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domingo, 27 de mayo de 2018

28-04-18 Cabeza Lijar




28-04-18

Por la cresta



    Aparcamos a la derecha del comienzo de la carretera de Peguerinos, enfrente justo del gran bunker cuya puerta mira al "Manolito" del León. No sabemos exactamente a que estaba destinado durante la guerra, desde el desconocimiento nos aventuramos a decir que debía estar destinado al cuerpo de guardia, nos parece recordar que en las entradas a los cuarteles estaba siempre el cuerpo de guardia y nos imaginamos que desde aquí se harían los cambios de guardia. Nos informaremos, tenemos que preguntar a los supercicutas, ellos nos corregirán, por otro lado nos llama la atención el graffiti, es increíble la multitud de veces que le vemos repetido, le hemos visto repetido varias veces en un tramo de doscientos km., a eso hay que añadirle el tamaño, no sabe uno que pensar, ¿Le ponemos una multa? o le damos la medalla al trabajo. (Con posterioridad a escribir los párrafos anteriores hablamos con "Don Cicuta" que nos comenta que estábamos errados en nuestras apreciaciones con respecto al uso de esta edificación, no era el cuerpo de guardia, ¡oído!)



Al fondo recortada la "sombra chinesca" de Cueva Valiente y Los Peñoncillos.


      "Identificamos el número del aparcamiento" para encontrar el coche a la vuelta, nos equipamos y comenzamos. Nuestra intención es "montar" en el GR-10 y seguirle, veremos dónde nos lleva. Aproximadamente los primeros ochocientos metros los tenemos que hacer por la presunta "carretera" de Peguerinos. Llegamos a una canadiense donde nos vamos a la derecha y ahora sí que tomamos el genuino GR-10. Rápidamente empezamos a disfrutar de la belleza del camino, gracias al verdor del terreno, y al "encaje de bolillos" de granito que obliga a la senda a zigzaguear.


"Calzada romana segoviana"

     Pasamos la primera prueba del GR, bastante granulado y divertido, a continuación al segundo tramo, una preciosa senda de leve pendiente que circula entre pinos que nos recuerdan al dios hindú Vishnu de cuatro brazos y que representa el orden, la paz y el amor universal. Los pinos que nos acompañan a estas alturas nos enseñan los brazos por docenas y el orden no predomina en sus extremidades, pero de paz y amor universal rebosa toda la zona y al mismo tiempo que nos inunda nuestro corazón.


¡É Bellissimo!.

     Completamente sosegados por la influencia de la visión de los pinos "Vishnu", reanudamos la marcha y pronto llegamos al Cerro Piñonero. Desde aquí divisamos nuestra próxima ascensión, hacía tiempo que no la veíamos, nos da la impresión de estar más rellenita que anteriores ocasiones, le han salido dos mollas una a cada lado.


Cabeza Lijar.


      ¡A bajar tocan! Por el bonito camino que en tres zancadas nos deja en el Collado de Lagasca, otro remanso de paz.


Desde la divisoria del collado miramos al norte.

     
     Una vez aquí nos disponemos a subir por terreno ignoto, va a ser la primera vez que subamos por esta cara, da la sensación de ser un camino fiero. Las veces que hemos subido anteriormente han sido por el sur oeste ¡Subamos pues! Como no podía ser de otra manera el GR-10 no nos defrauda, tiene la misma formación que lo que dejamos atrás, eso sí, con más peñascales y más gordos. Seguimos gozando, nos asomamos a una terraza natural desde la que vemos el valle de Cuelgamuros.


Al fondo Abantos esperándonos.

     Continuamos y aunque la pendiente es un poco más empinada no se hace dura. Nos siguen llamando la atención los artísticos berrocales, musgos, líquenes, granitos y que decir de las formaciones en equilibrio.



Equilibrio granítico en un dedo.

     Llegamos a un tramo del camino que transcurre por unas eses que van esquivando grandes berruecos que lo engalanan. A la salida de una de las curvas nos encontramos con la visión del refugio coronado por su maravilloso mirador, a su izquierda el vértice geodésico y entre medias vemos por donde se sube directamente a las nubes.


Escaleras al cielo.

     Llegamos a la escalinata que peldaño a peldaño nos acerca al firmamento, una vez en él se nos abre un feroz apetito repentinamente, dejamos la observación para luego y nos vamos en busca del resguardo del "Caballo", no miramos de donde viene el aire, allí siempre nos libramos del viento. Le llamamos así porque siempre vemos huellas de ganado caballar y hoy no podían faltar, de nuevo el corta vientos natural nos libra del molesto airecillo que hace, nos comemos el emparedado y lo "otro" con vistas a Cueva Valiente y sus aledaños, que tampoco está mal. A continuación nos disponemos a observar desde este mirador sus 360º de maravillosas y cuasi infinitas vistas, hablando en la nueva medida de superficie inventada por lo de la televisión (que son muy listos) se podría decir que desde está atalaya vemos "1.606.000 campos de fútbol", que viene a ser la superficie de la parte que vemos de la comunidad de Madrid, de Ávila y de Segovia en esa nueva medida del sistema "métrico decimal televisivo".

     Iremos por partes para tratar de explicar el "Universo Cabeza Lijar", esperando un cafetito en la "mesita-geodésica" tenemos a nuestros "pieses" el bonito cartel explicativo con una enciclopedia de datos. A nuestra espalda media comunidad madrileña, los pantanos de la Jarosa y Valmayor, múltiples pueblos, al fondo la capital del reino y en el cielo una capa de nubes distribuidas a su libre albedrío.


Sur.
        
     Giramos 45º la cabeza y vemos a Cueva Valiente 80 metros más alta que nosotros, con el precioso camino que sube a ella desde Cabeza Buey,  por donde subirá la famosa carrera Vertical de la copa Cueva Valiente que se correrá dentro de poco más de medio mes, suponemos que los participantes que la suben a tope no podrán apreciar la belleza de la senda.


Oeste.
     
     Otro cuarto de vuelta y nuestros ojos se fijan en el valle donde se asienta San Rafael acompañado de los "tres tenores", Cabeza Reina, El Estepar y el Caloco, que desde aquí parecen tres tachuelas. Si levantamos la vista, ésta se nos pierde en la grandeza de la meseta castellana que diría Rodrigo Díaz de Vivar y que decir de la cobertura de nubes.

Precioso entorno de nuestro pueblo.
     
     Para contemplar los cuatro puntos cardinales giramos de nuevo la cabeza. La visión siempre magnífica de los pinares de la Garganta con dos "coronas", una formada por la "Cuadriga" de Pasapán, "Montón de Osos", La Pinareja y el collado Tirobarra con algunos trazos blancos producto de los neveros que aún quedan y la otra al fondo Montón de Trigo, Peña el Águila y más cerca nuestra Peñota. Sobrecoge la vista de las dos crestas pensando que entre las dos y algo más forman la clásica Integral de la Garganta, etapa hecha a la medida para los grandes correcaminos, alguien nos comentó en su día el tiempo que había realizado en recorrer toda la etapa y aun lo dudamos, nos parece increíble, nosotros calculamos un mínimo de quince días en dar la vuelta entera.


Media integral.

Y la otra media.
       
     Viendo las fotografías te das cuenta de que eso sí que son dos verdaderas crestas, ver esta panorámica es un auténtico disfrute. Nos despierta de nuestros sueños la llegada de una pareja con una niña de siete u ocho años, momento que aprovechamos para que nos hagan una foto, se lo agradecemos y nos vamos. Dejamos atrás este paraíso visual y comenzamos de nuevo el descenso por las bonitas eses que hace a estas alturas el GR-10. Llegamos a El Penacho y hacemos otra parada para dar un vistazo a una nueva cresta, ésta formada por  Siete Picos, Alto del Telégrafo, Alto de Guarramillas y a su derecha La Maliciosa. En la parte baja de sus respectivas faldas vemos a Los Molinos y Cercedilla  al fondo vemos acariciando a las nubes a Peñalara.



La cresta de La Bola del Mundo.
     
     Con el regustillo de la última mirada al escenario de "la bola" descendemos entre riscos para llegar de nuevo a la suave vaguada entre cerros del collado de La Gasca, desde aquí  continuando por el GR-10, subimos una suave pendiente y como el cerro al que llegamos tiene dos nombres, ahora le llamaremos La Gamonosa, aunque somos partidarios más del primero. Lo que está claro es que las redondeces del cerro son preciosas, entre otras cosas vemos la redondez de una piedra con el bonito peluquín que se ha comprado.  


Le sienta de p.m.

     Recorriendo todo el entorno del Cerro Piñonero vemos múltiples construcciones de lo que suponemos que son huellas de la guerra, mala vida se dieron en aquellos tiempos los moradores que usaron estos restos. Un poste que parece una enciclopedia con tantos datos, nos dice por un lado que allá enfrente vemos a cabeza Lijar, también que vamos por el GR-10 y además nos indica la dirección de un búnker. Nos acercamos a el búnker, le vemos que está renovado y reconvertido, las posteriores indicaciones de los "Supercicutas" nos hacen saber que entre otras cosas se utiliza para el avistamiento de aves.


El más listo del cerro.

Mirador aviario.

     Cuando levantamos la cabeza nos llevamos una sorpresa monumental, nos encontramos de frente, precioso, el perfil del Cerro de San Pedro, bonita vista que nos trae a la memoria unos recuerdos muy agradables, se merecería ser pintado en un lienzo, nosotros cerramos los ojos y vemos a San Pedro con las llaves abriéndonos las puertas del cielo aunque solo fuese durante un día.
San Pedro el Grande.

     También vemos otra escena donde apreciamos el crecimiento desmesurado de todos los pueblos que hay desde Guadarrama a Madrid donde asoman imponentes las torres y el edificio España que en realidad habría que llamarle edificio China, porque curiosamente es propiedad de un chino, bueno por lo menos lo compro o eso creemos, además se ve  una gigantesca serpiente ondulante  a la que no se le ve la cabeza de nombre "Iberpitón" devoradora inagotable de euros.


Urbanismo desmedido.

    Después del repaso a La Gamonosa, comenzamos el descenso, saludamos de nuevo al pino “Vishnu” y disfrutamos de nuevo de su visión, le dejamos a nuestra espalda, a él y al paraje de La Cerca, más abajo pasamos sobre la "Calzada segoviana" y a la izquierda se quedan Las Hondillas. Una parada para fijarnos en un "bosque" de antenas de todos los tamaños y de varios operadores, hay que sumar las del ejército del aire que son las decanas.


Mil torretas.

    Abandonamos el GR-10  y nos salimos a tomar el Camino del Vía Crucis, no sabemos el motivo del nombre, lo que sí vemos son varias cruces que jalonan el camino (otra pregunta para los supercicutas).


Crucis.

     Desandando el Vía Crucis llegamos a un tramo que hay que pasar deprisa, bajo nuestros pies 250 m. tenemos el túnel nº I del Guadarrama, inaugurado en 1963, unos metros más y pasamos por encima del túnel nº II, abierto en 1972, a continuación nos encontramos pisando encima del pasaje del tren, por el que pasó el primer tren en el año de 1888 y llegando al coche justo bajo sus ruedas está el túnel nº III estrenado en el año 2007, no sé porque dudamos de su estabilidad con tantos años de vida, pero es llamativo el saber que la montaña está horadada por cuatro túneles, milagros de la tecnología.

     En estas andábamos cuando llegamos al coche. Estamos quitándonos los petates, ¡Increíble!, vemos como se nos acerca la pareja con la niña que nos ha hecho la foto en Cabeza Lijar, qué resistencia tiene la niña y como corre, viene más fresca que una fresa, ¡Fabuloso! Además nos comentan que desde Cabeza Lijar han bajado al collado de la Cierva y desde allí han venido por la Pista de la Mina, es verdad que el camino es menos escabroso pero es bastante más largo. Solo nos queda que felicitar a la pareja pero sobre todo a la niña, de seguir así, con el paso de los años será capaz de hacerse la integral de la garganta, incluso llegar a ganarla.

     Nos despedimos del León de dos siglos y medio de edad, no nos hace mucho caso, está obnubilado por el tropel de coches que van, vienen y también de los coches aparcados que no son pocos ¡Adiós!.




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