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Encaje de bolillos. |
Subimos, pero antes de salir del Chaparral volvemos la vista para apreciar de nuevo la hermosura del cielo y del paraje al que solo le faltan los cochinos negros limpiando el terreno y atiborrándose de bellotas, imagen idílica y apetecible, solo de pensarlo casi hasta los oímos.
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Océano de carrascas. |
Nos topamos con un cartel que suponemos de reciente emplazamiento porque está legible aún, viéndole caemos en la cuenta que hace cosa de un mes leímos un post de Alfonso y Amigos que comentaban que habían hecho una etapa en compañía del Rio Viejo.
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Metida a la carpeta de Pendientes. |
Estamos seguros que volver para hacer esta senda, la haremos coincidir con la floración del cantueso para disfrutar de su aroma y ver cuánto han crecido las carrascas.
Atrás queda el encinar que nos deja claro el porqué del nombre del pueblo, lo del apellido no es por la pequeña pendiente que acabamos de subir, es por su cercanía al pueblo del mismo nombre que como vemos en el mapa está muy cerca. Llegamos al lugar de La Cañada que en estos momentos gracias al agua caída mantiene los prados verdes, separados entre sí por fresnos, embelleciendo la ante sala del pueblo al que entramos por el camino del Molino donde descubrimos que aun siendo pequeño (39 habitantes en 2018) le tienen mimado, sin excesos porque nos imaginamos que no tendrá mucho presupuesto, pero mantienen sus pequeños tesoros. Nos asomamos por un ventanuco para ver la antigua fragua, una joya, lo que vemos es admirable, nuestra mente echa a volar y aparece en ese pequeño espacio un rudo hombre "multitareas". Ese hombre que lo mismo te hacía tremendos clavos para unir las estructuras de madera, que arados, cuchillos, ruedas para el carro, celosías, rejas, barandillas, herraduras a la medida con sus clavos para calzar "los zapatos" a caballerías y bueyes. Una persona que con su habilidad y su destreza mantenía en píe la industria del pueblo, un genio, lo que hoy se llama "un máquina" y por si fuera poco, a todo esto habría que sumarle su hospitalidad que es bien conocida gracias a el refrán muy conocido tiempos atrás sobre todo entre los trabajadores de exteriores, que los días ventosos, fríos, de lluvias y nevadas fuertes nos decía el jefe a primera hora de la mañana: "hoy día de taberna y fragua" lo que quería decir que ese día no se trabajaba y en la fragua hacia calorcito. Tertulias de chaqueta verde oliva gastada, pantalón de pana remendado, bota en ristre y cuarterón de tabaco picado. Ya en anteriores etapas habíamos visto como han guardado sus fraguas como oro en paño, pero no ha sido hasta hoy que nos hemos dado cuenta de su valor intrínseco a la vida de los pequeños pueblos, eran las verdaderas ágoras públicas de los pueblos segovianos, una experiencia de clarividencia asamblearia maravillosa y ya.
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Potro de herrar de Carrascal. |
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Jardín vertical. |
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Jardinillo horizontal. |
Después de "fraguar" esa fantasía dejamos los monumentos "menores"y nos acercamos a la "catedral".
Como es lógico no es una catedral pero si una pequeña y delicada iglesia que se la ve recientemente reformada, está impecable y se nota que están muy orgullosos de ella, tiene un pequeño porche con su correspondiente banco de los que tanto nos gustan y con una leyenda inscrita en la dovela de la puerta que indica su año de construcción y su curiosa y cuidada espadaña con su escalera de caracol para subir a la terraza para tocar las campanas, adosado también hay un pequeño cementerio que nos llama la atención porque que está nuevo casi en su totalidad.
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San Martín ruega por nosotros, 1581 (suponemos año de construcción) |
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Durillo y soportal. |
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Precioso y que cómodo. |
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La espadaña con su terracita. |
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Espadaña con la escalera adosada. |
Salimos de la estancia de la iglesia, y rodeamos el perímetro para ver lo que bien pudo ser en su día sacristía porque una de las puertas da al jardín de la iglesia y a la puerta del cementerio, da la impresión de que a día de hoy lo usan como taller de alfarería, se ven algunas figuras curiosas.
Una vez terminada la etapita del camino pajarero iniciamos el regreso saliendo por el camino Torreiglesias-C (curioso nombre) con dirección sur donde nos encontramos con un pequeño inconveniente, nos da la luz del sol en los ojos. Caminando dejamos atrás los parajes de El Palomar, Las Encinillas, (que ya van creciendo) y llegando a Las Mangadas abarrotadas de carrascas, llegamos al puente sobre el afluente del río Viejo llamado Rémodo, nombre singular y de origen desconocido para nosotros
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Los ojos. |
Una vez cruzado el Rémono comenzamos a subir una suave pendiente con rumbo a Berrocal, al tiempo disfrutamos de la belleza del aun joven encinar que se van espaciando dando paso a los pastos, llegamos a Berrocal por el camino/calle Fuente 2 y de frente nos encontramos un Belén artesanal.
Posteriormente un amigo que vive en un pueblo cercano nos dirá que llevan bastantes años montándole. Entramos al pueblo del que nos podemos hacer una idea si añadimos el dato de que en el censo de 2018 contaba con 16 habitantes, por lo que nos sorprende encontrarnos de nuevo con una fragua, cada etapa del camino que hacemos caemos más en la cuenta de lo importante que eran las fraguas en los pueblos antiguamente, bueno, no sé si antiguamente, porque removiendo en un cajón del armario de la memoria nos encontramos con una antigua vivencia...
“Cincuenta y cinco años atrás, nos situamos en la fragua del tío Teodomiro, calle de los Chopos nº 3, también conocida en el pueblo como la calle del Tropezón. Corre el año 1965, un indiscreto chaval entra a las entrañas de la fragua un frío día, no puede dejar de investigar el significado del insistente martilleo que ya venía oyendo desde la carretera de Segovia, se cuela dentro, instintivamente su vista se incrusta en el carbón al rojo vivo situado en la bandeja de una pequeña fragua , ésta se halla vigilada por cuatro centinelas, dos de la hermandad de los picapedreros y otros dos de "oficios múltiples", albañiles, cadeneros, gabarreros, etc. Los dos primeros le han traído una espuerta de punteros, cuñas, uñetas, escafiladores y aprovechando el mal tiempo han venido para aguzar la herramienta. Por el mismo motivo han venido los "pluriempleados" pero estos vienen a recoger unos callos que les ha hecho a medida para trepar a los pinos con el fin de cortar las ramas "legales", uno le da unas vueltas a la manivela del soplador consiguiendo excitar como por arte de magia los átomos del carbón para calentar un poco el ambiente, al tiempo que sacan una ronda "de picado" del cuarterón. Se hacen un pitillo que encienden con el chisquero comentando que hace día de taberna y fragua mientras el tío Teodomiro aporrea con el martillo a un puntero al rojo vivo para después de atizarle una buena zurra y un poquito de magia de "herrero-alquimista" calor, martillo, agua y aparece un puntero perfectamente aguzado. El chaval no sale de su asombro, uno de los cuatro jugando "al pío pío que yo no he sido" le atiza un cogotazo al tiempo que le saca de su embobamiento. Se despide del "hechicero" y sus clientes rascándose el cogote caliente a causa del carbón al rojo de la fragua y del pescozón...”
Salimos de la reminiscencia y volvemos a la realidad donde nos encontramos de nuevo a la puerta de la fragua de Berrocal, más modesta que la de Carrascal, hay menos posibles, están a tiempo, aún queda la estructura, se le podría limpiar y recuperar fácilmente, dar un repaso al fuelle que vemos con ganas de inflar "los pulmones" y soplar y soplar, soplar y soplar (esto último hay que leerlo cantando una ranchera).
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Soy fragüero, cantaba Camarón por bulerías. |
En espera del posible arreglo dejamos a la fragua y continuamos para encontrarnos con un pajar con las puertas abiertas que nos llama la atención, se diría que ha sido diseñado por el mismo "arquitecto" del que viéramos en la etapa de Basardilla, es tal el parecido de la estructura, maderas y ejecución que se diría que lo han hecho los mismos carpinteros, la única diferencia es que este no está recuperado, pero tiene la misma formación y es igual de bonito.
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Arquitectura rural. |
Nos vamos que nos espera el puchero, pero antes vemos el potro (no el de Vallecas) de herrar del pueblo también recuperado.
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Potro de Berrocal |
Nos encontramos un banco que nos viene estupendamente, descubrimos que hoy intendencia no nos ha puesto ningún puchero para comer, solo nos han puesto dos chuscos, "pelaos y mondaos" nos los comemos rapidito y salimos de Berrocal ligeritos por la calle Fuente que por cierto vemos y no una sino dos, eso sí, las dos en un estado lamentable, hacemos una parábola con rumbo al Prado Lagarto pero antes nos encontramos de nuevo con el Río Viejo en la Explanada de Los Espinillos que cruzamos por un precioso y viejo puente.
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"Old River" ó Río Viejo |
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"Old Bridge" ó puente viejo |
Un extenso pastizal predomina en la zona, miramos al este hacia los prados de Las Lastrillas y de nuevo vemos otra vacada similar a la que viéramos saliendo de Tenzuela, la pradera rebosa agua. Un último vistazo a San Cristóbal que se ve preciosa.
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Claramente la situación de la Iglesia de San Cristóbal nos Fascina. |
Terminamos la parábola en la SG-V-2362, no nos queda más remedio que ir un pequeño tramo por el arcén hasta que podemos abandonarla saliéndonos por un camino al oeste que en menos que canta un gallo nos lleva a nuestra meta en Tenzuela.
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Espaldas de San Miguel |
Doblamos la esquina y llegamos a la meta, nos liberamos del peso físico, pero no podemos olvidarnos del choto huérfano que vimos al comienzo de la etapa y dejamos abandonado. Como llevamos toda la etapa pensando en él vamos a intentar localizar un vecino del pueblo para ver la posibilidad de localizar al dueño, poco se puede callejear, es un pueblo muy pequeño, no se ve un alma, es más, da la sensación de estar deshabitado. Rápido salimos a una gran explanada por el mismo camino que hiciéramos esta mañana, enfrente vemos una nave claramente ganadera con un pick up aparcado que no estaba por la mañana, también vemos a un mastín con sus ayudantes conduciendo a un rebaño de ovejas con dirección a la nave, al sur a unos cientos de metros vemos al que suponemos pastor de las ovejas ¡prueba conseguida! Tiene que conocer obligatoriamente al dueño del ternero, viene con un corderillo cogido por las manos recién parido, según nos vamos acercando vemos claramente la membrana recubriéndole el cuerpo. Llegamos a la altura del ganadero que nos mira hurañamente y nos paramos para hablar con él, le contamos el descubrimiento del ternero desvalido, automáticamente se le cambia el semblante y el humor, nos comenta que le ha estado buscando por la mañana, le detallamos el prado en el que le dejamos y ya charlamos más distendidamente… Primero le preguntamos por el cordero, nos dice que está recién parido y vivo, la madre asiste a la conversación nerviosa, nos pregunta nuestra procedencia y cuando se lo decimos, nos comenta que conoce a C. (relacionado con la ganadería) que le demos recuerdos, le decimos que no conocíamos la raza de las vacas y nos pone al día, varios ganaderos las han traído de Francia, uno de Basardilla (las que vimos en la 3ª etapita) otro de Brieva, otro de Sotosalbos y el mismo, por fin nos da el nombre de la raza, salers, hasta el nombre es bonito, nos tenemos que despedir de A., se le hace de noche y tiene que ir a por el ternero ¡Adiós!
P.D. : A día de hoy nos preguntamos como acabaría la aventura del "huerfanito".
P.D. : Posteriormente nos informamos sobre las vacas de la raza salers originaria del macizo central francés y entre otras cosas leemos unos curiosos párrafos sobre la formación de sus cuernos que dicen lo siguiente: Son de sección transversal elíptica, se encorvan afuera y hacia delante, con las puntas hacia arriba y hacia atrás.
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