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domingo, 23 de julio de 2017

La Granja - Silla del Rey en el Cerro del Moño de la Tía Andrea-15-07-17



15-07-17

EL SOLITARIO




     Desde el primer día que subimos a la Chorranca se nos gravó el rotundo y sonoro nombre del Cerro del Moño de la Tía Andrea, desde ese mismo instante pensamos en subirle, motivo por el cual fue a parar a la carpeta de pendiente, hoy ha llegado el día de desempolvar esta etapa porque la vamos a subir.


     Aparcamos en el principio del no hace mucho visitado Camino del Chorro (14-04-17) y después de pertrecharnos tomamos el Camino de la Silla del Rey que va paralelo al vallado del palacio de La Granja. Ya desde el primer tramo del camino con un sol justiciero y a la vista de la reciente obra de canalización se nos ponen los pelos de punta.


El Cerro del Moño de la Tía Andrea con Peñalara al fondo.
     Huyendo del fuerte sol que nos atemoriza salimos del camino y cogemos una vereda  que transcurre más cerca de los jardines, más irregular pero con alguna sombra. En estas estamos cuando nos cruzamos con una chavala, a nuestras preguntas, que responde muy amablemente, nos da infinidad de datos, ¡caramba parece una enciclopedia! Una cosa que nos anima mucho es que dice que la etapa transcurre por la sombra, cosa que agradeceremos muchísimo. Nos cuenta infinidad de datos, entre otros, que la ruta por donde vamos a subir es la peor de la elecciones, ¡muy nuestro! Nos despedimos, pero parece que no nos ve muy capaces de llegar, pronto cambia de opinión cuando le decimos que tenemos sangre aragonesa corriendo por nuestras venas, a lo que nos contesta que entonces sí lo conseguiremos. Muy educada, amable y encantadora, nos despedimos ahora sí de Angela. Con el mismo calor pero más ilusionados, llegamos al el Esquinazo, paraje que no tenemos duda que se le denomina así por ser aquí donde la valla del palacio se dobla en ángulo de noventa grados, nosotros nos vamos hacia el este, nos encontramos una primera presunta fuente a la que no conseguimos identificar ¡ni gota de agua!, ¡mal augurio!

Fuente ???

     Giramos ciento ochenta grados y empieza el espectáculo. A nuestra derecha tenemos la recién visitada Atalaya, "Pelá y mondá",  preciosa. Vemos la meseta sobrecogedora con ese aspecto ocre oscuro producido por los calcinantes rayos del sol. El embalse del Pontón que incluso con el "bajonazo" da píe a que se nos refresque la vista. La edificación espectacular del palacio con sus verdes  jardines adosados, dentro de los cuales asoman algunos ejemplares gigantes semejando pastores de rebaño de "ovejas verdes" perennes y caducas.

La Atalaya recién pasada la maquinilla.

Vista del Palacio y jardines.
     Retomamos el PR-15, dejamos atrás el Esquinazo. Empezamos a pillar algo de sombra que se agradece mucho. Llegamos al puente sobre el arroyo Morete, que está en condiciones muy precarias, al arroyo se le notan los calores por su poco caudal. Cruzamos por el puente que está en condiciones muy precarias y al otro lado vemos su genuino cartel, muy de la zona.

Puente sobre el Morete.

     
     Una vez cruzado el arroyo tenemos una bifurcación donde tomamos la izquierda. Vamos a subir curiosamente por la senda que conduce a Peñalara. Empezamos a subir una pendiente sumamente pronunciada, además hay que sumarle el tremendo calor que hace. Aunque es realmente dura, como estamos rodeados de unos magníficos ejemplares de pino, algo nos tapan el sol. Hay ejemplares altísimos. Llegamos al lugar de Mesilla Baja, nos preguntamos cómo será subir hasta la Mesilla Alta..., tenemos la oportunidad de comprobarlo porque la tenemos delante pero hoy lo dejamos estar. Nos vamos dirección sur, menos duro el camino y aunque no tiene muchas vistas se nos hace muy bonito, pero hace mucho calor. Con tanta sed nos hemos bebido una botija de agua ya, cada uno. Como vamos por un ramal que no está indicado en el mapa saltamos de alegría cuando nos encontramos la bendita Fuente del Montañero que claramente esta en reparación por algún bondadoso.

Trabajado caño de la fuente del mismo nombre.

Cartel de la fuente con indicador incluido.

     Rica, riquísima agua fresca. Nos bebemos otra botija y llenamos las dos que llevábamos vacías. Continuamos tan refrescados y contentos. Nos encontramos con las presuntas ruinas del Corral del Tío Poncio, presunto familiar de Poncio "Pilates" antiguo prefecto romano de la provincia de Judea, famoso entre otras vilezas por dar la orden en contubernio con Caifás y sus sacerdotes de apresar a Jesús, también era reconocido por su desmesurada higiene, muy dado a "lavarse las manos", pero por lo que es realmente reconocido hoy en día es por el método "Pilates" de mantenimiento con  meditación y gimnasia.

Presuntas ruinas del Corral del Tïo Poncio con el Moño al fondo.

Pino artístico del Tío Poncio.
     Vamos por el Balconcillo y empezamos a bajar con dirección a Majalapeña, vamos al arroyo del Carnero, antes de llegar a él vemos una presa del mismo tipo de la que vimos en el arroyo del Minguete con una construcción muy curiosa y muy del lugar.

Puente sobre el Carnero.

     Cuando nos acercamos vemos con alegría que corre más agua que en el anterior arroyo, a esto hay que sumar el pequeño caudal que le aporta el arroyo del Cañón, justo por debajo del dique. Ahora cruzamos por un puente en mejores condiciones que el del Morete.


     Da gusto la frescura del entorno y las aguas que retiene el dique son también un remanso de tranquilidad que nos prepara para lo que nos queda. Dejamos atrás este edén y nos vamos por la garganta del arroyo Cañón que también está bastante verde y nos atenúa el tremendo calor que hace. Nos encontramos una colonia de termitas trabajando afanosamente en la construcción de un tótem "di compi".


     Seguimos subiendo, ¡silencio! vemos un corzo, macho, joven, nos separa un trecho, pero ocultos por un grueso pino nos acercamos sigilosamente, un paso a la izquierda, un clic, está oculto, no se le ve, menos mal, mi camarógrafa aunque dos pasos más atrás logra plasmarle.

Nuestro amigo.
     Son unos segundos solamente, pero es una visión excitante y preciosa. Absurdo pensar como alguien puede disparar a una cosa tan bonita, con la alegría de la vista anterior se nos olvida un poco el calor y las tremendas rampas del cañón del Cañón, con perdón de la insistencia. Un poco de toreo de salón y llegamos a un descansillo benefactor con premio.
     
     Nos encontramos con una pareja que baja a tumba abierta, no tienen tiempo, van con mucha prisa tienen que apagar un fuego, menos mal que nos encontramos unos carteles que nos dan una alegría tremenda, nos dan una buena información, quince minutos a nuestra meta, eso quiere decir que una hora estaremos allí.




     El rellano al que hemos accedido es en realidad un camino, lo tomamos a la derecha, haciendo caso al indicador, muy descansado y a la sombra, nos relaja y nos conduce a un collado por el que pasa una pista forestal asfaltada, ¡bonito sitio! Con un precioso ejemplar de pino.

EL SOLITARIO.

              Estamos apreciando su belleza solitaria y esbelta, parece mentira la altura que tiene posiblemente se acerque a los treinta metros,  es uno de los muchos que estamos viendo pero este es singular por la localización. Está en un collado supongo que estará al resguardo de los vientos dominantes, pero lo realmente curioso es su delgadez y su soledad, una de las cosas más bonitas que hemos visto en la naturaleza. Bueno vámonos. Damos media vuelta porque a nuestras espaldas está el camino que nos subirá a nuestro objetivo. Subimos las últimas rampas que nos llevan a la cima, estamos en el ansiado Cerro del Moño de la Tía Andrea (1689 m.). Aquí nos encontramos la SILLA, labrada en granito, en su sencillez es hermosa además de cómoda, es sobria y muy pesada. Copiando la idea a Felipe II Francisco marido de Isabel II ordeno hacer la silla en este punto estratégico desde el cual ver el palacio y sus alrededores, cosa que hoy en día no se puede hacer por culpa de la repoblación. Todo el cerro está rodeado de pinos que no dejan ver las vistas que hay desde este cerro, una verdadera pena. Vamos a dejar volar la mente topográfica, supongamos que tuviésemos la posibilidad de ver limpiamente los trescientos sesenta grados, podríamos empezar mirando al noroeste en dirección al palacio, que curiosamente casi coincide la visual con su eje además de la meseta segoviana. Al norte veríamos la Atalaya, las Peñas Buitreras, más al este se podría ver la garganta del arroyo de los Carneros. Abajo y en las alturas el Alto de los Poyales. Al sureste el Collado Quebrantaherraduras y a su derecha la tremenda mole de Peñalara. Al sur Navacerrada acompañada de los Siete Picos, un poco más al suroeste nos encontraríamos al Montón de Trigo con su "Bufón" el Minguete a la izquierda y a su derecha el collado Tirobarra escoltado por La Pinareja y "Montón de Osos" y al oeste nos encontraríamos con el Cerro Pelado. El Cerro Matabueyes, más cerca el Cerro del Puerco que suponemos que ocultaría a Valsaín y a nuestros pies el valle del arroyo de la Chorranca, todo esto y mucho más. Lo dicho un verdadero espectáculo, aunque solo sea imaginario, todo esto vería el Rey el día 23 de agosto de 1848 cuando aposento sus reales posaderas en la silla como así reza la leyenda grabada a maceta y puntero, lo que no se ve muy bien por quien. Lo que nos ha quedado muy claro es que la silla no es de IKEA, pero en verdad es "REALmente" cómoda y nos viene de perillas para comer el bocata aunque sea por turnos.


Silla de Francisco.

1848


     Una vez recargados de energía nos disponemos a bajar, pero antes nos asomamos a unos riscos que hay un poco más abajo desde los cuales se ven unas postales con cicatrices de pino.


     Nos vamos, bajamos tranquilamente hasta el collado. Una última mirada al hercúleo pino solitario, amantes de la naturaleza llamativa, va a ser difícil de olvidar esa estampa. Le viene como anillo al dedo la preciosa palabra MAYESTÁTICA, cuya definición dice: solemne, grande, elegante capaz de infundir admiración y respeto, lo dicho, imagen imborrable.

EL SOLITARIO.
  

     Estamos en plena "autopista forestal" perfectamente asfaltada y encima cuesta abajo y entre sombras ¡una gozada! Rápido llegamos al paraje llamado el Mirador y desde aquí entre pinos se dejan ver "las sombras chinas" de Siete Picos, Montón de Trigo, La Pinareja y "Montón de Osos".
Siete Picos.

Montón de Trigo y el Minguete.

En primer termino Cerro Pelado, detrás La Pinareja y "Montón de Osos".
     Continuamos descendiendo pero de verdad, asfaltada está, pero la pendiente me recuerda un comentario que me hizo R. a raíz de una etapa ciclista que hicieron hace tiempo, ahora lo entiendo, ¡Que pendiente! Con dos componentes larga y dura. Se nivela la pista y llegamos a un cruce del que sale a la derecha un camino que según reza en el mapa nos llevara a la fuente del Chochete que solo por su acústico nombre nos llama la atención. Está muy cerca y la sorpresa es mayúscula. Nos encontramos delante de una de las fuentes naturales más bonitas que hemos visto, la más bonita de verdad. Es monumental como las fuentes del palacio, hecha por la naturaleza con la única ayuda humana del caño. Por otro lado nos asombra la creatividad del cartelero, prudente y decoroso al cambiar el nombre por el del Chotete.


Fuente del Chotete.


Fuente de Chotete.
     Una pena ser incapaces de plasmar la belleza pétrea y natural de esta fuente, desandamos nuestros pasos y llegamos de nuevo a la pista asfaltada, desde aquí según el mapa indica debería bajar el PR-15 hasta el arroyo del Carnero, no vemos desde donde sale. Decisión tonta del día, nos tiramos cuesta abajo en zigzag a su búsqueda, nada de nada, imposible no le encontramos. Cuando empieza a aflorar el nerviosismo nos topamos con un sendero que le tomamos encantados, porque así salimos de la maraña, más cómodos, vemos que no nos acercamos a Carnero sino que vamos paralelos. Bueno ahora bajaremos, pero no, seguimos bajando, pero en dirección a los jardines del palacio, de echo lo que antes eran solo pinos ahora se le añaden los robles, nos agrada por el frescor que desprenden y por arte de magia aparece delante de nosotros la puerta del Cebo del cerramiento del palacio.

Puerta del Cebo


Vista del Paseo del Mar desde la puerta del Cebo.
     Nos vamos por la derecha paralelos al vallado, pronto vemos por donde entra El Carnero al jardín con dirección al Mar (lago interior).  A la derecha vemos el puente para sobre pasar el riachuelo, que por cierto hay que darle un repaso, unos metros más arriba vemos que le entra un caudal que suponemos venga del Morete.

Añadir leyenda


Puente sobre el Carnero.

     ¡Prosigamos! De propina nos encontramos una rampa de las buenas, vemos una puerta sospechosa, ¿para qué?

???
      ¡Caramba! ¡Otra cuesta! La subimos y vemos ya el Esquinazo, luego efectivamente era el Morete el que daba sus aguas al Carnero antes de Palacio, no le hemos visto entrar.

Montón de trigo desde el Esquinazo.
     Ya conectamos de nuevo con el PR-15 por fin, el PR perdido y hallado en el templo. Pasamos por donde nos cruzamos con Angela. Llegamos al camino, dos puentes, camino y coche, ¡Que calor!


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