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domingo, 27 de mayo de 2018

28-04-18 Cabeza Lijar




28-04-18

Por la cresta



    Aparcamos a la derecha del comienzo de la carretera de Peguerinos, enfrente justo del gran bunker cuya puerta mira al "Manolito" del León. No sabemos exactamente a que estaba destinado durante la guerra, desde el desconocimiento nos aventuramos a decir que debía estar destinado al cuerpo de guardia, nos parece recordar que en las entradas a los cuarteles estaba siempre el cuerpo de guardia y nos imaginamos que desde aquí se harían los cambios de guardia. Nos informaremos, tenemos que preguntar a los supercicutas, ellos nos corregirán, por otro lado nos llama la atención el graffiti, es increíble la multitud de veces que le vemos repetido, le hemos visto repetido varias veces en un tramo de doscientos km., a eso hay que añadirle el tamaño, no sabe uno que pensar, ¿Le ponemos una multa? o le damos la medalla al trabajo. (Con posterioridad a escribir los párrafos anteriores hablamos con "Don Cicuta" que nos comenta que estábamos errados en nuestras apreciaciones con respecto al uso de esta edificación, no era el cuerpo de guardia, ¡oído!)



Al fondo recortada la "sombra chinesca" de Cueva Valiente y Los Peñoncillos.


      "Identificamos el número del aparcamiento" para encontrar el coche a la vuelta, nos equipamos y comenzamos. Nuestra intención es "montar" en el GR-10 y seguirle, veremos dónde nos lleva. Aproximadamente los primeros ochocientos metros los tenemos que hacer por la presunta "carretera" de Peguerinos. Llegamos a una canadiense donde nos vamos a la derecha y ahora sí que tomamos el genuino GR-10. Rápidamente empezamos a disfrutar de la belleza del camino, gracias al verdor del terreno, y al "encaje de bolillos" de granito que obliga a la senda a zigzaguear.


"Calzada romana segoviana"

     Pasamos la primera prueba del GR, bastante granulado y divertido, a continuación al segundo tramo, una preciosa senda de leve pendiente que circula entre pinos que nos recuerdan al dios hindú Vishnu de cuatro brazos y que representa el orden, la paz y el amor universal. Los pinos que nos acompañan a estas alturas nos enseñan los brazos por docenas y el orden no predomina en sus extremidades, pero de paz y amor universal rebosa toda la zona y al mismo tiempo que nos inunda nuestro corazón.


¡É Bellissimo!.

     Completamente sosegados por la influencia de la visión de los pinos "Vishnu", reanudamos la marcha y pronto llegamos al Cerro Piñonero. Desde aquí divisamos nuestra próxima ascensión, hacía tiempo que no la veíamos, nos da la impresión de estar más rellenita que anteriores ocasiones, le han salido dos mollas una a cada lado.


Cabeza Lijar.


      ¡A bajar tocan! Por el bonito camino que en tres zancadas nos deja en el Collado de Lagasca, otro remanso de paz.


Desde la divisoria del collado miramos al norte.

     
     Una vez aquí nos disponemos a subir por terreno ignoto, va a ser la primera vez que subamos por esta cara, da la sensación de ser un camino fiero. Las veces que hemos subido anteriormente han sido por el sur oeste ¡Subamos pues! Como no podía ser de otra manera el GR-10 no nos defrauda, tiene la misma formación que lo que dejamos atrás, eso sí, con más peñascales y más gordos. Seguimos gozando, nos asomamos a una terraza natural desde la que vemos el valle de Cuelgamuros.


Al fondo Abantos esperándonos.

     Continuamos y aunque la pendiente es un poco más empinada no se hace dura. Nos siguen llamando la atención los artísticos berrocales, musgos, líquenes, granitos y que decir de las formaciones en equilibrio.



Equilibrio granítico en un dedo.

     Llegamos a un tramo del camino que transcurre por unas eses que van esquivando grandes berruecos que lo engalanan. A la salida de una de las curvas nos encontramos con la visión del refugio coronado por su maravilloso mirador, a su izquierda el vértice geodésico y entre medias vemos por donde se sube directamente a las nubes.


Escaleras al cielo.

     Llegamos a la escalinata que peldaño a peldaño nos acerca al firmamento, una vez en él se nos abre un feroz apetito repentinamente, dejamos la observación para luego y nos vamos en busca del resguardo del "Caballo", no miramos de donde viene el aire, allí siempre nos libramos del viento. Le llamamos así porque siempre vemos huellas de ganado caballar y hoy no podían faltar, de nuevo el corta vientos natural nos libra del molesto airecillo que hace, nos comemos el emparedado y lo "otro" con vistas a Cueva Valiente y sus aledaños, que tampoco está mal. A continuación nos disponemos a observar desde este mirador sus 360º de maravillosas y cuasi infinitas vistas, hablando en la nueva medida de superficie inventada por lo de la televisión (que son muy listos) se podría decir que desde está atalaya vemos "1.606.000 campos de fútbol", que viene a ser la superficie de la parte que vemos de la comunidad de Madrid, de Ávila y de Segovia en esa nueva medida del sistema "métrico decimal televisivo".

     Iremos por partes para tratar de explicar el "Universo Cabeza Lijar", esperando un cafetito en la "mesita-geodésica" tenemos a nuestros "pieses" el bonito cartel explicativo con una enciclopedia de datos. A nuestra espalda media comunidad madrileña, los pantanos de la Jarosa y Valmayor, múltiples pueblos, al fondo la capital del reino y en el cielo una capa de nubes distribuidas a su libre albedrío.


Sur.
        
     Giramos 45º la cabeza y vemos a Cueva Valiente 80 metros más alta que nosotros, con el precioso camino que sube a ella desde Cabeza Buey,  por donde subirá la famosa carrera Vertical de la copa Cueva Valiente que se correrá dentro de poco más de medio mes, suponemos que los participantes que la suben a tope no podrán apreciar la belleza de la senda.


Oeste.
     
     Otro cuarto de vuelta y nuestros ojos se fijan en el valle donde se asienta San Rafael acompañado de los "tres tenores", Cabeza Reina, El Estepar y el Caloco, que desde aquí parecen tres tachuelas. Si levantamos la vista, ésta se nos pierde en la grandeza de la meseta castellana que diría Rodrigo Díaz de Vivar y que decir de la cobertura de nubes.

Precioso entorno de nuestro pueblo.
     
     Para contemplar los cuatro puntos cardinales giramos de nuevo la cabeza. La visión siempre magnífica de los pinares de la Garganta con dos "coronas", una formada por la "Cuadriga" de Pasapán, "Montón de Osos", La Pinareja y el collado Tirobarra con algunos trazos blancos producto de los neveros que aún quedan y la otra al fondo Montón de Trigo, Peña el Águila y más cerca nuestra Peñota. Sobrecoge la vista de las dos crestas pensando que entre las dos y algo más forman la clásica Integral de la Garganta, etapa hecha a la medida para los grandes correcaminos, alguien nos comentó en su día el tiempo que había realizado en recorrer toda la etapa y aun lo dudamos, nos parece increíble, nosotros calculamos un mínimo de quince días en dar la vuelta entera.


Media integral.

Y la otra media.
       
     Viendo las fotografías te das cuenta de que eso sí que son dos verdaderas crestas, ver esta panorámica es un auténtico disfrute. Nos despierta de nuestros sueños la llegada de una pareja con una niña de siete u ocho años, momento que aprovechamos para que nos hagan una foto, se lo agradecemos y nos vamos. Dejamos atrás este paraíso visual y comenzamos de nuevo el descenso por las bonitas eses que hace a estas alturas el GR-10. Llegamos a El Penacho y hacemos otra parada para dar un vistazo a una nueva cresta, ésta formada por  Siete Picos, Alto del Telégrafo, Alto de Guarramillas y a su derecha La Maliciosa. En la parte baja de sus respectivas faldas vemos a Los Molinos y Cercedilla  al fondo vemos acariciando a las nubes a Peñalara.



La cresta de La Bola del Mundo.
     
     Con el regustillo de la última mirada al escenario de "la bola" descendemos entre riscos para llegar de nuevo a la suave vaguada entre cerros del collado de La Gasca, desde aquí  continuando por el GR-10, subimos una suave pendiente y como el cerro al que llegamos tiene dos nombres, ahora le llamaremos La Gamonosa, aunque somos partidarios más del primero. Lo que está claro es que las redondeces del cerro son preciosas, entre otras cosas vemos la redondez de una piedra con el bonito peluquín que se ha comprado.  


Le sienta de p.m.

     Recorriendo todo el entorno del Cerro Piñonero vemos múltiples construcciones de lo que suponemos que son huellas de la guerra, mala vida se dieron en aquellos tiempos los moradores que usaron estos restos. Un poste que parece una enciclopedia con tantos datos, nos dice por un lado que allá enfrente vemos a cabeza Lijar, también que vamos por el GR-10 y además nos indica la dirección de un búnker. Nos acercamos a el búnker, le vemos que está renovado y reconvertido, las posteriores indicaciones de los "Supercicutas" nos hacen saber que entre otras cosas se utiliza para el avistamiento de aves.


El más listo del cerro.

Mirador aviario.

     Cuando levantamos la cabeza nos llevamos una sorpresa monumental, nos encontramos de frente, precioso, el perfil del Cerro de San Pedro, bonita vista que nos trae a la memoria unos recuerdos muy agradables, se merecería ser pintado en un lienzo, nosotros cerramos los ojos y vemos a San Pedro con las llaves abriéndonos las puertas del cielo aunque solo fuese durante un día.
San Pedro el Grande.

     También vemos otra escena donde apreciamos el crecimiento desmesurado de todos los pueblos que hay desde Guadarrama a Madrid donde asoman imponentes las torres y el edificio España que en realidad habría que llamarle edificio China, porque curiosamente es propiedad de un chino, bueno por lo menos lo compro o eso creemos, además se ve  una gigantesca serpiente ondulante  a la que no se le ve la cabeza de nombre "Iberpitón" devoradora inagotable de euros.


Urbanismo desmedido.

    Después del repaso a La Gamonosa, comenzamos el descenso, saludamos de nuevo al pino “Vishnu” y disfrutamos de nuevo de su visión, le dejamos a nuestra espalda, a él y al paraje de La Cerca, más abajo pasamos sobre la "Calzada segoviana" y a la izquierda se quedan Las Hondillas. Una parada para fijarnos en un "bosque" de antenas de todos los tamaños y de varios operadores, hay que sumar las del ejército del aire que son las decanas.


Mil torretas.

    Abandonamos el GR-10  y nos salimos a tomar el Camino del Vía Crucis, no sabemos el motivo del nombre, lo que sí vemos son varias cruces que jalonan el camino (otra pregunta para los supercicutas).


Crucis.

     Desandando el Vía Crucis llegamos a un tramo que hay que pasar deprisa, bajo nuestros pies 250 m. tenemos el túnel nº I del Guadarrama, inaugurado en 1963, unos metros más y pasamos por encima del túnel nº II, abierto en 1972, a continuación nos encontramos pisando encima del pasaje del tren, por el que pasó el primer tren en el año de 1888 y llegando al coche justo bajo sus ruedas está el túnel nº III estrenado en el año 2007, no sé porque dudamos de su estabilidad con tantos años de vida, pero es llamativo el saber que la montaña está horadada por cuatro túneles, milagros de la tecnología.

     En estas andábamos cuando llegamos al coche. Estamos quitándonos los petates, ¡Increíble!, vemos como se nos acerca la pareja con la niña que nos ha hecho la foto en Cabeza Lijar, qué resistencia tiene la niña y como corre, viene más fresca que una fresa, ¡Fabuloso! Además nos comentan que desde Cabeza Lijar han bajado al collado de la Cierva y desde allí han venido por la Pista de la Mina, es verdad que el camino es menos escabroso pero es bastante más largo. Solo nos queda que felicitar a la pareja pero sobre todo a la niña, de seguir así, con el paso de los años será capaz de hacerse la integral de la garganta, incluso llegar a ganarla.

     Nos despedimos del León de dos siglos y medio de edad, no nos hace mucho caso, está obnubilado por el tropel de coches que van, vienen y también de los coches aparcados que no son pocos ¡Adiós!.




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sábado, 19 de mayo de 2018

21-04-18 Zarzuela-Ermita de San Antonio




21-04-18

El recodo San Antonio



     Aparcamos al lado del techo de espera del autobús. Se encuentra en el vértice de una v que hacen dos caminos, de los cuales nosotros tomamos el de la derecha con dirección a Las Navas de San Antonio que es nuestro destino. Andamos entre campos sembrados, cosa que llevábamos tiempo sin hacer, llegamos a un cruce y seguimos de frente, dejamos el Prado del Toro a nuestra espalda y pronto empezamos a subir La Cuesta del Barrio, lo que aprovechamos para darnos media vuelta y darnos cuenta "que pensamos en verde", verde esperanza sobre todo.

Zarzuela del Monte-Llano-verde.
     
     Seguimos subiendo y nos encontramos de frente con el "Sheriff", que nos mira al tiempo que piensa ¿serán de fiar estos forasteros? Por nuestra parte nos fiamos de él, más que nada porque tenemos un cercado de alambre espino por medio.


El "Sheriff" Limousin. 
     
     Dejamos al "sheriff" con su manada haciendo su "trabajo" que como vemos claramente está bastante dotado para ello, le decimos adiós a lo que nos contesta “muuuuuuu”. Mientras le vemos que se va a "estudiar el tema" de una de sus súbditas, continuamos subiendo, no mucho. Rápidamente llegamos a un cambio de rasante que hace el camino. A la izquierda dejamos el cerro de La Cabeza, una tachuela de 1117 m. de altura, comenzamos a bajar y menuda sorpresa nos encontramos con una veintena de "camaradas" (equus africanus asinus). Llevábamos muchos años sin ver tantos juntos, parecen zamoranos y algunos catalanes más pequeños, también hay algún rucio y el "sargento chusquero" que se ve claramente que es "Il capo". Muchos datos curiosos tienen  como por ejemplo que los egipcios los representaron hace más de 4.000 años y otro que nos ha llamado mucho la atención, es que en china hay más de 9.000.000, lo que quiere decir que tocan a poco más de medio burro cada uno. En España están en peligro de extinción las cuatro razas diferentes que tenemos. A saber, el burro andaluz- cordobés con su variante canaria del burro majorero, el burro vasco, el burro zamorano-leonés, el nuestro y por último pero no menos importante el burro catalán con su variante de la raza mallorquina, estas dos últimas razas de burros de momento son españolas pero sus dueños están en "proces" de "separasió".


Hay algunas diferencias entre las diferentes facciones.

Pequeños y rucios.

El jefe de la cabila un poco enfadado.
     
     Continuamos bajando por una suave pendiente que nos lleva a encontrarnos con el arroyo de Zarzuela del Monte, que baja muy alegre.


Primaveral.
    
      Aquí hacemos de nuevo un tres por cuatro de los nuestros. Abandonamos la dirección  de Las Navas al mismo tiempo que su camino y tomamos dirección este. Avatares del destino, tomamos un camino que en principio vamos paralelos al arroyo y según nos acercamos al paraje de Fuente Majada el camino torna a la dirección sur este. Nos encanta el camino sembrado de bonitos berrocales, las diferentes formas nos hacen volar la imaginación.


???
???
     Llevamos a nuestra derecha la Hoya de las Monjas mientras bajamos camino del arroyo del Hondón de la Dehesa.


El Hondón.


      Tenemos que buscar por donde vadear el regato, nos ayudamos con un palo a forma de pértiga y saltamos a la margen derecha, nos separamos un poco y nos encontramos un pilón que parece una piscina olímpica por sus medidas.


Tremenda alberca.
     
     Comenzamos a subir y nos encontramos una vista del Caloquillo también llamado Tamarillón, del Altocalocomediano y de El cerro del Gran Caloco nunca vista. Anteriormente la habíamos visto desde tres puntos cardinales diferentes, hoy la vemos desde el oeste hacia el este, como siempre un "tríptico" muy vistoso.


Tres eran tres.
   
     Seguimos subiendo y disfrutando de un camino realmente bonito siempre acompañados de muchos berrocales y nos encontramos con la "Majá" más grande y nunca vista. Desmesurada, parece hecha para retener rinocerontes en vez de ovejas, era imposible cogerla en una sola fotografía y la gran duda que nos carcome es ¿quiénes la habrán hecho, los de las Navas o los de Zarzuela? Está situada en el término de Zarzuela, pero se accede antes y mejor desde las Navas.


Media "Majá"

Y la otra media.

     No salimos de nuestro asombro en vista de la altura y volumen de las piedras, se ve que es de reciente construcción. Damos la espalda al "macro-aprisco" y reanudamos el camino. Ya vemos la espadaña, rápidamente llegamos al Pedazo de los Danzantes donde tomamos el Camino de la Ermita a la izquierda y ahí la tenemos radiante. No es porque sea de San Antonio, mi tocayo, que también, pero está tan cuidada, tan linda… El estar situada en un lugar especial y unos agradables recuerdos muy recientes, nos hace admirarla más aún.


Entorno cuidadisimo.


Espadaña.

¿Puerta de Monaguillos?
     
     La fachada principal que da al mediodía tiene una espadaña barroca de granito con la entrada principal en el centro, justo encima se encuentra una hornacina dentro de la cual está el "portero" vigilando la entrada y la explanada, noche y día, haga sol, como si llueve, o aunque nieve. Ahí está San Antonio del Cerro, perenne, duro como el granito, verdaderamente no es porque sea de nuestro tocayo, es una ermita bonita.

     ¡Qué bueno! Ha llegado la hora de los "entrepanes" y lo "otro", se podría decir que vamos a rememorar aquella ocasión en la que nos agasajaron con un estupendo aperitivo aquí, en este estratégico y singular sitio, hermoso y placentero lugar de lindos recuerdos ya imborrables para nosotros. Aprovechamos unos bancos corridos adosados al muro para sentarnos, la ligera brisa que hace la compensa un tímido sol que ahora se agradece. Todo este conjunto de condicionantes nos lleva a pensar que esto es la gloria o por lo menos así nos encontramos. Sentimos ser nosotros mismos los que nos tengamos que despertar de nuestras ensoñaciones, pero, es hora de irnos. Poco podíamos imaginar antes de venir que disfrutaríamos tanto de la compañía de San Antonio y de su casa, que según reza sobre la pequeña puerta que hay en esta fachada tiene una antigüedad de 274 años.

     Comenzamos a bajar, porque curiosamente aunque al paraje en el que se incluye la ermita le llaman el cerro de San Antonio, en realidad, nos hallamos en la falda del Caloquillo que en su descenso se frena para hacer una preciosa semi-explanada que abandonamos por el camino que nos llevará de nuevo a Zarzuela. Llegamos a la Tejera y de nuevo nos asomamos a este "balcón" natural para ver el simulacro de "jardín".


Zarzuela y sus sembrados.
   

     Un poco más y llegamos a la Cuesta Colorada desde donde mirando al este descubrimos una nueva panorámica de la Mujer Muerta y al fondo Peñalara.


El juego de las diferencias.
     

     A nuestra izquierda nos encontramos de nuevo al arroyo de Zarzuela justo en el punto que le dona sus aguas a El Hondón. Terminamos de bajar y primero dejamos a la derecha la Vereda de las Vegas, después cruzamos de nuevo el arroyo del Hondón está vez por un puente. A la izquierda nos encontramos con una fuente de la que sale un chorro de agua como si fuera de alta montaña, según reza la leyenda está hecha en 1938 supuestamente y por orden de un alcalde de nombre ilegible, a la derecha hay un triple pilón rebosante de agua.


Agua.

Más agua.

Y mucha más agua corriendo por el Hondón.
    
     Subimos hasta El Montecillo y después de una corta bajada llegamos a la meta que anteriormente también nos servía de salida.

     Solo una cosa más, una vuelta alrededor de la iglesia de San Vicente Mártir patrón de Zarzuela, es pequeña pero la composición que forman el antiguo ábside mudéjar hecho con ladrillo en cuyo alero se ven los canecillos que no sabemos pero parecen románicos. Posteriormente se hizo una remodelación renacentista en el siglo XVI en la que al ábside se le unió la nave y le añadieron una torre de tres cuerpos, es pequeña iglesia pero hermosa.

La torre con el toque del prunus.

???

El ábside recién remozado.





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domingo, 13 de mayo de 2018

17-04-18 Peñón Juan Plaza-II





17-04-18

Réquiem por un pino muy nuestro


Imagen relacionada



     Enfrente de los depósitos de agua de San Rafael cruzamos la puerta que nos permite entrar a las faldas del Peñoncillo y empezamos la dura subida que nos llevará a nuestra meta, después del primer tirón llegamos al camino del Ingeniero que tomamos a la derecha y nos acercamos a un cauce que normalmente está seco, pero hoy baja con bastante agua, no tiene la categoría de arroyo lo que no le permite "estar nominado", como pasa cerca de los depósitos le denominaremos "Torrente de los Depósitos".

A su paso por el Ingeniero.
     Dejamos a este atrás y continuamos con la ascensión, entre las piedras, el agua, la fuerte pendiente, y el exceso de "chicharrones" la subida nos cuesta más que la anterior subida, mientras nuestro compañero Morrosko subiendo, bajando, ora aquí, ora allá, ora arriba, ora abajo, es feliz e incansable, tenemos un primer contacto.


"El Tío Gurruñaño"
     Es espectacular ver esa mole de granito, aprovechando para tomar aire, disfrutamos de ella y la imaginación echa a volar viendo sus formas y "habitantes", pinos que no se sabe a ciencia cierta si han tenido buena o mala suerte, por un lado sabemos que su vida se supone corta y dura dadas las condiciones, pero, por otro lado, si no fuese ahí podría haber ocurrido que no hubiesen nacido. De cualquier forma a nosotros nos encantan los árboles creciendo en las duras condiciones que tienen en las grietas de las piedras, tienen una belleza especial.

     Nos quedamos como las vacas al tren ¡Vámonos! Un empinado recodo y llegamos a nuestra "mini-meta", nos inunda la alegría de volver a ver el Peñón, lo primero miramos al oeste y vemos el pueblo de mi madre, El Caloco y sus "Caloquitos" y ese peñón que se ve más bajo que le tenemos que "estudiar su tema".


El Espinar.
     Ahora nos vamos hacia norte  al "mirador", desde aquí, la vistas entre otras de San Rafael son preciosas, no se puede abstraer ni Morroskete. Se sube a una piedra al borde del precipicio jugándose la "Pelleja", pero tiene que ver el valle del Gudillos, el del Moros y mucho más, incluido el "Circo de la Garganta" que con su velo "nupcial" puesto está radiante como una novia. 


El fisgón.
     Después de disfrutar observando el paisaje, damos media vuelta, hacemos otro pequeño "recodo del Fraile" para ponernos de frente al peñón, es en este momento cuando caemos en la cuenta, ¡LA CATÁSTROFE!, ¡no puede ser!, que disgusto, parece mentira que vengamos hasta aquí y la amargura se apodere de nosotros.


     Dos años antes.


     Veníamos de un berrocal que en principio pensamos que era el Peñón equivocadamente, desde abajo vimos otro pero no estábamos seguros, sólo cuando subimos un poco y le rodeamos nos dimos cuenta que habíamos llegado a él, fue la vista del pino naciendo a los pies de las dos mitades del berrocal  y creciendo entre ellos hasta asomar por encima de ellos, fue verlo y estar seguros que lo habíamos encontrado, medio siglo después, estuvimos más de media hora contemplando la bonita formación sentados en un tronco, se veía claramente la cicatriz que le había dejado al pino un rayo, era una gran herida, pero la copa daba la sensación de estar sana.


24-04-16
     Un año y tres meses antes.

     Haciendo un "Wis-Was" nos acercamos de nuevo al Peñón Juan Plaza, volvemos a tener el mismo "Deja vu", esta vez mucho menos dilatado en el tiempo y sintiendo el mismo entusiasmo con la visión del pino acompañando a los dos peñones, aquel día no nos dimos cuenta que había perdido la frondosidad en algunas ramas.


7-01-17
     Hoy.

     Vemos con amargura que nuestro emblemático pino que mantenía a las dos mitades del Peñón en armonía, ha muerto, no nos lo podemos creer, el disgusto nos paraliza e involuntariamente nos hace guardar cinco o quién sabe si son diez minutos de silencio por ÉL, lo que sí sabemos es que hemos tenido una sensación muy desagradable al sentir uno de los cinco sabores básicos, ese amargor que te hace hasta estremecerte.



17-04-18

Imagen relacionada


17-04-18
     Después del nuestro pequeño homenaje, por llamarlo de alguna manera, nos vamos con un regusto desagradable en dirección este, rápidamente llegamos a otro berrocal y caemos en la cuenta de nuestra duda, cuando mirábamos desde El Carnero veíamos este peñascal que creíamos que era el Peñón, pero no se parecía mucho, ahora nos queda todo claro, la duda nos corroía por dentro, entre medias del Peñón y El Carnero nos encontramos este berrueco desde el cual mirando al este vemos uno y al oeste el otro, también tenemos una bonita vista del Prado Raso y de su vecino.


El Carnero.
   
Prado Raso.
 

     Para no volver por el mismo sitio que hemos venido bajaremos por una pronunciada pendiente, en pleno descenso vemos otra naturaleza muerta, está da la sensación de querer subir a los cielos y a fe que no anda desencaminada porque ya rebasa a "Montón de Osos".


Es difícil estar muerto y tener esa gracilidad.
     Seguimos bajando y varios "trasplantes de menisco" después nos encontramos con el camino de las Curvas, del que tantas veces no ha hablado Julio, por fin le conocemos, le tendremos que recorrer y será pronto, paralelo a dicho camino baja un caudaloso arroyo de la Yedra que aprovecha el Morrosko para darse un buen baño para refrescarse al tiempo que se bebe tres "porrones".


El fresco del barrio.

     El camino de las curvas antaño tan utilizado por los gabarreros y hoy en día abandonado por la falta de uso está muy desdibujado, de cualquier forma subiremos por el a Cueva Valiente, como nos indicó Julio, ojalá nos acompañe, bajamos por él y llegamos  al Ingeniero, al que vemos que le cruza el arroyo sin ningún tipo de vergüenza pero muy educado no haciéndole mucho destrozo.


Arroyo La Yedra.
     Tomamos el Ingeniero hacia el oeste y nos encontramos un caño con un chorro desmesurado.


Los Acebos.
     Dejamos a nuestra derecha mucho más abajo la fuente de La yedra y continuamos por el Ingeniero hasta que llegamos a la altura de los depósitos de Agua por donde dejamos atrás las faldas de Los Peñoncillos.


     Nos vamos relajados una vez terminada la etapa, ¡pero! no nos podemos olvidar del camarada inseparable del Peñón, que tantos años le ha acompañado y dado sombra al mismo tiempo, un pino que ha estado grabado en nuestra mente durante más de medio siglo y que estos últimos años hemos querido y admirado tanto, viendo el mal final que ha tenido este, caemos en la cuenta de los múltiples seres vivos que admiramos y queremos.


     Hay una cosa clara, nadie quiere perder a los seres que ama de corazón, ya sean personas, animales e incluso plantas, hablando de plantas, nos viene a la cabeza un reportaje de una familia japonesa que nos enseñaba orgullosa un bonsái que llevaba con ellos casi seiscientos años, ojalá les dure otros mil, por nuestra parte, con tan solo cuatro contactos con EL PINO DEL PEÑÓN JUAN PLAZA en cincuenta años nos han sabido a muy poco y su muerte nos ha dolido mucho.




Requiem aeternam.


Requiescat in pace.


Imagen relacionada

  

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