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sábado, 9 de marzo de 2024

6ª de La Vía Verde

 

20-01-24

6ª de La Vía Verde

    

         Llegamos por la SG-V-3311 al cruce con la SG-V-3312 con la intención de ir a Carbonero de Ahusín, nos encontramos con la desagradable sorpresa de de un prohibido el paso por inundación ¡Pensemos! No acabamos de entender muy bien el problema, suponemos que el problema tiene que estar localizado en el puente que precisamente va a ser nuestro punto de inicio de la etapa, tomamos la opción de acercarnos. Antes de llegar asistimos a una tremenda aglomeración de cigüeñas en perfecta formación, a lo que habría que sumar otros tres grupos más pequeños que estaban muy cercanos, increíble ver más de una centena de cigüeñas, suponemos que el agua les a sacado a la luz un manjar que las encanta, nos preguntamos cuál será su procedencia, lo que parece es que han venido cigüeñas hasta del extranjero, no nos imaginamos las que habrá cuando llegue San Blas la pregunta que nos hacemos es, como se han pasado la información del lugar concreto del ágape, nos imaginamos que las "cigüeñas al visillo" se "crotorrearan" unas a otras de la torre del pueblo a la torre del pueblo vecino el lugar y el menú.

A comer.



Y nos faltan catorce días para San Blas.

        Llegamos al punto conflictivo, paramos ante él para estudiarlo. Las lluvias que han hecho desaparecer la nieve que veíamos la semana pasada en las cimas del Sistema Central   han propiciado la crecida y consiguiente desbordamiento del río Eresma hasta el punto de rebosar por encima de la carretera antes de llegar al puente. Se ve claramente que ha subido mucho el nivel, pero ahora mismo pasan cinco centímetros sobre el asfalto en el punto más alto, como relataba Mateo en el Nuevo Testamento "Jesús llegó caminando sobre el agua del mar de Galilea" pasa por el paraje de La Cañadilla el Comando Peñota hoy inundado por las aguas del Eresma para cruzar el puente. Ha continuación aparcamos en el espacio destinado a ese fin.

          Es obligado observar el gran caudal que lleva el Eresma que nada tiene que ver con el que registraba el sábado pasado, a lo que hay que sumar la inmensa superficie que ha inundado y cuyo nivel vemos que ha bajado ostensiblemente.

Desde el puente margen izquierda con la calzada inundada al fondo.


Margen derecha tambien.

             Pensábamos erróneamente el fin de semana pasado que nos despedíamos de los ahusineros, pero el efecto llamada a causa del "río-moto" hace que hoy se acerquen tres de ellos a contemplar la crecida para quedarse asombrados como nosotros.
  Una vez hemos curioseado y pasada la fascinación inicial, bajamos del puente en compañía de los tres ahusineros por el camino de Santiago que lleva dirección al pueblo de Añe, nosotros "nos bajamos" en nuestro camino, la Vía Verde, llegamos al túnel de Ahusín. 

Bajada, Vía y Eresma.

Túnel de Ahusín.

           Pasamos el subterráneo de 118 metros de longitud observando el buen estado en el que se encuentra después de 144 años, suponemos que tendrá algún retoque. Nos damos media vuelta. 

Cada día vemos más clara la luz del final del túnel.
          
           Después de hacernos unas fotos nos despedimos de nuevo de los ahusineros, ellos se vuelven al pueblo mientras que vemos una chopera anegada.


¡Café con leche para todos los chopos! con blancos indicios que demuestran el fresco que hace.

          Nos va quedando claro que hoy el agua va a ser una constante más aún si cabe cuando nos encontramos con el "Amazonas" seguido de una retención que se desborda de nuevo por otra plantación de chopos.

¿Eresma?

          Se abre una nube y el color del agua cambia de color de nuevo.


Más café con leche.

          Nos acercamos a la desembocadura de nuestro río Moros al tiempo que el Eresma se separa de la Vía lo que unido a los arboles no nos permiten ver la confluencia de los dos ríos y después de la ultima experiencia de salirnos de los caminos no nos atrevemos a pisar los barros.
          Miramos por un momento al noreste para descubrir a los pies de un barbecho una pequeña franja de verde que ha retenido la reciente y diminuta nevada, todo esto antes de dejar la Vía.

¡Menuda "nevá"!

         Llegamos a la confluencia de la Vía con la SG-V-3313 carretera que une Yanguas con San Pedro donde estuvo situada la antigua estación que compartían Yanguas de Eresma y Carbonero el Mayor que se haya a menos de seis kilómetros, nosotros la tomamos en dirección opuesta y nos lleva al pueblo que antes de entrar nos recibe enseñándonos su nombre en actual y el que está en "castellano antiguo" al tiempo que queda claro que casi nos cae el copo.
¿Nos tendremos que poner las cadenas?

          Tenemos suerte, coincidiendo con la llegada al pueblo se hace la hora del puchero, la mejor hora, por lo menos la más sabrosa, bien es verdad que desafortunadamente no tuvimos puchero, pero si un rico bocata, del que dimos cuenta rápidamente presionados por el biruji posteriormente nos tomamos un café en el bar Yanguas que nos entona el cuerpo, al tiempo charlamos con el gobernante que nos comenta que bastantes años atrás trabajó en San Rafael. También disfrutamos de una corta sobremesa con algunos paisanos que nos dieron respuestas e indicaciones antes de irnos.

          Salimos y en la misma plaza nos encontramos con la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción reconstruida hace doscientos años, se la ve solida, cuidada, grande y  curiosamente  vemos que tiene dos puertas lo que la "hará difícil de guardar", pero no nos quedó claro cual era la de atrás.

           No esta muy claro la procedencia del curioso nombre del pueblo, hay dos versiones; podría provenir de vocablo latino ianua ( paso, garganta) o traído por los primeros pobladores desde el pueblo del mismo nombre situado en Las Tierras Altas de Soria que pertenece a la Asociación de pueblos más bonitos de España.

          Siempre se interpretó que de aquí salieron los arrieros yangüeses cuyas acémilas excitaron al bueno de Rocinante, cosa que no los agradó motivo por el cual les dieron una gran tocata con palos y porras al seducido rocín, al ingenioso hidalgo Don Quijote y al bueno de Sancho dejándolos malparados, aunque ellos aseguran que fueron los yangüeses sorianos los culpables del deterioro de nuestro querido trío.
           


Desde la plaza.


Desde la carretera.
 
          Tiene una bonita cúpula y una torre campanario de dos cuerpos que sobresale de la nave central y está hecha con una piedra de un color muy vistoso.

Una torre de altura.

          Bajamos buscando el Camino del Pinar que tomamos y cuando llegamos al cambio de rasante que nos ocultará el pueblo le echamos un ultimo vistazo para descubrir su belleza de nuevo, con su iglesia dominando todo el entorno.

Bonito perfil el yangües.
 
            Nos despedimos de los yangüeses (de su curioso y atractivo nombre, al que le sumamos el encanto de la diéresis, esas dos micro-canicas puestas en la azotea de la U que nos obliga a pronunciarla) y de su buen trato, pasamos por el paraje de la Peña del Horno (que obligatoriamente tenemos que nombrar) nos dirigimos de nuevo a la Vía a la que llegamos a ella, el camino continua cruzando el río Eresma por el puente Boteta (nos lo dijeron los paisanos) si continuáramos por el llegaríamos al pueblo llamado Añe que tenemos guardado en la carpeta de pendiente para un futura visita, pero nosotros a lo nuestro, lo primero volvemos a ver el Eresma desbordado e inundando las plantaciones de chopos y ahora que se nos ha pasado el hechizo acuático que hemos sufrido hoy, vamos ver también la margen contraria de la Vía donde observamos los sembrados anegados y coloridos.

¿ Que será ese amarillo?

          Observando el desarrollo de la riada y la orografía del terreno vemos una clase magistral del proceso natural de la formación durante siglos de un valle fluvial, la erosión del río arriba  consigue con estos desbordamientos depositar en ambas márgenes materiales llegando a formar estas vegas fértiles propicios para el desarrollo de la agricultura, siempre con el desasosiego de las riadas.
           Estando sobre la Vía Verde que anteriormente fue vía del tren se ve claramente como el terraplén que forma evita la inundación en este caso de la margen derecha.

Las cárcavas protegen a las tierras de la ribera de los  vientos.

          Dejamos atrás el aula de geología y cruzamos de nuevo el túnel. Rápidamente llegamos al coche para liberarnos de petates y palos, una ultima mirada a la zona inundada para darnos cuenta que el pico de la crecida de las aguas ha bajado ostensiblemente, más tranquilos nos vamos para casa.





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