Vistas de página en total

domingo, 16 de febrero de 2020

01-02-20 Río de alta montaña





01-02-20

Río de alta montaña



         Cuando salimos de casa caía un chirimiri que nos hizo pensar que tendríamos que echar mano de los "chubasqueiros", nos llevamos una grata sorpresa cuando aparcamos el coche en el comienzo de la etapa y no llovía, sí que es verdad que estaba muy nublado y la copiloto mira el parte meteorológico que nos da un treinta por ciento de posibilidades de tener pequeños e intermitentes chubascos. Con buena temperatura cogemos los cachivaches y arrancamos. Vemos como la inmensa mayoría de casas están reformadas uniformemente dándole al pueblo un encanto singular, antes de salir de él, vemos un arroyo que atraviesa la calle con un caudal generoso y una dirección curiosa.


Arroyo xxx?


     Es curioso lo limpio y bien canalizado que esta el arroyo, con su  puentecito realizado con una laja de granito, simple, sí, pero bonita también, le cruzamos y salimos del pueblo, no sin antes encontrarnos con una capilla dedicada al asaeteado San Sebastián, (Donosti en vasco) al que años atrás se le dedicaban unos días de alegres y suculentas fiestas que como coincidían con la matanza aún reciente, se disfrutaba además de religiosamente, con delicias del cerdo reunidas entre las familias del pueblo ¡Como nos gustaría hacer a día de hoy una cata de esa índole! Vemos que el techo de la capilla tiene la repetitiva y curiosa forma de punta de flecha, muy a propósito, teniendo en cuenta quien se resguarda bajo el ¡Nos encanta! Jugamos al juego de adivinar cuantas puntas de flecha ves,  nosotros vemos siete sin contar las que tiene clavadas la imagen del santo que por cierto eran unas cuantas. Nos despedimos "geroago Donosti".



"Techo punta de flecha".

     Dejamos al mártir de Milán y cuando levantamos la cabeza, vemos a media ladera, suponemos, porque la niebla no nos deja ver las crestas de las montañas, al fondo decíamos, se nos revela una pequeña culebrilla blanca que entendemos que es nuestro objetivo, no se ve muy bien dada la poca pericia fotográfica y la escasez de medios, bueno como todas.


Primer contacto visual de nuestro objetivo.


     Su visión nos deja un regusto dulce que nos anima a subir más alegremente aunque,  para a nuestro pesar, vayamos por una carretera asfaltada que no nos permite disfrutar de la ayuda de los bastones. Alguna vivienda suelta nos encontramos, a nuestra izquierda en una de ellas una pareja de perros que estamos seguros que no permitirán la entrada a los forasteros. Apretamos el paso para dejar atrás a la pareja de perros más fieros que hemos visto jamás. Vamos como "Trueba" con un ojo puesto en el camino y otro en los feroces canes que tampoco nos pierden de vista. Aunque les contiene una alambrada vemos un hueco entre la malla y la piedra por el cual podrían salir si quisieran y si eso ocurriese esa pareja tan agresiva devoran al más pintado. Se callan los escandalosos cuando los perdemos de vista, vuelve la tranquilidad y caemos en la cuenta que otro rugido nos llega ahora por la derecha. Esta vez es llamativo pero no tan agresivo como el de los dos sátiros que hemos dejado atrás. Está claro que es de origen natural y que ya no nos abandonara hasta que no estemos de vuelta. Es asombroso el volumen del sonido y nos imaginamos un volumen de agua similar al Ebro, un claro nos permite ver por primera vez el río, un enorme caudal baja embutido a presión como un chorizo discurriendo por un lecho atestado de cantos rodados que ha bajado laboriosamente el agua.


"Aguas blancas"
      A partir de aquí el rugido nos acompañara todo el recorrido. Vemos un camino que sale con dirección al río  que tomamos hasta un puente desde el que le vemos de frente en su transcurrir encajonado y escalonado sobre el encachado de piedras que le da una gran sonoridad.



Escalera al cielo.

     Dejamos el puente y antes de salir de nuevo al asfalto vemos un letrero con una leyenda que reza El Bosque. Continuamos paralelos al río y no deja de sorprendernos su flujo y de hecho vemos un tramo que nos llama poderosamente la atención, tanto que nos acercamos a verlo, aquí lo que pierde en profundidad lo gana en anchura y en vistosidad.


¡¡El ensanche!

     Poco más arriba vemos que el río se desdobla, nos indica que debemos tomar un camino a la izquierda, abandonamos al Cega para emparejarnos con el arroyo del Chorro, la división del caudal nos decepciona un poco al haber imaginado el salto de agua con el caudal del río, pese a no ser poco el que baja por el arroyo.


Arroyo del Chorro.

     Si miramos hacia arriba vemos entre los pinos el blancor del agua colisionando en su caída. Pocos metros más y llegamos al puente que cruza sobre el arroyo que hace las veces de mirador. Magnifica la visión del CHORRO. Enfrente vemos una cola de caballo, eso sí un poco despeinada de unos veinte metros de caída ¡Preciosa! El salto a manera de colisionador acelera las partículas de agua haciéndolas chocar entre ellas violentamente dándole al agua un color lechoso. A la derecha del comienzo del salto vemos un balcón.



Desde abajo.

Desde arriba.
  
     Hemos subido a la terraza desde la cual vemos un aspecto diferente además de descubrir que hacia lo alto vemos otro salto, menos diáfano pero igual de vistoso y llamativo.


Otra preciosidad.

     Si difícil ha sido la subida hasta la terraza no te cuento la bajada. La  primera impresión que nos viene a la cabeza al ver la escalinata es la pirámide de KukulKán con sus 365 peldaños, en nuestro caso escalones (con acento en los "ones")  está claro que no han replanteado la escalera, la han hecho a ojo, seguramente no han utilizado un metro, hay peldaños de 10, 15, 20, etc. cm. Nos ha quedado claro que la ha hecho un artista. Con todas estas premisas nos ha costado un "escalón" subir, pero ¡ay amigo, bajar...! ¡Eso es harina de otro costal! Se ha hecho, podríamos decir que hasta peligroso, a la diferencia de alturas le tenemos hay que sumar la inclinación que han dado a los peldaños  para que no retengan el agua, pero dada la humedad relativa del día y "EL CHORRO" que se encarga de rociarla consiguen empaparla y hacerla una pista de patinaje. Total una mezcla de rafting y barranquismo.


Una mitad.

Y la otra.

     Bajamos la escalera y una vez en tierra firme íntegros, incólumes y contentos, consigue que por arte de magia aparezca la carpanta. Vamos a buscar un comedor, para librarnos de la micro lluvia producida por el salto nos separamos unos metros hasta un banco que nos acoge cariñosamente, ha llegado la hora de sacar los víveres,. Hoy tenemos de menú una pulga de chorizo, para rematar la pulguita nos habrían venido bien unos huevos fritos y unas patatas, pero bueno no ha estado mal el panecillo con chorizo del gorrino de mi tío.



"El choripan".
     A nuestra espalda tenemos un "compañero" que nos está mirando la merendola y se le cae la "salvia". Realmente le vemos que está como nosotros, aferrándose a la vida con raíces, uñas y dientes


Asimetria.
     Saciado el hambre arrancamos el descenso tan contentos. Ahora nos toca bajar por la margen derecha por una senda que la cruzan infinidad de arroyuelos. Se nota el deshielo de las nieves de las cumbres. Rápidamente llegamos a las instalaciones del parque recreativo, donde nos encontramos con un pequeño parque infantil y adosado a él, un bonito laberinto en el que entramos y afortunadamente salimos vivos. Cerca están los aseos y el bar que se encuentra cerrado.

¡Del laberinto al treinta!

     Accedemos al parque recreativo del que forman parte una infinidad de mesas flanqueadas por algunas barbacoas que tienen que ofrecer muchos momentos "panceta" a chicos y grandes sobre todo en verano cuando este repleto de visitantes que vienen a disfrutar, además de sus parrillas, de un grupo de piscinas para niños unidas a las de adultos que tiene incluso islas que están unidas a tierra por varios puentes, este conjunto en verano y lleno de agua tiene que ser muy atractivo.


Hay que verlas llenas.

     Seguimos bajando y vemos el arranque de una canalización que nos imaginamos que serviría en su momento para mover el martinete (Visita que metemos en la carpeta de pendiente en compañía de ¿El Bosque?) y que podría ser que se trate de la misma que cruzamos al comienzo de la etapa.


Cacera.
   
     Dejamos atrás el parque recreativo muy a nuestro pesar sobre todo teniendo en cuenta que ahora nos dirigimos a la casa de los horrores, se nos viene a la cabeza el par de sátiros que vimos antes, nos acercamos con sigilo pero los sanguinarios tienen el oído fino, “maldito oído vulcaniano”. No ladran, se desgañitan, enronquecen aullando sádicamente como mitológicos licántropos rabiosos. Nos miran fijamente a los ojos con una mirada cuasi  hipnotizadora de perturbados, nosotros como si nos los viésemos, pero pasamos deprisa, menos mal que no caen en la cuenta que por la gatera pasarían también los perros si quisieran ¡Adiós perros demoníacos! Sinceramente creemos no haber visto jamás unos perros tan agresivos y diabólicos, quiera nuestra suerte que no tengamos que batallar con ellos nunca. Según van pasando los metros vamos recuperando la tranquilidad, el corazón toma su ritmo habitual, sobre el valle y tomamos aire, nos detenemos para ver, ahora que la niebla nos lo permite, los montes y sus laderas repletas de pinos jóvenes pero prometedores.


 Al oeste el cerro de Navalpino.

Al sur de izq. a der. Cerro de las Coronas (1472 m.), En el centro Picardeñas (1859 m.), al fondo Peña Cabra (2028 m.)

     Antes de llegar al pueblo, suponemos que producido por "el cóctel" del placer disfrutado durante el camino  mezclado con la pesadilla canina nos ha llevado al "delirium tremens"  lo que nos lleva a ver LA CHOPERA MAGICA, única que hemos visto en toda la etapa, una visión totalmente seductora.


Alameda fascinante.

          ¡Al pueblo! Al paso por su  ermita le decimos "Agur Donosti" a nuestro nuevo amigo, nos desprendemos de los petates y pese a la siniestra experiencia canina vamos a guardar un hermoso recuerdo de nuestra visita al RÍO DE ALTA MONTAÑA.


Powered by Wikiloc

No hay comentarios:

Publicar un comentario