14-04-17
Capitulo I
Capitulo I
El Chorro
Nos llegan noticias de que el Jueves Santo se inaugura la temporada de las fuentes en el palacio de la Granja, durante lo que queda de primavera y el verano, los días, miércoles, sábados y festivos no domingos, desde las cinco treinta y los domingos desde las trece horas, por este motivo decidimos ir a verlas.
Nos vamos por la mañana pensando en dar un corto paseo y por la tarde ver las fuentes. Ya se sabe, el hombre propone......, a última hora decidimos que vamos a subir al Chorro, "dicho y hecho", bueno es mucho decir, porque cuando llegamos a la Granja nos encontramos el pueblo colapsado de coches y peatones, por lo cual casi nos tenemos que ir a estacionar el coche a Valsain, renegamos un poco y nos vamos para el Chorro.
Dejamos el palacio y la fábrica de vidrio atrás, cogemos a la derecha y llegamos a la plaza de toros, continuamos y rápidamente entramos en la calle Camino del Chorro !Eso es que vamos bien! Vemos un grupo que gira a la izquierda con pinta de llevar nuestra dirección, les seguimos y en cuanto doblamos la esquina nos encontramos un desaguadero por el que se pierde el que suponemos arroyo del Chorro. Acto seguido hay una puerta en la que el grupo que seguimos está esperando a dos niños, nos acercamos a ellos y les hacemos la "interviú", Nos dicen que estamos en el buen camino y que a partir de aquí no nos podemos perder. El camino está bien dibujado, tendríamos que decir los caminos, porque se bifurcan repetidamente, nosotros optamos desde el principio por el sendero que transcurre paralelo al arroyo, al mismo tiempo entramos en un robledal joven y bonito que tiene bien alimentado su suelo y como estamos en primavera, vemos la hierba verde asomar entre las hojas caídas este otoño pasado, da gusto ver como las estaciones escriben su guiones sobre toda la naturaleza. Ya está avisando que se nos avecina el verano por el calor que hace.
Vamos disfrutando del camino, para asombro nuestro, ¡nieva!, está nevando, no son copos, son los pétalos de los cerezos silvestres que encontramos en el paraje que estamos atravesando, muchos y de todas las edades, no debe ser mala zona para ellos. Por edades se ve que la población es joven, incluso se pueden ver muchos nacidos de este año, suponemos que bastantes vivirán. No vendremos a por unas cerezas porque creo que la recolección quedara para los pájaros, están muy altos. Precioso ver como destaca el blanco de las flores sobre el verde.
Seguimos ahora entre pinos y unas plantas que no sabemos exactamente como se llaman, puede ser que equivocadamente, creemos que son familia de los piornos, lo veremos. Oímos el agua, estamos cerca ya, entra en escena el CHORRO precipitándose por una ladera-pared granítica de una montaña de unos cien metros, lo que se ve desde aquí, ¡Espectacular!.
Decidimos subir más, la subida es laboriosa, en pleno esfuerzo nos adelantan un niño, un perrito que no llega a los dos kilos, la hermanita, la mama y el papa, como suben, parecen galgos, es la segunda vez que nos encontramos y hablamos con ellos, ¡adiós!
Aprovechamos para descansar y dar media vuelta para echar un vistazo a la meseta segoviana. Vemos la Granja, el embalse del Pontón, muchos pueblos y la capital incluida, aunque más bien desde aquí parece un pueblín.
La subida es costosa pero recordando el Infierno Renales de la semana pasada se nos hace cómoda. Vamos separados del Chorro, el camino continua pero nos desviamos para acercarnos a echar un vistazo. Nos encontramos una poza de agua en la que cae una preciosa cascada y al lado a la familia de "galgos" con el perrito chiquitín de nombre Perris, nos mal crían, nos enseñan unas tortillas que solo de verlas se nos saltan las lágrimas, ¡a comer!
Nos bajamos que se nos echa la hora, el sendero cuesta abajo es más escurridizo, la fuerte inclinación, las tierras sueltas y los cascajares nos hacen bajar con precaución.
Antes de bajar más tenemos que mirar a la Granja de San Ildefonso, vemos el palacio "REALmente" grande, la Real Fábrica del Vidrio otro edificio notable, estas construcciones están dentro del pueblo que también se le ve muy grande, pensábamos que era más pequeño.
Mirando en dirección noreste vemos el cerro de la Atalaya, futura etapa, desde que la metiéramos en la carpeta de pendientes el día que hicimos la etapa Revenga-Valsain-Revenga. Ese día decidimos que le subiríamos pero desde que nos enteramos de su nombre ya estamos tardando. Su forma que nos recuerda a Montón de Trigo y su nombre que nos recuerda a la Almenara nos hace desear visitarle, ¡no nos vas a esperar mucho!
Continuamos con el descenso y pronto llegamos a la parte de abajo del salto. Antes subíamos absortos por la visión y el sonido no nos habíamos fijado que a sus pies está el tremendo "Bolo di Chorro", uno de los fijos en todas las etapas que hacemos, habrá que hacer un monográfico.
Ya por mejor camino, haremos este último tramo, pasamos de nuevo por debajo de los cerezos dejándonos acariciar por sus pétalos que con su caída nos dicen que pronto los frutos empezaran a engordar, enrojecer y el que pueda, disfrutara de ellos.
Dejamos atrás los cerezos y los pinos, de nuevo vamos por el robledal y volvemos a disfrutar del rumor y el frescor del arroyo que aunque parezca mentira se agradece. Una última joya, enamorados de los tocones nos encontramos esta maravilla, vemos lo que queda de lo que en su día fue un árbol, hoy es un micro ecosistema por sí solo, musgos, líquenes, hongos y miles de termitas le que dan una nueva vida a este "cráter".
Dejamos atrás el carvajal, cruzamos de nuevo la puerta, dejamos a la izquierda el desagüe. Desandamos la calle Camino del Chorro, vemos de nuevo la plaza de toros portátil, tomamos la primera a la izquierda, pasamos por la fábrica de "toda clase de cachivaches" de cristal y a tomar un café.
P.D.: Tenemos que volver en otra ocasión después de una buena nevada y coincidiendo con el deshielo.
Capitulo II
Las fuentes
Resulta curioso pero casi morimos en el intento de tomarnos un café. Después de intentarlo en los tres restaurantes que hay en la rotonda, justo delante de las puertas de acceso, en los tres recibimos la misma respuesta, ¡no! en uno de ellos con muy poca educación. Nos separamos de la aglomeración y lo conseguimos.
Se nos hace tarde, nos vamos y cuando llegamos a la puerta la sorpresa es mayúscula, nos encontramos una cola de más de doscientas personas, les preguntamos a dos paisanos autóctonos que nos ponen al corriente. Rápidamente nos sacan de deudas, quería decir dudas, postergamos la visita, vendremos un día menos masificado.
Hoy no veremos las fuentes funcionando, pero hemos disfrutado del jardín de la colegiata que no es poco. Flanqueándola vemos dos secuoyas llamadas el rey y la reina (Sequoiadendron giganteum) curioseando vemos una fotografía de 1860 en la que aparecen con una altura de un metro cincuenta aproximadamente, es una pena no llevar encima la forcípula, el grosor y la altura son considerables. Los mediremos cuando vayamos a ver las fuentes.
Nos encontramos con una "pareja" de San Rafael, charlamos un rato con ellos y cuando queda claro que no nos siguen a nosotros nos despedimos y continuamos. Un poco más abajo nos encontramos una verdadera joya, compuesta por varios cuadros el primero las raíces, el tamaño del árbol las exige hacer unos contrafuertes para poder mantenerlo en píe en caso de viento. Otro cuadro es el color de tronco, ramas y color de hojas y el tercero, el conjunto, es de una belleza sublime. ¡La casualidad ataca de nuevo!, viene hacia nosotros una chiquita con el anagrama en la camisa de Patrimonio Nacional, nos atiende encantadora, ella nos explica que es un haya común, (Fagus Sylvatica) también con buen criterio nos dijo que tenia una edad de unos ciento sesenta años, posteriormente a la vista de la susodicha fotografía nos lo confirma ¡Tenía bien hechos los deberes! Teníamos alguna duda, estábamos un poco despistados, las hojas estaban brotando con un ligero color purpura, sin duda es el haya más grande que hemos visto ¡Una nueva exhibición de la naturaleza!
Nos topamos de frente con una heladería, estamos rodeados por el pecado y somos débiles, entramos, nos pedimos uno de limón y otro de tutti fruti. Nos vamos a un banco a la fresca sombra de un castaño de indias y ahora, sentados tranquilamente nos damos cuenta del maremágnum que hay aquí. Desde luego nos vamos y vendremos en mejor ocasión y antes que den los datos de la ocupación hostelera de la semana santa ya sabemos que ha sido del "ciento treinta por ciento", muy por encima de lo previsto, como se dice hoy en día "over booking" . Nosotros lo llamaríamos masificación, nos quedamos con el día tan agradable que hemos pasado.