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jueves, 23 de marzo de 2017

Las Lanchas-Peña la Casa-07-08-16


07-08-16

ANDAR POR CASA

     Dejamos el coche en Peña Morena, no nos hemos pertrechado aun y a treinta metros vemos un corzo, empieza bien la cosa, parece mentira teniendo en cuenta lo concurrida que esta la zona, pronto se nos va la visión acosada por un perro, “muy listo”, amigo de perseguir corzos y un dueño amigo de rastrear perros, “inteligentes”, una vez vista la doble persecución cruzamos la forestal dirección al prado de P., donde tomaremos el precioso camino del “Pinche del Ingeniero” que seguiremos hasta llegar al depósito de agua del Espinar, nos detenemos a refrescarnos con el agua que sale del aliviadero, bajamos y cruzamos el Goyato por el puente acueducto “Segoviano”, subimos la vaguada y aparece la torre del “homenaje”, la dejamos atrás y llegamos al incipiente robledal (quien pudiese deleitarse con su sombra dentro de doscientos años), de nuevo disfrutamos del deambular de las mariposas, vemos a una pareja copulando,  curioso nunca lo había visto, nos vamos y rápidamente llegamos al primer punto del día, la Casa de las Lanchas, fruto de la charla que tuvimos estas fiestas con A. nos mandó unas fotos, una de ellas sobre todo nos llamó la atención porque la casa todavía tenía el tejado y además se ve como fondo la Mujer Muerta y Montón de Trigo, preciosa, ver la foto y surgir la idea, todo uno, hay que hacer una fotocopia en la actualidad, por eso, después de dar una vuelta por la casa y de hacer un comparativo de otra foto, (esta menos antigua), tomamos la dirección al punto desde donde suponemos se hizo la vetusta foto ¡Eureka!, llegamos al “justipunto”, al primer vistazo vemos los profundos cambios que ha sufrido la instantánea, comparando una con otra se pueden apreciar, después de disfrutar un rato, tomamos la decisión de ir a Peña la Casa.          Bajamos por la forestal, antes de llegar al paso canadiense, tomamos una vereda a la izquierda, tan bonita que cuando nos queremos dar cuenta nos hemos pasado, enfrente tenemos los Prados del Coteo, media vuelta, no sin antes meter este camino en la carpeta de pendiente para cuando este verde, retomamos el camino correcto que subimos en zigzag y cómodo, rápidamente llegamos a la “casa de mi compi”, da gusto ver el lugar,  ejemplares de pinos maravillosos, unos tremendos bolos graníticos, por cierto colocados con gusto, la fachada de la casa, de la cubierta ni hablamos, una mesa preciosa, hasta con asa, una bonita fuente datada de 1845, con un caudal generoso, agua rica, rica y fresquísima, a todo esto hay que añadir que subiendo un poco tenemos unas vistas del Espinar hermosas. Entretenidos, casi se nos olvida, pero no, llego el momento, nos echamos al coleto sendos bocatas y lo otro, en la sobremesa, nunca mejor dicho, haciendo memoria, mi ya clásica medida del tiempo, MEDIO SIGLO, hace cuarenta y seis años que estuve aquí, no estaba así desde luego, eran mis presuntos años de estudiante, cuando se “invento” el instituto, muchos recuerdos.
     ¡Vámonos! Empezamos a subir un precioso camino ascendente al estilo “burro viejo”, dejamos la variante Fuente de las Barrancas a la izquierda y continuamos llegando al camino del Ingeniero por debajo de la majada de Juan Francisco, a la izquierda y a disfrutarlo, como siempre, en realidad no está igual, está más ajado, con más arrugas, mas “canas”, son los efectos del calor que cambian los maravillosos verdes por ocres peligrosos, sobre todo viendo las espantosas imágenes de los recientes incendios de Canarias, Madeira, todo Portugal, Galicia, y el video que me manda María con el fuego arrasando los montes de Redondela y algunas casas, etc., una tragedia tras otra. Soy poco tendente al odio, pero los a incendios los aborrezco con todo mi corazón y a los culpables intencionados, destierro, pero nunca mejor dicho, destierro, fuera de la tierra.
     En estas elucubraciones estamos cuando llegamos a la fuente de A. de las Heras, otro traguito, llegamos a la zona recién entresacada, ni contar tiene como está, cruzamos una cicatriz creada por un arrastradero y por mirar la herida, ¡pispato traidor! La pérdida de la verticalidad me trae a la cabeza la última caída de funestas consecuencias, la cosa queda solo en un susto y una “eminencia”. Ya de nuevo en la fuente de Peña Morena nos quitamos la desazón con su agua rica y fresca.
     Una gira por el monte muy agradable, hemos andado por la Casa de las Lanchas y sus alrededores y hemos andado por Peña la Casa y su maravilloso entorno, un verdadero placer.

Aliviadero del deposito


Aliviadero

Las Lanchas en la actualidad

Copula

El Espinar desde Peña la Casa

Fuente de Peña la Casa

Las Lanchas antiguamente

En la actualidad

Habitable 

Peña la Casa

Pino iluminado

Puente de un ojo





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