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sábado, 5 de mayo de 2018

14-04-18 Revenga-Segovia por el Soto.




14-04-18

El Soto


     Después de aparcar y bajar por la Travesía del Cuartel y calle Barruelo llegamos a una plazoleta en la que nos encontramos un pilón con cartel nominativo incluido que se encuentra en un bonito jardín que está en el barrio de la Iglesia.

Pilón del plantío.
     También vemos como corre alegremente el agua por la Acequia de Hontoria que aparece milagrosamente por un tubo que asoma debajo de una piedra, pronto entendemos porqué se llama así el barrio. Desde aquí  vemos la iglesia parroquial de San Sebastián con su pequeña torre románica. 

Desde la plaza.
     Salimos del pueblo por el camino de Hontoria que comparte trazado con el GR-88 y los dos marchan paralelos en este tramo a la acequia que gracias a las últimas nieves baja con abundante agua. Esta cacera de riego junto a la de Revenga tiene varios siglos de existencia. En una ocasión leí sobre un contencioso del rey Enrique IV allá por el año 1450 en el que se dictamina se solucionen ciertos problemas que le daban estas dos acequias a la acequia real. Puede que los paisanos hicieran alguna trampa o que la monarquía quisiera todo el agua, todo esto quiere decir que estas caceras llevan siglos existiendo varios siglos, la del acueducto solo 2000 años, casi "ná", un proyecto fascinante. Hace tiempo tuvimos la oportunidad de ver su recorrido desde donde toman el agua en el río Acebeda hasta Revenga, hoy podríamos decir que vamos a ver su segunda parte (que es la más interesante).



Acequia a la salida del pueblo.
     Empezamos a descubrir el estupendo trabajo que realizaron los agrimensores por un lado, los que trabajaron en su ejecución por otro y desde entonces los que aprovechan la madera y los ganaderos que periódicamente la limpian y reparan. Este arduo trabajo queda plasmado en esta belleza y el producto recogido durante tantos y tantos años. Un poco más adelante vemos un otro pilón también con su coqueto cartelito.


Pilón de los Arroyuelos
     Ya desde aquí vemos una construcción que cuando nos acercamos a ella descubrimos que es el cementerio, de San Sebastián para más señas y no es pequeña la sorpresa cuando vemos las poquísimas tumbas que tiene ¿Que ocurre, en Revenga no muere nadie?, después nos enteramos que el pueblo tiene un cementerio antiguo adosado a la iglesia que se clausuró cuando se hizo en este el primer enterramiento allá por el mes de diciembre de 1994, motivo de su aún escaso uso.


El "peluquín" del fresno y a su espalda el cementerio.
     El entorno regado por las aguas de arroyo de la Acebeda aunque parezca mentira lo convierte en un macro jardín repleto de fresnos de los que se aprovecha la leña que sale de sus ramas que son cortadas periódicamente, a su vez, la mayoría tienen huecos que sirven de "vivienda" para multitud de "moradores".


"Bolsa marsupial".
El soto.

Se me abren las carnes.


Ático.

Viene la primavera.


La gatera.
     Dejamos a nuestra espalda el camposanto y rápidamente nos desviamos a la derecha, para acercamos a la ermita de Santa María que vemos desde el camino. Nos acercamos por zona pantanosa y cuando nos aproximamos a ella, el alma se nos ensancha casi hasta el mismo volumen de la ermita. Está situada en una verde explanada bastante limpia de árboles, pero ahora mismo está bellísima. Toda la llanura que la rodea está inundada por el agua de uno de los ramales de la acequia lo que hace que este muy primaveral, está todo tan bonito que hay que darle varias vueltas. Nos absorbe la sencilla belleza del santuario de colores ocres segovianos inmerso en un "mar" verde cuidado como si fuese un jardín, los múltiples nidos de cigüeña, en concreto el primero que nos encontramos, no muy alto, con un hueco abajo para admitir un posible vecino, en la buhardilla vemos el nido con su inquilina, una estampa idílica.


Hasta la cigüeña posa para una postal tan hermosa.
     Giramos para ver la fachada sur muy sobria como toda la ermita, lo único que destaca es lo poco que queda del alero, tres canecillos, que están muy deteriorados. De frente vemos la portada que es en compañía de lo anteriormente dicho y una pequeña ventana los únicos adornos exteriores que tiene, es sencilla, está muy dañada por encontrarse completamente expuesta a los agentes externos. Un cuarto de vuelta y nos encontramos en el centro del ábside semicircular una pequeña ventana con la misma forma que la planta de la ermita, a lo que le unimos la belleza de un charco que la reproduce fielmente con sus colores segovianos, (posteriormente nos dirían que el paraje está desarbolado por culpa de la grafiosis que hace unos años acabó con una multitud de olmos que poblaban toda la zona).


Una vida contemplativa.
     Apesadumbrados por tener que abandonar este lugar tan idílico, tranquilizador y espiritual nos vamos y pronto llegamos a la carretera que une el Palacio de La Granja con el de Río Frío, aquí se encuentra la entrada del camino a la ermita y dos vistosos carteles.




     Según reza el cartel, desde que  se repobló este paraje  hace tres siglos son los ganaderos y gabarreros revenganos los cuidadores de esta joya de la naturaleza, hace algún tiempo los vimos limpiando la parte alta de la cacera, no nos podíamos imaginar el resultado de ese laborioso y cuidadoso trabajo, hoy nos hemos llevado la sorpresa al ver el resultado, el único problema es el mismo de siempre, coincide nuestra visita con la total desnudez de los caducifolios, tendremos que solucionar este problema viniendo para verlos con hojas y en otoño ¡Problema resuelto! Metemos a la carpeta de pendiente esas dos visitas que posiblemente sean más.

     Cruzamos la carretera de lo que antiguamente era la ruta de los Reales sitios que une los palacios de La Granja y de Río Frío, continuamos por el camino de Hontoria y su hermanado GR-88 y llegamos a Los Barriales. Vemos que va cambiando la flora, ahora se ven algunas encinas que le dan otro aire al entorno, la cacera sigue acompañándonos  con sus múltiples ramificaciones que llegan a todos los rincones haciendo su cometido que no es otro que regar y regar.


Un vetusto fresno rodeado de jovencitos y de Quercus Ilex.

Este e le ve que va al gimnasio, menuda anchura de espaldas.
     Dejamos atrás a Los Barriales y nos adentramos por El Sotillo. Un nuevo cambio porque este está dominado por los pastos. En cuanto salimos a ellos se alargan los horizontes, miramos al este donde se dejan ver en primer término Cabeza Grande y a lo lejos, alta y semi tapada por las nubes Peñalara blanca y radiante, dice nuestro chef que nos está esperando.


La "blanca" nos espera.
     Tenemos que bajar muchos "torreznos" para poder subir a Peñalara, nos tendríamos que poner como cuando subimos al Cerro del Moño del Tía Andrea que también vemos en la postal o cuando alcanzamos la cima de la Atalaya que se nos presenta atractiva con un velo blanco.


¿No está bonita la Atalaya?
     El tiempo que disfrutamos y con la vista de la sierra llegamos al sitio de las majadas donde nos encontramos a la derecha un nuevo pilón con su nombre y bandera, a la izquierda está el  puente sobre la AP-6 que cruzamos.


Pilón de las  retuertas.

Salva autopistas.
     Cruzamos y estamos en Los Pozancos. Es curioso que al pasar la autopista parece que entremos en otro mundo, más agreste, se nota que falta la mano humana, suponemos que ahora estamos en el término de Hontoria. Caemos en la cuenta que llegamos a Las Retuertas nombre que tenía el cartel del pilón que dejamos a nuestra espalda, vemos lo que suponemos el depósito de Hontoria en el punto más alto de La Ventera, desde donde vemos al sur oeste el palacio de Riofrío y al fondo El Caloco y sus "Caloquitos".


Bonita estampa.
     Ya vemos el pueblo y su polígono, no hemos caído en la cuenta de lo que ha ocurrido con la acequia, bajamos un poco más y nos quedamos a las puertas del poblado. Nos ha llegado la hora del puchero y de lo otro, terminamos y antes de irnos mirando el mapa nos damos cuenta de que no hemos parado en el mejor sitio, si tenemos en cuenta que se llama Los Cagajones, con perdón de la comida ¡Huyamos! Y en nuestra huida lo que vemos nos confirma que hemos cambiado casi hasta de país.


Sin nombre.
     Son solo suposiciones, pero se deja ver claramente que en este pilón ya no bebe el ganado y solo suponemos que es porque a Hontoria ha sido rodeado por un cinturón industrial que absorbió toda la mano de obra del pueblo que abandonó el campo y a la acequia tricentenaria. Entramos al pueblo por una calle que nos da más si cabe la razón.


No hay agua ni para la pila del pueblo.
     Llegamos a la plaza y nos tomamos un café en el bar Régulo, charlando con el camarero que por cierto le conocíamos de San Rafael nos dice, que a un lado de la puerta pasaba la Acequia, incluso nos enseña una fotografía de los quintos de su padre en la que aparece. Nos despedimos y continuamos el viaje, paramos en la plaza para ver la iglesia que tiene partes de su primitiva construcción del siglo XII, la cabecera y la parte baja de la torre, posteriormente en el siglo XVII se construyó el resto.


Portada.

Torre.

Conjunto.
     Salimos por la calle de la Bomba y muy pronto nos damos cuenta de el porqué del nombre.


De aquí le viene el nombre.
     Abandonamos Hontoria por el GR-88 y llegamos a Los Pavardinos donde nos encontramos los primeros sembrados, a continuación pasamos por debajo del doble puente del AVE situado en el KM. 70.300, seguidamente por debajo del viaducto de la SG-20 situado en su km. 12, casi adosado están construyendo otro puente para el desdoblamiento de la dicha SG-20 del cual tienen los pilares ya en su cota a nivel.
Los bajos del AVE.

Bajos de la SG-20.

Si señor, pilares a nivel.
     Dejamos atrás los puentes y las obras y nos vamos por la derecha, por el camino viejo que utilizan para las obras. Subimos un poco y descubrimos el "monumento" de la choricera al noreste y al noroeste por encima de los sembrados se dejan ver los cimborrios de la catedral, esculturales. 


Polígono El Cerro.




La Dama.
     Más tarde, nos damos cuenta que hemos errado el tiro, en cuanto llegamos al sitio de La Fuentecilla, en este punto la SG-20 tiene un puente, lo malo es que la malla que cierra la carretera no nos permite el paso y el arroyo de la Fuentecilla viene tan crecido que nos corta el paso, nos damos cuenta que hemos abandonado el GR-88 un km. A la cola, doblamos 90º al norte, asombroso, vemos dos corzos están entre el polígono y las vías del tren ¡Increíble! Ahora vemos unos cuantos conejos, todos junto a la civilización ¡Sorpresas! Y a un km. nos encontramos un puente por el que pasa, que casualidad el ya famoso GR-88.


Puente sobre el Fuentecilla.
     Dejamos a los corzos que nos miran tan sorprendidos como nosotros, cruzamos el "puente sobre el Río Kwai" y volvemos al buen camino que nos es otro que el GR-88. Llegamos a la subestación eléctrica desde donde subimos al puente que une la calle Guadarrama del polígono con la calle Malagosto, desde la pasarela vemos la estación de Segovia y aprovechamos la oportunidad para dar una clase de Barrio Sésamo.


Lejos.

Cerca.
     Cruzamos y nos vamos por la derecha campo a través en dirección a la estación, cuando llegamos al nivel de las vías y vemos el camino que dejó la antigua línea Segovia -Medina del Campo que estuvo funcionando hasta el 25 de septiembre de 1993. Parece que fue ayer cuando veíamos salir los trenes a Medina del Campo, nos quedamos con muchísimas ganas y ya hace un cuarto de siglo, cuarto de siglo que no para el tren ni en Ausín, ni en Yanguas, ni en Armuña, ni en Coca, ni en otras más, ¡Cómo ha cambiado la vida!, quizás algún día pase lo mismo con La Estación de El Espinar, San Rafael y Gudillos. ¡Prosigamos! Llegamos a la estación, y las vías se desdoblan, la primera se dirige a un puente giratorio que lleva muchos años sin girar, claramente vemos que hace mucho tiempo sin arreglarse ninguna máquina en estas instalaciones, a los achaques del puente giratorio hay que añadir los desperfectos de los talleres que están ruinosos.


Restos de traviesas y al fondo puente "ex" giratorio. 

Talleres que tienen que ir al taller.
     Atravesamos la estación y nos vamos por Obispo Quesada, paseo Conde Sepúlveda y paseo Ezequiel González donde llegamos a la estación de autobuses justos de tiempo, tanto que no nos dio tiempo a sacar billete, casi le tenemos que coger en marcha. Un poco de montaña rusa y en diez minutos en Revenga, metemos varias etapas a la carpeta de pendiente.




    
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