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martes, 3 de julio de 2018

24--06-18 Cueva Valiente



24-06-18

La Cueva hiperbárica





     A la vera de la fuente de la Yedra aparcamos, nos aprovisionamos y arrancamos. Cruzamos la puerta, la cerramos a nuestra espalda y empezamos la subida, del primer tirón nos vamos hasta el famoso Ingeniero por el que andamos unos metros hasta el camino que como posteriormente hemos sabido era erróneo, desde aquí lo tomamos y como siempre de pronto hemos hecho tarde. Notamos los efectos del calor incluso yendo paralelos al arroyo que dadas las fechas que son no es muy normal verle bajar tan, digamos caudaloso, a lo que le sumamos la sombra de nuestros pinos y nos hace más leve la fuerte pendiente. Seguimos subiendo y nos encontramos un tronco dicotómico precioso de lo que en su día fue un semiparásito con una bonita estructura.




    A su lado divisamos otro tronco, este de un gigante de curvas sinuosas y llamativo colorido que comienza otra etapa de su evolución en la naturaleza, antes lleno de vida, crecimiento del tronco, ramas, acículas, formó parte de la renovación del oxígeno que tanto necesitamos. Posiblemente alimentaria a musgos, líquenes y podría ser posible que diese parte de su vida a un pariente lejano de nuestro anterior admirado tronco de muérdago, también pudo prestarse a ser los cimientos de algún nido de ave, o tener un hueco en el que refugiarse un mamífero, etc., definitivamente es uno de nuestros infinitos héroes que no reciben medallas, pero no conforme con todo esto ahora después de muerto comienza su segunda vida y si en su anterior vida dio mucho, en esta lo da todo, literal. Vemos la belleza del esqueleto que ya ha perdido las ramas secundarias, las hojas y la piel que ya están abonando el terreno, ahora al tronco hermoso y rollizo se le empiezan a ver las huellas de esta segunda fase de su vida-muerte. Vemos pequeños orificios que nos dan idea que la invasión a comenzado, comienza la metamorfosis, el tronco pierde la vida y comienza a convertirse en la futura ciudad con millones de moradores, gusanos, escarabajos, saltamontes, ciempiés, miles de hormigas y arañas poniéndose cuatro pares de botas, entre todos los anteriormente mencionados trabajando mucho y comiendo mucho acaban transformando al tronco en polvo, "polvus eris et pulvis reverteris" , completamente descompuesto y lleno de "kakitas" de sus miles de habitantes abonan la tierra que ya está alimentando a los retoños de nuestros futuros benefactores. 


Uno de los millones de héroes anónimos de nuestro termino.
     Volvemos al camino que a estas alturas damos por hecho que no es el camino de las curvas que nos comentaba Julio, no vemos claro la posibilidad de subir por este camino con un borriquillo o con una carretilla a por leña y menos bajarlo, prueba de ello es el tramo que sorteamos. Damos media vuelta y vemos de frente un precioso pino que tiene treinta metros de altura, nos encontramos de él a una distancia de unos diez metros horizontales y según apreciamos en la fotografía se ve que nos hallamos por encima de la mitad de la altura del pino, si echamos mano del teorema de Pitágoras veríamos rápidamente la hipotenusa y sabríamos la dureza de la pendiente ¡muy fuerte! 


Preciosa copa con carácter.
     Pendiente fuerte y mucho calor, gracias al frescor del arroyo se nos hace más llevadero, nos acercamos a ver una "cataratita" que no por poco caudal es menos llamativa, su sola visión nos refresca como a las plantas que pueblan sus orillas. Vemos, entre otros, corros de helechos que parecen de floristería.


Cascada del arroyo de la Yedra con "barandilla".

Filicopsida.
     Nos separamos un poco de la frescura para volver a la dureza de la "vertical" que estamos haciendo hoy, un "démarrage" y cuando miramos a nuestra espalda para ver por  donde vienen "los perseguidores", nos encontramos que nos mira fijo a los ojos El Carnero. Tomando su cota como referencia, un poco de ojo topográfico y viendo a su espalda el Alto del León llegamos a la conclusión que ya estamos a 1600 m. Nuestro "asesor-gabarrero" nos comentaba del cerro del Carnero que entre los del gremio le llamaban el "Canto'l Tocino", nombre poco poético pero muy nutritivo. En aquellos tiempos el tocino sería un aporte energético importante en la alimentación de los gabarreros y como nos decía Julio algunos tocinos se han comido en ese entorno él y sus compañeros.


El  "Canto`l Tocino" en primer plano.
     Desde este punto si miramos al norte vemos la Garganta rodeada de sus "Torreones" velados por la tremenda calima que hay, aunque no se ve muy bien apreciamos que en "Montón de Osos" quedan aunque parezca mentira pequeños neveros que podrían ser los abastecedores del arroyo del Patarro.


¿Los neveros del Patarro?
     Seguimos con la subida, ahora con un agravante; las sombras son más escasas, - nos llaman, es un pino que está tumbado, nos pide por favor que le quitemos las "piedras que tiene en el zapato" -.


No ha podido soportar la presión.
     En este claro se nos presenta una invasión de florecillas, la mayoría son iguales pero también hay corrillos de cantueso que a la belleza visual nos añaden aromas muy agradables, aprovechamos el claro para disfrutar de las vistas de Aguas Vertientes.


Cabeza Lijar.

Cabeza Buey.

El Carnero.
     Media vuelta y nos enfrentamos a la "semi-escalada" del Peñoncillo, no es propiamente una escalada porque vamos subiendo entre piedras y una pendiente bastante pronunciada todo esto metidos en el horno a una temperatura de "180 grados"  al inicio y de "220" cuando llegamos arriba, desde aquí vemos el último tramo que nos llevará hasta la "frontera de Peguerinos" de la cual vemos la puerta recortada en el horizonte, para llegar a ella pasaremos por una zona ajardinada con pocos pinos, muchas florecillas, unas rocallas y el suelo tapizado de sabinas y enebros rastreros, una situación deliciosa en la foto, sobre todo teniendo en cuenta que no se aprecia el puñetero calor.


Directa a la puerta.
     Cruzamos la frontera y entramos en el "reino de Peguerinos", nos dirigimos a la senda que como primer premio nos lleva a la fuente de "Los Ansiosos", la llamamos así porque fue el primer nombre que nos dieron de ella, posteriormente nos han corregido diciéndonos que es obra de F. Benito, pastor de Peguerinos y ejecutor de varias fuentes por la zona. Alguna tenemos vista con placa grabada con su nombre incluida, de cualquier forma para nosotros dadas las circunstancias de nuestro primer encuentro y el del día de hoy la conoceremos por "Los Ansiosos", teniendo en cuenta lo beneficioso de su fresquísima agua que tan bien nos vinieran aquel día pasado y hoy, bebemos agua para refrescarnos mientras vemos jugar al chorro con su piñita. Llenamos las botellas. 

Fuente de Fernando Benito.


     Continuamos por la calurosa (se nos van a derretir los sesos) y obstaculizada senda que transcurre por la solana y nos lleva a la pequeña pero costosa ascensión  a la boca de Cueva Valiente. Al borde de la "isquemia cerebral" causada por efecto del fuerte calor, entramos a la cueva y poco a poco a la vida. Una vez dentro, la "cueva hiperbárica" nos hace un efecto benefactor, el aporte de oxígeno a nuestras dañadas células se incrementa y la necesidad de la hemoglobina es menor. Según vamos volviendo a la realidad nos damos cuenta de lo tocados que estábamos por culpa del sol ¡Bendita cueva hiperbárica! Sus condiciones, su frescor, su taburete a la "justimedida", su humedad y sobre todo su oxígeno a la temperatura ideal que nos refresca por fuera y por dentro nos trae de vuelta a la vida.

      - Cuando vendrá el otoño, 
      estamos del verano hasta el moño -.

     Como hemos vuelto a vida automáticamente nos ataca de nuevo el maléfico virus que nos devora por dentro si no comemos que no es otro que el "apetito", no nos queda más remedio que tratarle a base de "bocatinas", "aperitivinas", y "piscolabisinas" desafortunadamente se nos ha olvidado el jarabe ¡Maldición se nos ha olvidado "Lo otro"! Afortunadamente aunque el tratamiento no fue completo nos encontramos mucho mejor, la tranquilidad nos da pie a contemplar detenidamente la belleza de la escasa  flora que vive en el interior de la oquedad. La conjunción del verdor de los helechos y los musgos con los colores metálicos de la piedra que les rodea es cautivador, vemos otras plantas muy bonitas pero se mueven mucho y salen borrosas en las fotos...


Aéreos.

Terrenales.
     Como estamos en la gloria no dan ganas de salir, bueno un poquito al mirador de la puerta, vemos Los Arteseros con la depresión del gargantilla en medio.
Meditación transcendental y canina.
     Con las fuerzas renovadas nos preparamos para atacar el descenso. Recogemos los medios auxiliares que curiosamente pesan menos ahora y hasta la próxima "cueva hiperbárica y Valiente". Si ya la teníamos cariño desde hoy que podríamos decir que nos ha devuelto la vida, los componentes del Comando Peñota quedamos agradecidos y hermanados a la Cueva "In perpetuum". Bajamos el "semi-precipicio"  dirección norte y rápidamente giramos al este donde nos encontramos una preciosidad que antes en nuestro estado no podíamos parar a disfrutarla.


Cúmulo de preciosas margaritas amarillas.
     Desandamos la senda hasta la fuente de "Los Ansiosos" (by F. Benito). Tenemos que rellenar las botellas de nuevo, cuando llegamos vemos que el caño sigue con su juguete, una pequeña piña que juega incansable bajo el chorro de agua y además de alegrarnos la vista viendo ese sin fin, divierte a la fuente. 


Piña en bucle cíclico.
     Nos vamos, no podemos esperar más y teniendo en cuenta lo que hemos tardado en bajar de la cueva y aún sigue no creo que la veamos salir del agua, sobre todo con lo fresca que está, volvemos de nuevo a la frontera y la cruzamos para acercarnos a uno de los múltiples peñoncillos que pueblan el paraje, desde este vemos un tercio de San Rafael pero no conseguimos ver nuestra casa. Teníamos pensado contactar para intentar el proyecto "reflejo lumínico" que llevamos tiempo con él en mente, no ha sido posible. Mientras llega su momento damos un vistazo rápido, primero miramos al sur y nos encontramos con la cima de Cueva Valiente, a su derecha un poco más baja vemos la lancha en la que se halla la cueva y entre medias vemos los claros de la  encantadora meseta de El Peñoncillo.


Ahí arriba acabó la carrera Vertical de Fundela el día 17 pasado.
      Por otro lado miramos al sur que le vemos cubierto por la calima, alcanzamos a ver bien Cabeza Reina, de La Estación del Espinar no logramos distinguir el grandísimo trabajo realizado para convertirla en La Estación del COLOR. Solo conseguimos ver un tercio de San Rafael y al que se le ve con una salud de hierro es 
sin lugar a dudas a el mejor negocio de San Rafael.


250 m. Más bajo vemos el observatorio de Cabeza Reina.


La simbiosis de La Estación y FEMUKA, una maravilla.

LAS MINA DE DIAMANTES A CIELO ABIERTO.

     Continuamos y antes de cruzar de nuevo a los dominios de Peguerinos vemos entre dos piedras feroces a Cabeza Lijar dando voces.

Casi se aprecia el refugio de Cabeza Lijar.
     Cruzamos la frontera y de nuevo por los dominios de Peguerinos nos vamos a la izquierda dirección a El Carnero, antes de llegar a él nos encontramos otra puerta que nos permite entrar de nuevo a nuestro termino, aquí nos encontramos con una disyuntiva, la última vez que pasamos por este lugar había una fuente que nos dijeron que se llamaba del Cura, hoy no está o no la vemos, en su lugar advertimos lo que posiblemente sea el nacimiento de arroyo de la Yedra a estas alturas de Junio.


Origen del arroyo de la Yedra.
     Desde este punto tomamos un camino que hemos cruzado en la subida y nos llamó la atención, le seguimos, precioso, disfrutamos de él hasta que nos llevamos un susto por lo que a lo lejos nos parece un hombre atado a un pino.

El Amarrado.
     Afortunadamente cuando nos acercamos vemos que es un "trampantojo", ya más tranquilos seguimos disfrutando del nuevo camino recién conocido y que nos está encantando. Pensamos que aunque vamos más altos tendremos al sur el Peñón Juan Plaza, cambiamos de dirección y hacia él nos dirigimos abandonando este bonito camino que automáticamente entra a la carpeta de Pendientes, un descubrimiento de los muchos que hemos hecho en nuestras últimas etapas. Vamos bajando y nos encontramos los restos de entrenamientos pretéritos de H. H y sus compañeros.



"Huellas di aizkolari"
     Dejamos atrás las astillas y presurosamente nos encontramos de frente con lo que sospechábamos, imponente el Peñón con la imagen de su difunto pino central, cosa que nos entristece un montón. La mole granítica es una auténtica maravilla, también se ve a la izquierda al sucesor del pino central, a él nos aferramos.


Incluso con el finado su visión es maravillosa.
     Desde esta explanada nos tiramos a tumba abierta por el camino-arrastradero en dirección a él camino del Ingeniero al que llegamos prontamente y nos vamos al este,  dejamos a la derecha la fuente del Enebro, no bebemos, no huele muy bien, un poco más adelante, antes de llegar al arroyo a la izquierda tomando la vereda por la que hemos subido esta mañana por donde ahora bajamos a la puerta que da a la forestal y está adosada a la fuente de la Yedra de la que tampoco podemos beber, huele que apesta y lleva así tiempo, no sabemos el porqué. The End.






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3 comentarios:

  1. Me ha encantado todo el texto, las fotos y en particular es idilica la foto de la cueva con el marco y la figura humana y el can.Yo la publicaria aparte en San Rafael Segovia .Gracias y muchos saludos.

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    1. Muchas gracias Victoria, estoy contigo en lo de la foto, el día, el marco "Valiente", mi compañera del alma y nuestro "nieto", particularmente entrañable y si la quieres publicar me parece bien.

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  2. Me ha encantado todo el texto, las fotos y en particular es idilica la foto de la cueva con el marco y la figura humana y el can.Yo la publicaria aparte en San Rafael Segovia .Gracias y muchos saludos.

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