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sábado, 10 de julio de 2021

10ª Camino de San Frutos del Comando Peñota

 

 13-03-21

"10ª mini-etapita"

Cantalejo-Sebúlcor-Cantalejo

         Volvemos de nuevo a la ciudad de Cantalejo, en el polivalente comedor de la etapa anterior que hoy tendrá el cometido de parking. Después de aparcar tomamos los bártulos y arrancamos en dirección a la calle Sebúlcor que coincide con la SG-V-2323 donde pasaremos de largo por la que creímos puerta del Museo del Trillo (posteriormente en un intento de verle virtualmente nos dice que su dirección es calle Sepúlveda nº 52 ¿alucinación?) Dejamos la calle-carretera por la izquierda con dirección a la calle Caleras que ya fuera del pueblo se convierte en "camino-flotante" motivado por el grueso estrato arenoso que nos da la sensación de caminar por una playa deshidratada, a esto hay que sumarle una suave fragancia de pino resinero y el concierto que nos regalan los pájaros ¡Una delicia!




        Antes de acabarse el camino nos encontramos a la derecha las instalaciones del camping Hoces del Duratón, se le ve bien equipado, tiene la posibilidad de usar tiendas de campaña, caravanas o unas bonitas cabañas de madera, parque infantil, restaurante, piscina  y una empresa de turismo activo que entre otras cosas se dedican a los viajes por las hoces lo suponemos por la multitud de piraguas que vemos, le dejamos atrás en espera de mejores fechas.

        Abandonado el cobijo del pinar descubrimos un cielo resplandeciente salpicado de nubes de algodón que nos ilumina un nivelado barbecho cuasi infinito que acaba rematado por un pinar allá por los sitios de Carralanava y Los Angostillos.


          Marchamos por el camino del Cementerio (Cuerna de cabra.., cuerna de chiva...) no se sabe bien el motivo del nombre, no se ve ningún camposanto por los amplios alrededores que divisamos. Llegamos a la SG-V-2323 que tenemos que cruzar para dirigirnos al arroyo de Charco Redondo de escaso caudal al que acompañaremos hasta el pueblo, antes de entrar vemos un abrevadero de "Torrebruno" de los que se usan por estos lares, este no se encuentra tan bien cuidado como los vistos en anteriores etapas, se ve claramente que lleva tiempo sin utilizar, está cegado de tierras, plantas y completamente abandonado, lo que nos hace pensar que en el pueblo que tenemos enfrente han cambiado ovejas por cochinos.



        Visto desde fuera queda claro que es un pueblo idóneo para usar la bicicleta, se le ve situado en una planicie que da la sensación de que haya sido planchado y muy bien por cierto. Antes de entrar nos rebelan por medio de un cartel el sobrenombre con el que se les conoce en los alrededores a los Sebulcoranos, "los brujos", apelativo que les venía dado por contar entre sus vecinos con herbolarios que recolectaban gran variedad de plantas de los pinares de los alrededores con las que hacían emplastos, cataplasmas, ungüentos, enjuagues y abluciones con los que sanaban a sus vecinos y habitantes de pueblos colindantes. Estos personajes eran verdaderos eruditos, sabían de botánica para recolectar las plantas, eran los boticarios que hacían las fórmulas magistrales a lo que habría que sumar el título de doctor en medicina al tener que averiguar la dolencia y aplicar el remedio idóneo, por lo que antiguamente dada la escasez de léxico lo resumían llamándolos "los brujos", hoy en día sabemos que habría algunos embaucadores pero también los había que sabían lo que se hacían.



         Cuando entramos al pueblo nos encontramos con un gigante, como diría el Ingenioso Hidalgo, eso sí, este es "manco". Lo que estamos viendo es el depósito de agua del pueblo, un coloso de unos veinte metros de altura que se apoya en seis patas (contrafuertes de tres pies por tres pies de ladrillo), "entrepiernas" de arcos de medio punto, cinturón realizado en  doble sardinel del mismo ladrillo, cuerpo enfoscado y coronado con sombrero de teja curva. Entre pilares está cerrado con tabique de ladrillo enfoscado, además cuenta con seis ojos de buey que nos observan al tiempo que contemplan todo el pueblo.



        Continuamos y nos encontramos con la sencilla iglesia parroquial de una nave dedicada a Santa María Magdalena, como en todas las etapas nos quedamos con las ganas de ver su interior por encontrarla cerrada; es nuestro sino durante todo el camino de San Frutos al hacerlo a deshoras del fin de semana. Exteriormente nos llama la atención la espadaña de "Sebúlcor-Pisa", tiene una inclinación bastante grande, nos viene a la cabeza aquello del albañil que pregunta “¿está a plomo? - No, ¿está a nivel? - Tampoco, pues ata que no me gustan las chapuzas y luego pasa lo que pasa”.




                Bajamos unos metros por la calle San Juan, hasta el  nº 12 exactamente donde se sitúa el Olegario`s Tabernen, vamos buscando a Gregoris por recomendación de nuestro amigo para que nos enseñase la iglesia por dentro, no le encontramos ¡Está claro! Terminaremos el camino y no seremos capaces de ver el interior de ninguna. Media vuelta y nos vamos a la plaza del ayuntamiento y una vez estamos en ella nos damos cuenta de que todas las casas, el consultorio, el ayuntamiento, incluso el frontis del frontón (lo nunca visto) son de color café con leche corto café, donde únicamente resaltan los colores de los coches oscuros y la pared izquierda del frontón que es verde, como mandan los cánones, ésta da la espalda al sol con lo que se consigue que no apaguen la gama de los diferentes ocres que predominan en todo pueblo, lo que nos da pie a la canción de la etapa de hoy y que dice; 🎵🎶 Sebúlcor tiene un color expeeeciaaaaal, Sebúlcor sigue teniendo su duende, Me sigue oliendo a azahar Me gusta estar con su gente.... 🎶🎵.



                Y desde aquí comenzamos la vuelta callejeando para salir del pueblo por un bonita y completa área recreativa con merendero, parking para caravanas, fuentes, incluso un estupendo campo de futbol con un césped bastante bien cuidado.



        Antes de abandonar el pueblo los mismos que nos saludaban al entrar nos despiden deseándonos buen viaje de vuelta.



        A las afueras nos encontramos mirándonos sorprendido a burro del tiempo al que le vemos que no se le mueve nada el rabo y las orejas las tiene erguidas lo que nos indica que no hace viento y hace buen tiempo, habría que añadir que el pobre borriquillo está un poco enfadado, nos comenta que le han colocado la cruz horizontal que indica los puntos cardinales incorrectamente, el que la colocó no sabía dónde tenía el norte, han puesto el oeste casi donde debería estar el sur, el berrinche del burro del tiempo es manifiesto al no poder indicar correctamente la dirección del viento por eso se le ve más tristón.



        Nos despedimos de nuestro amiguito para seguir disfrutando de la luz y de la belleza de los campos de trigo mientras caminamos entre los sitios de Las Caceras al sur y los Carralejos al norte. Avanzamos y nos encontramos con los bonitos topónimos de Carramolino, Los Salmueros y el más original al que le vamos a dar el premio hoy, Marimingos.



                A la vista de las extensas llanuras ya sean sembradas o dejadas en barbecho nos entra un dilema, en caso de tormenta con chaparrón fuerte de esas veces que cae un diluvio ¿Cómo y dónde va el agua? 

    "Camineando" hacemos un zigzag irregular que nos sitúa en Prado Esteban, aquí nos encontramos un pequeño "mar" pero no creemos que sea capaz de recoger el agua fruto de una fuerte borrasca. Desde aquí cogemos el camino que mira directamente a la meta.



        Entramos al pueblo donde varios detalles constructivos de los que tanto nos gustan, entre ellos un buzón de granito, eso sí, realizado con máquina.





        Acabamos la corta y luminosa etapa a los pies de la iglesia de San Andrés aligerándonos de peso, montándonos en el coche y poniendo rumbo a casa cantando el éxito del día, 🎵🎶 Sebúlcor tiene un color expeeeciaaaaal, Sebúlcor sigue teniendo su duende, Me sigue oliendo a azahar, me gusta estar con su gente.... 🎶🎵.

    



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