10-12-23
La Vía Verde desde Valverde
Vamos a intentar hacer la tercera, si la mano, el tiempo y las autoridades competentes nos lo permiten, para ello entramos desde el "policromo" Nicomedes García al camino que lleva a la ermita de La Aparecida donde acabamos la etapa anterior, desde aquí arrancamos. Cruzamos el puente sobre el río Milanillos desde donde tendremos que hacer un retoque debido a las obras del AVE, en el punto que coincidimos con la Cañada Real de Merinas tomaremos dirección norte y enseguida nos encontramos con la primera "incógnita-belleza", un arbolito de bonito color otoñal, a simple vista de inexpertos nos da la sensación de que puede pertenecer a la familia Quercus, tiene la particularidad de amarillear sus hojas, posteriormente descubrimos que puede ser una especie denominada Quercus fagínea también conocido por roble valenciano, que a la curiosidad del amarillear habría que añadir que sus hojas son similares a las de las encinas y sus frutos no son las bellotas sino agallas. La naturaleza no deja de sorprendernos, habrá que preguntar a los "súper cicutas".
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Vía verde con su curioso vecino, Quercus faginea??? |
Antes de terminar esta primera recta vemos al fondo a un "vendimiador", llegando a su altura cruzamos nuestro primer puente sobre el río Eresma de la Vía, vemos que baja con bastante agua lo suficientemente oscuro para revelarnos la falta de plantas potabilizadoras en nuestros ríos.
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Río Eresma. |
Cuando nos acercarnos vemos que el producto de la "vendimia" que recoge afanosamente son endrinas, al tiempo que llena una bolsa, charlamos y nos comenta que a él le gustan los frutos tardíos, según se explica algo entiende sobre ellos, le dejamos con su tarea mientras que seguimos acompañando al río separados por una pequeña franja atestada de zarzas y endrinas entre otras, el ciclista recolector nos adelanta para pararse de nuevo frente a otra planta repleta de frutos, nueva charla, no es que se dedique al trafico ilegal de pacharán, lo hace por placer y la mayoría lo regala a familiares y amigos, nos despedimos.
Te quedas pasmado cuando en el sitio más inverosímil te encuentras con el llamativo nombre Hospedium Hotel Caserío de Lobones un hotel de cinco estrellas dentro de un caserío con cuatro siglos de antigüedad y que poco se podrían imaginar sus antiguos moradores que acabarían dando bodas y hospedaje de alto copete en un lugar tan recóndito. Desde fuera solo conseguimos ver un pequeño campanil y un abeto de graciosa formación que da la sensación de saludar al visitante.
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Poca afluencia tenemos hoy. |
Dejamos atrás el caserío mirando al cielo para descubrir que algunas nubes disimulan lo que nos parece una autopista para aviones mientras que a ras de suelo nosotros seguimos disfrutando de las delicias del día de hoy.
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Vía pacis. |
Una nueva recta nos deja ver al fondo nuestro objetivo mientras que un protector ejercito de chopos guardan la entrada al pueblo.
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Al fondo hay sitio. |
Hacemos el primer tramo de la etapa y llegamos al pueblo, oímos bullicio ¿Dónde va Vicente? pues a la mismísima plaza del ayuntamiento, justo enfrente está el único bar donde nos mojamos el gaznate con una cerveza y nos dan un rico y abundante pincho, parece mentira, está atestada de gente, cinco chiquitas simpatiquísimas no dan abasto, nosotros por nuestra parte nos vamos al comedor para disfrutar del bocata que tarda poco en esfumarse.
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Desde nuestro comedor. |
Le damos una vuelta a la sencilla iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, creemos que era la que tenía el vino que no era blanco, ni tinto, ni tenía color. Su construcción está datada en el siglo XVII, nos dijeron que tiene un órgano precioso, estaba cerrada, no pudimos entrar.
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Porche y la sencilla puerta pral. |
Comenzamos la vuelta dándonos un paseo para encontrarnos primero con una pieza de arte rural, una puerta de garaje de madera a la que han hidrofugado milimétricamente montando un puzzle de chapas posteriormente pintadas con el talento de la sabiduría y el arte rural.
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Pasada por el chapista. |
Otro detalle nos llama la atención, un pequeño y sencillo esgrafiado, pero no por ello menos bonito, le suponemos hecho por un hontanariego que ha adornado esta esquina con una representación del acueducto coronado con varios soles que nos traen de nuevo a la cabeza los versos de María Zambrano que tanto nos gustan:
En Segovia la luz no se posa desde el cielo, sino que se proyecta desde la ciudad misma.
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La corona de soles del acueducto de Segovia lo ilumina todo. |
Bajando la calle Sol vemos una fuente en muy buen estado, tiene grabada una leyenda que reza 1284 que suponemos sea su año de construcción.
Charlamos con un paisano que nos ofrece una visita guiada de su colección de objetos de los siglos XIX y XX reunida con mucho tiempo y mucho trabajo y que denomina como museo Cochaca, nos enseña con orgullo su nutrido museo etnográfico, no menos laborioso y bonito es el ingente trabajo realizado en el solado, es una gran colección con varias centenas de piezas donde hemos disfrutado de su visionado y de unas cuantas explicaciones sobre objetos completamente desconocidos para nosotros. Una mirada al pasado acompañada de una amena charla muy agradable, llega el momento de despedirnos ¡hasta la próxima, Julián!
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Una pequeña parte de la exposición. |
Dentro de la gran variedad que tiene nos pregunta si sabríamos reconocer el posible uso de un objeto, no caemos, explicación rápida, tiene más un siglo, lo hizo un paisano para su nieto, sería el inventor de la primera trona para bebes.
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Una pena que no se aprecie la belleza de la pequeña trona. |
Antes de irnos pasamos por la "universidad" donde coincidimos con el "catedrático", entre otras curiosidades nos comenta que hace siete siglos el sitio se llamaba Fontana de donde deriva el nombre actual y era porque por aquellos entonces abundaban las fuentes, tambien nos explica la famosa hipótesis que dice: “en Hontanares cuatro huevos son dos pares", hipótesis ésta genuinamente segoviana.
Aún asombrados abandonamos el pueblo y nos damos media vuelta para despedirnos de Hontanares ¡Hasta la próxima!
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El "trigüemino" bruno. |
Cuando el Eresma en uno de los múltiples meandros se acerca a La Vía, nosotros aprovechamos para abandonarla y tomar un camino paralelo, donde descubrimos la perfecta formación de la chopera.
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Alineación derecha, ¡Ar!
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Abandonamos la plantación de clones de pópulos para encontrarnos con una mini granja donde descubrimos al actor principal de la epístola que cantaba Nuevo Mester de Juglaría:
Estaba Cabrin Cabrate
en una peña peñascate
y vino el lobo Lobate...
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Ante la necesitaten no hay pecaten. |
Cruzamos el cauce seco del presunto arroyo de Valdelobones que rima con el cruce que dejamos ahora a nuestra izquierda que lleva al Caserío de Lobones, nosotros nos dirigimos al puente que cruza el Eresma.
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Preciosa obra de ladrillo segoviano. |
Empezamos a entender el porqué del apelativo de La Vía Verde del Eresma, desde el primer día que coincidimos con él y nos hemos hecho inseparables. Ahora le cruzamos por segunda vez para a continuación encontrarnos con la Cañada Real de Merinas, que era nuestra idea primitiva para llegar a nuestra meta, pero optamos por otra variante, para ello continuamos y cruzamos un nuevo puente para librar ahora al río Milanillos, más tarde nos encontraremos con el mismo, imposible cruzar debido a las obras del AVE ¡media vuelta! Caemos en la cuenta cuando vemos como la flora está fagocitando lenta pero inexorablemente la SC-SG-20.
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La naturaleza deja claro el desuso de la carretera al tiempo que la adorna. |
Después de corregir el rumbo, pensado en regresar a la idea primigenia de La Cañada Real de Merinas, estudiamos el tema. Dejamos a la derecha el camino de Lobones y seguimos de frente.
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Mojón |
Continuamos dirección noroeste y pronto vemos un paso bajo las vías idéntico al que salvamos al principio de la etapa con la salvedad de que por este pasa el arroyo del Valle. Afortunadamente trae poco caudal aunque por donde hacemos la entrada que en este caso es la salida del riachuelo la tiene descarnada, nos cuesta un poco contando con que estamos lisiados, afortunadamente entramos y mojándonos un poco los pies logramos cruzarle y cuando salimos caemos en la cuenta que al lado hay un paso para vehículos.
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Hoy hemos visto la luz al final del túnel. |
Salimos justo al "palíndromo" Nicomedes García, recorremos la arteria paralela a la línea del tren, a estas horas del sábado somos los únicos viandantes, llegamos al coche y para casa, solamente nos ha faltado comer unas perdices para ser completamente felices.
Feliz año nuevo nuevate
de parte del
Comando Comandante
Peñota Peñascate.
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