3-02-18
Entre aguas
El día de antes decidimos que iríamos a ver la "Cola de la Trucha" a la Garganta, el motivo principal era la predicción meteorológica que nos augura fuertes chaparrones, motivo por el cual decidimos hacer esta etapa que en caso de lluvia nos permitirá el uso de chubasqueros cómodamente.
Aparcamos en la entrada de la panera, una vez tomamos los medios necesarios arrancamos por la carretera de subida, dejamos a la izquierda las ruinas del molino, posteriormente la escalera y el bar y más tarde la piscina, la Panera y el aparcamiento. Cruzamos la Cañada Real Leonesa en el punto que se separa del GR-88 que se hace compañero nuestro, primero cruzando el puente de la Panera donde nos encontramos el río Moros "rugiendo como un león" y con un caudal no visto en bastante tiempo.
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Aguas abajo. |
A la derecha, seguimos emparejados al "Gran Recorrido-88" unos metros hasta las puertas de la Garganta, aquí nos separamos, él toma la dirección de Las Chufardas y nosotros nos asomamos a lo que va quedando de las dos Casas del Molino, que antiguamente se usaban como viviendas para los guardas y su familias. Sus últimos habitantes las abandonaron el año 1963 (damos las gracias a C. por la información), desde entonces han ido degenerando hasta su ruinoso estado actual, una pena teniendo en cuenta que está localizado en un paraje precioso y estratégico.
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Una de las Casas del Molino. |
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Cuadro de la ventana de las reliquias. |
Dejamos atrás las deterioradas construcciones producto del "arte" del transcurrir del tiempo y de los agentes meteorológicos. Automáticamente nos encontramos la “Y” que forman el Moros y su afluente el arroyo de la Gargantilla que unido al caudal que le ha sumado el Mostajo un poco más arriba le añade gran cantidad de agua. Pasamos el depósito, que dejamos a la derecha y vemos una construcción en el río que siempre que pasamos nos llama la atención. No sabemos para que se utilizó en su día, hemos oído varias versiones pero no nos convence ninguna de momento y la verdad es que nos carcome la curiosidad.
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¿Molino??? |
Seguimos paralelos al Moros y en un minuto llegamos a un sitio con dos puntos de vista diferentes, que nos gustan mucho. El primero es un tramo casi recto y otro que le tenemos muy fotografiado en las cuatro estaciones, pero nunca con esta cantidad de agua, las islas de Moros. Viéndolas hoy, parece mentira que hayamos estado en ellas haciendo chistes de "Forges y sus náufragos".
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"La Calzada Romana Borracha". |
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La isla "Chica Bonica"y detrás la isla "Del Negro". |
¡Continuamos! Dejamos el puente Negro a la derecha y los encerraderos de ganado que están pegados al arroyo del Retamarón se quedan a la izquierda. Vamos subiendo y oímos el rugido del "León" descendiendo imparable, allí vemos el refugio de la Fuente de los Guijos, nos acercamos a verle, es curioso que por dentro esté en relativas buenas condiciones, sobre todo teniendo en cuenta que las tejas de la cubierta se encuentran en muy mal estado.
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Vista exterior de la guarida. |
Cruzamos el camino y nos encontramos la fuente, eso sí un poco descuidada. Una pena con lo bonita que es, tiene bastante agua que probamos y saboreamos, rico, rico. Solo unos sorbitos de agua milagrosa nos sirven para salir corriendo con ganas.
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Fuente de los Guijos |
Solo unos sorbitos de agua milagrosa nos sirven para salir corriendo con ganas, vemos que bajan tres personas, las primeras que vemos hoy, hay poco tránsito de personal hoy, es extraño teniendo en cuenta el buen tiempo que hace, les ha metido el miedo en el cuerpo el hombre del tiempo, ¡caramba!, la ley de la casualidad universal actúa de nuevo, si hace una semana tuvimos un agradable encuentro en Las Lagunillas, hoy repetimos de nuevo ese encuentro, vemos igual de simpática a la ya amiga Ana (con ese nombre tan bonito no puede ser de otra forma) ha venido con dos personas igualmente cordiales, charlando nos damos referencias, los tres pertenecen al Club de Montaña Denali, un club de primera división y con treinta años de singladura, nosotros con una corta historia y de tercera regional, soñando con el trigésimo aniversario del Comando Peñota, disfrutamos de un encuentro muy cordial que nos deja un agradable sabor e impregnados de optimismo, como dice el refrán, no hay dos sin tres, seguro que nos veremos de nuevo.
Alegremente seguimos con nuestra singladura marcada. Llegamos a los Siete Rasillos aquí le da sus aguas al Moros el arroyo de los Horcajos, mirándole vemos que a nuestra izquierda sale un camino que va al refugio del mismo nombre que el arroyo, le metemos en la carpeta de pendiente para una próxima visita en un futuro. Nos aproximamos al río, su visión y escuchar al rio alto y fuerte se nos viene a la cabeza la canción de Como el agua, cantada por Camarón con la guitarra de Paco de Lucía, tan intensa como es la bajada del hoy "gran Moros". Un receso que llegamos al refugio de el Raso. Le supervisamos, lo ya clásico, tejas desechas, interior regular y muros bien, lógico, granito con buen cemento son buenos compañeros.
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El Raso. |
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¡Huy! que tutto. |
-Como baja el agua clara del monte- vamos cantando, nos acercamos al cauce, vemos que gracias también a la luz del día el agua baja de un color verde azulado precioso, un color esmeralda que nos recuerda los ríos de alta montaña, Como el agua verde esmeraldaaaa..., volvemos al camino, vemos un precioso ejemplar que su vista nos tapa los oídos temporalmente, su aspecto es sumamente relajante.
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Cucaña al cielo. |
Probamos a subir hasta la copa, al primer intento quedó claro ¡Empresa imposible! El exceso de torreznos, turrones y polvorones nos limita gatear, se nos ponen los pelos de punta solo de pensar que ahora se nos echan encima (nunca mejor dicho) las maravillosas torrijas que hace la "cociñeira" del Comando, solo de pensar en ellas se nos saltan las lágrimas. Vámonos que hemos pasado de la euforia al llanto en un instante ¡A cantar! Llegamos a la altura donde arranca el camino que se dirige a la parte de abajo de la pantalla del pantano, nos vamos separando y el cauce del río cada vez más bajo por lo que seguimos oyendo "Como el agua", ahora menos impetuoso. Al fondo a la izquierda está el refugio de las Tabladillas, dejamos la visita para otra ocasión, llegamos al "curvone" donde vemos que baja el agua desde la ladera del Pico Pasapán desenfrenado.
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Arroyo de los Hornillos. |
Subimos un poco más y nos encontramos a la derecha con el camino que baja a la pantalla del embalse de las Tabladillas, tiene "las arcas llenas", muy diferente a la última vez que estuvimos aquí que le veíamos con menos de la mitad de su capacidad. Verle ahora atiborrado de agua, a lo que hay que sumar la nieve que nos deja ver las nubes y muchísima más que hay escondida detrás de ellas en las alturas, esperando su turno para después de bajar presurosamente hasta aquí, donde oxigenará al pantano y descansará antes de continuar su larguísimo camino hasta su meta en el océano Atlántico donde navegará movida por muchos factores para volver a empezar el ciclo, evaporación para llegar a las nubes y quién sabe si volver a caer dentro de un tiempo en forma de copo de nieve de nuevo en "Montón de Osos" y reiniciar el ciclo, fascinante la naturaleza. Nos ponemos a pensar, la ciencia de la nanotecnología que cada día nos asombra más, quizás sea capaz algún día de marcar un átomo de un copo de nieve en Montón de Trigo para hacerle un seguimiento. Bueno, una mezcla de ciencia ficción y mente calenturienta, todo esto viene dado por la inmensa tranquilidad que se respira siempre al lado del agua estática. En este punto cambia el registro, ahora entonamos “entre dos aguas” de Paco de lucía, paseo para observar el entorno ¡Que no darían muchos pueblos por tener esto!
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"Manglares" del Tejo. |
Es muy curioso ver como el agua sobrepasa las raíces de los pinos, da la sensación de que van salir los cocodrilos de entre los pinos, aunque pensándolo mejor y teniendo en cuenta que son de sangre fría si viniese algún ejemplar a este "manglar" se congelaría. Conclusión estamos seguros, no nos comerán los "cocos". Seguimos andando camino de nuestra meta, pero el caminante propone y la orografía dispone ¡Con el Patarro hemos topado amigo Sancho!
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Arroyo del Patarro antes de desembocar en el pantano. |
Ya nos parecía muy bonito, con lo poquito que nos faltaba, es una faena pero el Patarro baja desbocado, imposible vadearlo, tenemos dos opciones, marcha atrás y volver a la pantalla del embalse y posteriormente subir por el camino o bien subir paralelos al arroyo hasta el puente, como es "lógico" elegimos la peor como siempre. Optamos por subir campo a través, al principio no hay nieve pero pronto nos tenemos que calzar las polainas porque cada vez hay más nieve, nos encontramos con neveros de setenta u ochenta centímetros, vamos entre una alambrada y el arroyo, nos cuesta bastante, pero por fin accedemos al camino ,completamente cubierto de nieve . Cruzamos el puente sobre el arroyo, estupendo ¡Premio! Se pone a llover, qué alegría, nos ponemos los "chubasqueiros", ¿ qué hacemos? Es tarde, lo tenemos tan cerca, vamos, pronto nos desviamos a la derecha y nos tiramos a tumba abierta, nieve en el suelo, el chaparrón, la pendiente, el poncho, el apetito, el rugido de varios saltos de agua, una sumatoria de contrariedades que lo único que consigue es desviarnos mínimamente, lo suficiente, para desembarcar justo por encima del Salto de la Trucha. La gazuza no nos deja pensar con claridad, ¡a comer! No nos podemos sentar, está todo mojado, nos tenemos que comer el bocata bajo el impermeable, es tarde y está muy dificultoso de bajar, tendríamos que dar mucha vuelta, le tenemos solo a cincuenta metros para verle de frente, pero es muy tarde, sintiéndolo mucho lo tenemos que dejar para otra ocasión, con todo el dolor de nuestros corazones.
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"Pompis" del Salto de la Trucha. |
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El Salto de la trucha no, la anterior. |
¡A subir tocan! Cogemos mejor sendero que en la bajada y nos cuesta menos subir de lo pensado, de nuevo en el camino y el puente sobre el Patarrooooo..., vamos que nos vamos, trastabillando por la nieve dura y pisada muy irregularmente nos entorpece la bajada, llegamos al desvío que lleva al Tejo. Poco a poco se va borrando la nieve del camino lo que nos permite bajar más cómodos y más deprisa. .Vamos llegando al "horrendum est", nos cruzamos al otro lado de la calzada para no recordar el fatídico día de la rotura de tobillo y muñeca de infausto y doloroso recuerdo. Vemos estos días posteriores a las grandes nevadas a todos los pinos como recién duchados todas las porquerías que tenían ahora se ven a sus pies y todos los árboles en general están preciosos, más abajo vemos como la ferocidad de la bajada de las aguas ha descarnado un muro de contención, ya el agua está mirando a la carretera con ganas de comérsela.
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Corrimiento de tierras |
Reanudamos el camino que empieza a oscurecer, ahora vamos cantando Purple rain (Lluvia púrpura) del excéntrico Prince ¡Nos encanta! sigue lloviendo y avanzamos camino de la meta, va oscureciendo y directamente proporcional se hace más monótono y largo el camino. Menuda alegría, ¡EL MOJÓN DEL 6!, nos da la sensación de habernos encontrado con un amigo que hacía mucho tiempo que no veíamos.
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K. 6. |
Tan sencillo como eso, ver el famoso mojón del 6 y alegrarnos todo uno, nos hace falta poco para reanimarnos. Es muy curioso lo de los hitos, si nos damos cuenta los mojones hablan y mucho, hemos visto mojones colocados por los romanos hace 2000 años que hoy en día siguen "hablándonos", si les miras fijo a los "ojos" te sorprenden con sus historias contadas por el senador romano "Cebolletus", aquel famoso abuelo amigo de eternizarse con sus peroratas en el senado, escuchando al "abuelo Cebolletus" sus historietas se ha cerrado la noche. Llegamos a los chiqueros que quedan la derecha, pisamos asfalto, lo que nos dice que estamos en el Puente Negro, a oscuras pero tranquilamente llegamos a la puerta de la Garganta.
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Canadiense. |
De noche nos pasa lo que a las vacas, nos da miedito, no se ve ni un pimiento. Lo que nos faltaba, meter los pies en la canadiense y rompernos los tobillos a última hora. Llegamos a La Panera, dejamos la piscina a la izquierda, cruzamos el cordel de la Campanilla, supuestamente, nos damos cuenta que pasamos el puente, es un punto de inflexión, terminamos la bajada y empezamos a subir hacia la fuente fría, al pasar a su lado la oímos, - purple rain, purple rain…- ¡Por fin! Llegamos al coche, nos descargamos y ¡Adiós, buenas noches!
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