15-02-20
Ruta de los molinos
No sabemos si exageramos al decir que creemos tener una plaza de aparcamiento en propiedad en el área de recreo de El Fresne, de cualquier manera hoy no hace mucha falta porque aunque hace un día estupendo no se ve que haya mucha afluencia de personal. Por nuestra parte nos equipamos y arrancamos, nos vamos a cruzar el río Becedas por el puente que hay justo aguas abajo de la pantalla del embalse al que vemos sobrado de aguas, en la anterior visita le vimos muy escaso de agua, por eso nos alegra la vista verle rebosando y cayendo a una alberca que imaginamos que puede hacer las funciones de piscina natural en verano.
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Embalse de Hoyo de Becedas I y a sus pies la piscina natural. |
Es empezar a subir y vemos una bonita piedra caballera que nos muestra un claro ejemplo de equilibrio cósmico.
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Piedras oscilantes. |
Es evidente que estamos en terreno granítico. Andamos unos metros más, cien de ellos por una tremenda losa. No nos queda más remedio que darnos medía vuelta y a la vista de lo que se asemeja al gigantesco lomo de una ballena granítica emergiendo del agua, se nos escapa una exclamación ¡Vaya lancha! "Imposible botarla".
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Lancha infinita. |
Realmente pensamos que no es un granito de primera calidad pero aquí, allá y acullá se ven pequeñas extracciones en algunos cantos sueltos. Nos movemos por la Solana de los Prados donde tomamos un camino que discurre entre vallas derruidas por el paso del tiempo y la desatención, a esto le sumamos la flora y la sensación es que nos moviéramos entre ruinas griegas.
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Andando por Grecia. |
Dejamos atrás el camino y nos fijamos en una rocalla formada por piedras graníticas de piel de lagarto que reguardan amorosamente a esas plantitas que tanto nos gustan y de las cuales no sabemos nada, esperamos con verdaderas ansias que alguna persona que la conozca nos diga su nombre, nos encantan.
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De una estampa idílica pasamos directamente a la visión de los restos de ese "dragón come bosques" que odiamos con todo nuestro corazón.
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Restos calcinados. |
Olvidémonos del "Cenizo", gracias a la generosidad y la belleza de la naturaleza nos encontramos de nuevo con nuestras amiguitas las plantitas desconocidas en una nueva formación encantadora que nos cautiva de nuevo. Allá donde nacen dan la sensación de formar parte de una composición floral.
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Seguimos andando por los caminos mediterráneos y nos encontramos otra formación granítica de las que nos gustan tanto, vemos dos majestuosos bolos y que a uno de ellos aprovechando una fractura le han sacado un "quesito" dejando un hueco estupendo para hacerse un vivac si viniese al caso.
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"La boca del bolo" |
Observando los bolos se les ve que están muy cuarteados, les dejamos tranquilos. Antes de continuar miramos al este tras la calima vemos desdibujados a nuestros amigos Almojón y Almenara, les damos la espalda y nos vamos hacia el oeste. El terreno se le ve más pulcro aparece un cerro que es pequeño pero luce esplendoroso.
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El cerrete. |
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Daliniano. |
Poco nos podíamos imaginar que encontraríamos un ecosistema completamente atípico por estos lares, en nuestras anteriores visitas no habíamos visto nada igual, hemos llegado a una cañada llamada con buen criterio el Robledillo, de suelo verde limpio de piedras que tanto abundan por el termino y precioso robledal aunque ahora no tenga hojas. Llegamos a una encrucijada de caminos a babor sale una vereda hacia un bello paraje. (A la carpeta de pendiente)
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A la izquierda vemos el el acicalado cerro de Matavieja. |
Por la proa continua el camino de la ruta de la Mina Ceferina, (A la carpeta de pendiente, también) nosotros nos vamos por estribor disfrutando del robledal en el que vemos agraciados ejemplares muy bien formados.
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Quercus robur. |
Vemos que la climatología continua haciendo de las suyas, el invierno seco y las altas temperaturas que hemos tenido tiene al pilón y al regato que transcurre por el robledal completamente secos.
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El abrevadero desecado. |
Nos encontramos una víctima que aun deshidratada es bella, la esencia de la creación, nacer, crecer y perecer.
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Barullo. |
La naturaleza quita, la naturaleza pone y ahora también nos deleita con la visión de la silueta de un majestuoso pino recortado sobre el azul turquesa del cielo.
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Altivo. |
Montados en el "tiovivo" del universo te das cuenta de la fragilidad de la vida en la naturaleza, si atrás ha quedado recortada la silueta de un "musculoso" pino, unos metros más arriba descubrimos la estructura de una esquelética víctima.
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Bella decrepitud. |
Terminamos de subir el repecho accediendo a la cima de la Llanada, una tachuela de 1205 m. de altura, se encuentra decorada por un cartel indicativo de la ruta que seguimos y tras ella vemos el vértice geodésico nº 53210.
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Llanada. |
Este pequeño cerro es un óptimo mirador en el que montamos el merendero, donde damos buena cuenta de los emparedados, al tiempo que observamos a nuestros pies el embalse Hoyo de las Becedas II rodeado por un pinar de "pompones". Más allá vemos los lugares por donde transcurre la ruta de "Los Visigotos". Al fondo entre tinieblas está la Almenara, para nosotros una jornada inolvidable , los bonitos recuerdos, el apetito saciado, el buen tiempo y la tranquilidad nos invitan a la paz, el sosiego y la meditación, es la esencia de la naturaleza que te empapa de su serenidad al tiempo que se desvanecen temores y pesadillas.
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Pantano |
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Al fondo borrosos el Almojón y la Almenara, |
Con la mente "desinfectada" nos lanzamos a tumba abierta en dirección a la dehesa Boyal, llegamos a una encrucijada donde se cruza el camino que sigue la ruta de la mina Ceferina del cual nos separamos en el Robledillo y que continua en dirección al río donde se une a la ruta del agua y el perpendicular que viene de la Cuerda del Maillo, que nosotros tomamos a nuestra derecha, andando por él descubrimos lo que se podrían llamar prados pero claramente se les ve improductivos motivo por el cual se hallan en claro abandono lo que les sigue dando a sus vallas esa apariencia de humilde "Acrópolis de Atenas". Nos encontramos cruzando el paraje con el bonito topónimo de los Pilones de Valdemigas en el que no se ven los pilones y no probamos las migas.
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Prohibido el paso a carruajes. |
Bajando por la vereda entre decadentes prados cruzamos el lugar de Caída del Fresno desde donde llegamos rápidamente a la pantalla del embalse del Hoyo de las Becedas I, obligatoriamente tenemos que disfrutar de su visión panorámica, vemos que vierte agua por el rebosadero pese a las pocas lluvias del invierno.
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Al fondo la pasarela. |
Y ya desde aquí tomamos la recta de meta en la que nos espera para despedirnos la obra realizada con los restos de la ermita de la Virgen de Navaserrada, para nosotros una bella creación ¡Nos encanta! Nos despedimos de ella, nos despojamos de los achiperres al tiempo que pensamos cual será el motivo de la denominación de la ruta, no hemos visto ni un solo molino.
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Virgen de Navaserrada. |
P.D.: Suponemos que en clara competencia con la anterior un "artista" de nombre desconocido ha perdido su maravillosa "obra de arte" (reflejada en la siguiente fotografía) si lo desea puede recogerla, se la tenemos guardada a buen recaudo.
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Ya no está. |
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