano eliminando las malas hierbas y aireando la tierra para próxima siembra, llegamos a la altura del puente de La Pililla que tantas veces hemos visto fotografiado por ese artista que tanto y tan bien refleja el pueblo y sus alrededores.

Circunferencia "granitico-acuatica"

      Dejamos atrás la imagen del puente con su perfecto arco de medio punto reflejado en el agua, una última demostración del gran trabajo realizado por los canteros nativos, mochetas en píe y el dintel aguantando estoico el paso del tiempo y los embates del tiempo.

Mampostería desequilibrada con firme capialzado y solidos soportes.

      Y poco a poco nos vamos despacio saboreando el dulzor que nos deja la ruta de hoy, la más corta que hemos hecho por aquí, pero preciosa, ¡hasta la próxima! Nos quedan rutas por hacer y tenemos que volver a saludar a los amigos.

        P.D. Además del placer de disfrutar del día y del camino tenemos el privilegio de encontrarnos un resto arqueológico precioso, "una vasija de los visigodos" muy alejada esta de la necrópolis visigoda que visitáramos al mismo tiempo que las ruinas de la ermita de Navaserrada. Esperamos no acabar en la cárcel por expoliar al ministerio, sería una faena porque estamos completamente seducidos de nuestro pompis de pote.

"Ánfora Visigota"






        








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