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sábado, 29 de julio de 2017

Puente de la Cantina-Puerto de Cotos 23-07-17



23-07-17

¡OÍDO AL PREMIO!



     De nuevo salimos del aparcamiento del puente de la Cantina, esta vez con la idea de subir al puerto de Cotos. Una vez pertrechados nos vamos. Cruzamos la puerta, hay dos caminos, el de la derecha creemos que solo va al río, cogemos el de la izquierda, que no es otro que nuestro querido GR-10-1, viejo conocido nuestro. Vamos en leve pendiente por camino de los montes de Valsain, lo que quiere decir que es bonito, pronto pasamos por encima del puente que cruza el Arroyo del Cancho.



     Ahora vamos por una vereda llamada de la Canaleja, nos damos cuenta que está marcado el camino con puntos amarillos.


     Disfrutando del sendero llegamos a un tramo llano en el que hay un sprint especial, subimos un poco más y nos encontramos con una "cuadriga".


     
     Estamos en una pista asfaltada que viene de La Pradera de Navalhorno y acaba en las siete revueltas, el comando Peñota hizo en su día su primer tramo hasta el paraje de Navalesquilar, el resto va a la carpeta de pendiente. En este punto nos vamos a la izquierda y a continuación por el primer camino a la derecha, donde nos encontramos el arroyo de Peña de la Cabra y si hace un par de etapas en el Prado Goyato vimos el casco de Asterix hoy nos encontramos un dolmen  de la "empresa de Obelix".






     Este nuevo camino forma parte del GR-10-1 pero a la vez tiene el bonito nombre de Camino Viejo del Paular. Este es más ancho, lo que quiere decir arboles más separados lo que nos supone que ver más el sol, calorcito rico, hemos dejado atrás el arroyo Iniesto y llegamos al del Infierno que nace en la fuente de los Pájaros muy cerca de la Peña Citores. Seguimos subiendo y curiosamente oímos a nuestra derecha al otro lado de la depresión al tren, es curioso oírle circular por cerca de las crestas de las montañas. Cuatro saltos más y estamos en el puerto de Cotos o del Paular, de frente la carretera que va a la estación de invernal de Valdesquí y a la izquierda lo que al principio suponíamos un ¡ESPEJISMO!, se llama Casa Marcelino, ¡Oído al premio! No estamos acostumbrados, es la primera vez que subimos una montaña y hay un bar al final del camino ¡Oído al premio! Entramos a tomar una cerveza fresca, riquísima, en estas estamos, cuando la ley de la casualidad universal funciona de nuevo, nos encontramos con Antonio y familia ¡muchos años sin vernos! Nos invitan a comer, nos comemos unos deliciosos huevos fritos con patatas y chorizo.

¡Oído al Premio!

     Da pena romper esta composición pero a nacido para ello, a esta delicatessen le tenemos que sumar una rica leche frita, café y un chupito que nos invitó la chiquita que nos atendió, simpatiquísima. Sintiéndolo mucho no podemos alargar más la sobremesa, mi tocayo y su familia se van para Madrid ¡hasta la próxima! Nos damos una vuelta, incluso nos acercamos a la estación.

Coto.

Refugio del Club Alpino Español

Coto y carretera a Valdesquí.

Horario de trenes.
     Un paseo por la zona nos deja admirar la belleza del sitio, pero es indudable que hay que sumarle la historia que tiene y mucha. Empezando porque esta está muy cerca del Monasterio del Paular motivo por el cual también se le denominaba al puerto. Era un paso sobre todo de ganaderos con sus rebaños además de viajeros a los cuales esperaban "El Rey de los Hombres" y "El Cabeza gorda" famosos bandoleros amigos de lo ajeno, profesión que hoy en día sigue en boga. Cuando Carlos III se compró estos terrenos lo primero que hizo fue poner a su guardia para erradicarlos y colocó mojones o cotos que marcaban sus terrenos. Supongo que como suena mejor cotos que mojones, pues llamarle cotos, aunque es igual de bonito ¡Puerto de los Mojones! Esto aconteció en 1762 como está grabado en los mojones que hay en ambos lados del puerto con maceta y puntero. Más cercano a nuestros tiempos, en el doloroso episodio de la guerra civil se instaló un destacamento del ejército republicano en estos lares, y más próximo a nuestros tiempos se hizo una estación de esquí que al final ha quedado en la estación de Invierno de Valdesqui, esta la dejaremos para otra ocasión, pero nos acercaremos a otra estación, la del tren. Bonita y más a esta altura, resulta muy curioso tan alto ver un tren, nos vamos y cuando empezamos a bajar vemos lo que suponemos el garaje del tren.



     Nos vamos, hoy las entradas que habíamos comprado eran de sol y sombra, ahora son más de sol, a esto tenemos que añadir el ¡Premio! que casi nos dificulta más que ayudarnos, teniendo en cuenta que vamos cuesta abajo es menos dañino. Pronto llegamos al final del Camino Viejo del Paular, a la izquierda por la asfaltada unos pocos metros y llegamos a la Vereda de la Canaleja a la derecha.


     Lo que está mañana fue el final de la Vereda de la Canaleja, ahora por arte de birlibirloque se convierte en el principio del final, nos queda un cuarto de etapa, el mejor, cómodo y fresco.




     Estamos llegando por segunda vez al final de la placentera vereda cuando nos damos cuenta del porqué de su nombre, curiosamente nos encontramos con una segunda fuente de Canalejas.




     De nuevo en el estacionamiento nos encontramos con la hermana mayor de las Canalejas.


    Aquí mismo tenemos una revelación, delante de nosotros vemos la Bola del Mundo, nuestra próxima etapa.


     
     Haremos el tercer diente del tridente del puente


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