27-01-24
7ª de La Vía Verde
¡No es lo que parece! Ni nos vamos de caza, ni somos cazadores, ni tenemos escopeta, pero, lo que si que podemos hacer es un "safari" fotográfico de pequeñas piezas pero no por ello menos bonitas que nos hicieron disfrutar de su visión y aun seguimos disfrutando con su recuerdo.
A la vista del primer fotograma de hoy caemos en la cuenta de que en la entrada anterior abríamos con una foto de una tremenda bandada de cigüeñas y en la de hoy iniciamos también con otra bandada, esta vez de patos, como sigamos así acabaremos de expertos ornitólogos que tampoco nos disgustaría porque nos encanta esa palabra.
Hora de comer. Salto espacio-temporal |
¡Al tajo! Sin que sirva de precedente, nos vamos a saltar el curso del desarrollo del proyecto original, para ello haremos un pequeño subterfugio, adelantaremos la etapa para hacerla en séptima posición y no es que nos hayan abducido los extraterrestres, el motivo es más sencillo, nos acompañan dos componentes del Comando Peñota que nos han sobornado con la promesa de invitarnos a comer aquel plato que deslumbraba al entrañable Sancho llamado en la Mancha "duelos y quebrantos" imposible negarnos...
Para ello nos quedamos en el kilómetro 13.500 de la SG-V-3311 y ellos se van a la meta donde dejarán el coche para venir a nuestro encuentro. Nosotros arrancamos cerca del apeadero de Armuña que dejaremos aparcado para la siguiente etapa, cruzamos la carretera para coger La Vía en una de sus clásicas "rectas segovianas" desde donde vemos al fondo un puente sobre la misma y a estribor un pequeño pueblo
El ojo indiscreto del puente. |
Miguel Ibáñez. |
Hora del desayuno para los palmípedos. |
No se apreciaba bien desde La Vía, tenemos que dar un pequeño rodeo para acercarnos al cartel y verle de cerca.
Artístico. |
¡Nos ha encantado el cartel! Entramos al pueblo, llegamos a una plazoleta con el firme hormigonado como todas las calles, en ella está situado el potro de herrar con los muros que rodean el conjunto muy bien pintados y con unas macetas con sus respectivas plantas bien cuidadas.
Limpieza ante todo. |
Nos vamos a la plaza mayor donde nos encontramos con el deposito de agua elevado realizado en ladrillo ¡precioso!
¡Agua al duelo! |
Nos dirigimos a la iglesia y por la calle que hemos cogido nos topamos con la torre de la misma realizada en piedra y ladrillo que nos muestra su colección de campanas, le damos una vuelta a la iglesia, a su espalda nos encontramos con un paisano, hablamos con él y nos cuenta que hace doscientos cincuenta años entró un rayo por la torre hasta la nave, nos comenta que él llego a este pueblecito y le encantó (como a nosotros) se compro una casa antigua con un patio, después de refórmalo todo nos enseña su tesoro, del que disfruta la mayoría de los fines de semana cuando huye de Madrid para vivir en una tranquilidad absoluta casi monacal y esto nunca mejor dicho dada su situación ya que lo hace a la sombra de "la torre del rayo" de Miguel Ibáñez. Nos invita a un café que desestimamos más teniendo en cuenta que por mentira que parezca se ha unido de nuevo El Comando. Nos dependimos deseándole que disfrute largamente de su refugio.
Nuestros compis se han ido ha llevar el coche a la meta y han venido a nuestro encuentro dejándonos claro que están en forma, ya veremos como los seguimos... Damos la vuelta a la iglesia barroca para encontrarnos con una portada de medio punto encuadrada dentro de un alfiz que está cuidado con esmero, es curioso ver este detalle mudéjar dentro del conjunto del templo.
El Comando en la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción. |
Dejamos atrás la iglesia caminando por las calles todas ellas hormigonadas, nos preguntamos como es posible tener todo el pueblo en perfecto estado de revista con únicamente dieciocho habitantes, aun hoy no salimos de nuestro asombro, pensamos que se lo teníamos que haber preguntado a nuestro amigo.
El Tormejón a su paso por Miguel Ibáñez. |
Tomamos de nuevo La Vía, damos media vuelta y vemos de nuevo el puente que afortunadamente hemos cruzado para descubrir uno de los pueblos más bonitos de los vistos en las etapas de la Vía Verde todos ellos preciosos y muchos desconocidos para los segovianos, entre ellos nosotros y están aquí en Segovia sin ir mas lejos, nosotros afortunadamente gracias a esta aventura, el maravilloso Camino de San frutos y demás etapas que hemos hecho por nuestra querida provincia.
San Isidro. |
Marchando por las rectas con poca pendiente de la meseta segoviana los "corzos" que nos acompañan hoy dejan atrás hasta a la fiel e incondicional "liebre mecánica", momento que aprovechamos para mirar hacía el sudeste donde nos encontramos recortados en el horizonte a La Pinareja, "Montón de Osos" y "Los Pasapanes" que forman nuestra...
La Mujer Muerta. |
Terminamos de subir una una ligera pendiente al mismo tiempo que La Vía hace una pequeña parábola que nos enfrenta a nuestro objetivo recortado al fondo.
Nuestra meta al fondo. |
Nos vamos acercando enfrentándonos a un "Rascacielos" con ocho alturas que llama la atención al sobresalir por encima de todas las edificaciones del pueblo, se trata de un silo para el almacenaje de cereales y aunque ya en desuso se le ve en buen estado, teniendo en cuenta que se declaró urgente su construcción en el boletín con fecha 21-05-1948 pero no empezó a funcionar hasta el año 1956, posteriormente al suprimir las instalaciones de Renfe dejó de funcionar como almacén de cereales pasando a quedar como "casa rural para cigüeñas" y que como se puede ver está concurrida.
Nada más cruzar la carretera una nueva señal nos da el dato que desde aquí al final de la Vía en Olmedo nos faltarían 36.1 kilómetros, cien metros arriba o abajo, estamos en la mitad.
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