"4ª mini-etapita"
Santo Domingo de Pirón-Tenzuela
De nuevo estamos en la plaza Mayor de "San Txomin" de Pirón, vemos que sigue la concentración motera, la planta de tratamiento de áridos, la casa de los horrores, etc., y la plaza igual de sencilla, bonita y solitaria.
Desde otro ángulo. |
Y cuando salimos por la calle Fuente, nos encontramos un cartel de la ruta, pero como los cientos de carteles que encarga no se quien a no se sabe que empresa que los hacen todos igual de mal, lo único que tienen en común es que están todos deteriorados y no se puede leer nada en ellos, igual da los de aquí que los de allá. Bueno a lo nuestro, dejamos atrás el pueblo por el camino de Sotosalbos y que gracias a los "mojones Pajareros" vemos que llevamos la dirección correcta. Un poco más adelante oímos a nuestra derecha el rugido de un río, hay dos motivos que nos llaman la atención, uno que la semana pasada vimos como el Pirón bajaba muy tranquilito y dos que entendemos que tiene que estar más lejos. No nos podemos acercar, tendríamos que cruzar alguno de los verdes prados que nos separan de él, pero nos intriga. Afortunadamente llegamos a una encrucijada en la que nos dirigimos al sur, aunque no sea nuestro itinerario, pero que nos va a permitir acercarnos a descubrir el misterio. Llegamos al paraje del Puente del Monte donde nos percatamos que efectivamente el Pirón está muy lejos, caemos en la cuenta de que se trata de un afluente suyo ¡Madre mía como baja! Es un espectáculo, visual y sonoro.
ARROYO DE SOTOSALBOS. |
¡Caramba con el arroyo, parece el Ebro! Después de la agradable sorpresa del nuevo río encontrado con esa gran anchura y un flujo de agua increíble, sí que nos ha dado un alegrón el saber que no tenemos que cruzarle, después de disfrutar de su visión y su estruendoso discurrir nos damos media vuelta y volvemos al cruce que dejamos con anterioridad donde nos indican el nuevo derrotero que debemos seguir. Acompañando al mojón hay una vacada pastando, rollizas y de bonitos colores, la raza es desconocida para nosotros, buscando su ascendencia pero no la hemos conseguido encontrarla.
Retomamos nuestro camino, ahora al norte, seguimos las indicaciones del "mojón Pajarero" hasta La Nava donde cambiamos el sentido al noreste y cruzamos una canadiense para entrar en el precioso soto de Peñalba, donde nos encontramos un refugio en perfecto estado rodeado por un soto de fresnos, con algunos especímenes de belleza imposible de no admirar, es curioso ver grandes ejemplares con todo el tronco horadado por el centro y abrazado por una corteza y un duramen que parecen completamente sanos o por lo menos da la impresión al ver las ramas sanas y hermosas. .
Bonito escondrijo. |
"Mil ramas" |
Una, dos y tres al "esconderite" de Peñalba. |
Después de admirar, disfrutar de su acogedora compañía y de acumular sentimientos de los centenarios fresnos les damos un abrazo de despedida (que a estos sí que podemos). Nos encontramos con un nuevo cruce entre los lugares de Las Viñuelas y El Encardenchal y está a solo un km. y medio, como no lo conocemos nos gustaría visitarle pero lo tendremos que dejar para mejor ocasión, porque vemos un cartel que afortunadamente está en buen estado y nos indica que este punto se separan los dos ramales posibles de hacer el camino y nosotros por motivos que explicáremos en futuras etapas vamos a escoger el ramal que va por Caballar dirección que tomamos.
Aquí cambiamos de rumbo hacia el noroeste hasta El Lomillo, cambio de tercio, dejamos atrás la protección de los fresnos y entramos al paramo donde aunque flojo nuestro querido amigo el viento nos sopla las orejas, alcanzamos a ver una de las charcas de Navatatienza que imaginamos producto de la extracción de piedra ¡están preciosas.!
La poza "del flequillo" |
Nos vamos a la siguiente en la que la "paparazzi" le pilla a "Manuel Benítez el Cordobés" en pleno brinco haciendo el "salto de la rana".
"Ale hop" |
Dejamos a la rana tranquila que ya estaba harta de dar brincos y llegamos a un oterillo que pensábamos que nos mostraría el pueblo, no fue así, bajamos la suave pendiente que nos lleva a la SG-V-2362 que cruzamos para ahora sí entrar en.....
No nos encontramos a nuestro amigo el burro de Tenzuela. Llegamos al campo de futbol con claros síntomas de poco uso, (nunca ha jugado contra el Recreativo) lo que sí que se ven son dos canastas de baloncesto colocadas anárquicamente y la colección de aparatos para ejercicios de mayores que han colocado en todos los pueblos, un poco más y nos encontramos con un pequeño jardín decorativo de los que tienen también la mayoría de los pueblos de los alrededores con la genuina fuente antigua y su tramo de lo que creemos formo parte del canal del acueducto (esto lo decimos por un comentario que nos hizo hace tiempo J. que formaba parte del Sexmo cuando se hizo el reparto).
Nos dirigimos a la iglesia de San Miguel, una pequeña joya del románico, hace unos cuarenta años la hicieron una gratificante restauración que la ha devuelto gran parte de su belleza reconstruyendo su preciosa galería y la llamativa portada quedando muchos componentes de su pasado románico, todos preciosos, pero su puerta principal auténtica joya del románico segoviano tiene detalles magistrales, una pequeña maravilla, es difícil no preguntarse cómo es posible la edificación de esta verdadera alhaja hace ocho siglos en este paraje, no podemos salir de nuestro asombro, mientras la admiramos aprovechamos para recoger fuerzas dando cuenta de unos deliciosos "bocatas energéticos"
Una vez hemos disfrutado del entorno, del bocadillo y terminado el tramo de lo que sería propiamente dicho el camino, comenzamos el camino de vuelta, cruzamos el pueblo que tardamos poco, es pequeño, hay que tener en cuenta que en el censo del año 2018 se computaron seis pobladores, parece mentira teniendo en cuenta que se ven bastante casas reformadas pero sí que es verdad que no se ve ni un alma, salimos por la calle huertas lanzados en pos de la meta, pasamos por el sitio de La Vega viendo al fondo a "San Txomin" que nos está esperando, pero antes pasamos por el presunto cauce del arroyo del Sotillo que no deja de extrañarnos al verlo seco después de lo visto anteriormente.
Aquí no vemos agua. |
Es curioso no ver correr el agua por el lecho del regato teniendo en cuenta el agua que está cayendo últimamente, seguimos el camino que nos hace un pequeño recodo en Los Tomillares para enfilarnos la entrada al pueblo donde nos encontramos con una bonita y acertada placa que nos indica que estamos entrando al pueblo por la....
Siguiendo por la misma calle del rotulo con el diseño que tanto nos ha gustado, descubrimos una puerta con un llamativo llamador realizado con una herradura de la suerte a modo de espigón, el martillo y el tas hecho con una herramienta con forma de punta de flecha y lo que se supone que sujeta el mango, creemos bonito y curioso.
Y si hoy salíamos de la plaza con dirección sureste, volvemos a ella por el noroeste y dando gracias por lo que hemos disfrutado y por la suerte de conseguir acabar el día sin tener ningún encontronazo con el famosísimo bandolero llamado...
Le dimos esquinazo. |
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