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domingo, 11 de abril de 2021

8ª Camino de San Frutos del Comando Peñota

 

27-02-21

"8ª mini-etapita"

Muñoveros-Puebla de Pedraza-Muñoveros

         Dejábamos el pueblo en la anterior etapa saliendo por la plaza de La Pepa desde donde comenzaremos la de hoy, "et voila" la primera lección del día: hemos aparcado al lado de un mojón con una leyenda que reza  -XXI-X-MCMIII, En este sitio se inauguró la construcción de los caminos vecinales de la provincia ¡menuda sorpresa! Descubrimos un segundo kilómetro cero, el de la "Puerta del Sol" de Madrid, kilómetro cero de todas las carreteras de España y el de la plaza de La Pepa de Muñoveros que es el de todos los caminos vecinales de Segovia, nunca te acostarás..., visto lo cual podríamos cambiarle el nombre al pueblo por el de "Muño-cero". También vemos un pedestal con un busto doble que representa a un labrador con su hijo al hombro que nos encanta, en principio nos recordaba la técnica de la obra de José Antonio Abella titulada monumento a la trashumancia situada en la rotonda que hay al lado de baterías en  Segovia capital, posteriormente descubrimos ciertas diferencias, "estudiaremos su tema".

¿Autor?

Mojón del cero absoluto.


          Con tantas distracciones y un par de conversaciones nos tenemos que ir que se hace tarde. Llegamos al paraje del Camino Angosto donde a la izquierda nos encontramos un pilón que parece una piscina de una calle para Torrebruno.

Pilón bajito.


         Seguimos el camino con nueva sorpresa, nos encontramos con O. que ya viene del paseo con sus tres perros y un par de amigos, bla, bla, bla… ¡Hasta luego! Nos encontramos con una bella estampa donde comienza una reciente plantación de chopos con pinos en ambos lados que les resguardan de los vientos y al mismo tiempo aprovecha el humedal que se forma en la vaguada del arroyo Horcajada que suponemos idónea para esos menesteres.


Comienza la chopera.

        Nos encontramos de frente con una chopera un más crecidita, calculamos a ojo que tendrá de seis a ocho años viendo el grueso que tienen, le faltan otros tantos para recoger la cosecha, ésta aprovecha las dos márgenes sedimentarias del río Cega. Llegados a este punto nos vemos obligados a girar noventa grados a la izquierda para dirigirnos por un precioso camino flanqueados a babor por un pinar resinero bien replanteado en espera de comenzar dentro de pocos días de nuevo las tareas de recogida de la resina, a estribor nos acompaña la chopera en perfecta formación de legión romana dirigida por el cónsul Quinto Pompeyo Rufo. Vemos las primeras centurias formando las cohortes porque lo que es imposible de ver es la legión integra que está formada por miles de "populus" desplegados, estáticos, con sus trajes gris metálico. Después de ver este sinnúmero de "soldados" decidimos meter dos futuras visitas a la carpeta de pendiente, una la haremos en primavera para verlos vestidos de verde y otra en otoño cuando se cambien de traje y se pongan el amarillo y al tiempo, si tenemos suerte, podamos disfrutar de dos conciertos dados por sus hojas, uno pianísimo dirigido por el "director brisa" y un allegro molto vivace dado por "director viento", ya lo estamos deseando.


Miles y miles.

No me mires así que yo tambien me he asustado.

El Jing y el Yang.


Canal resinífero.


        Una verdadera delicia de camino, a su belleza se añade la sensación que tenemos de ir flotando sobre nubes gracias a su suelo ligeramente arenoso ¡Atención! Menudo alegrón que nos llevamos cuando después de dos años volvemos a oír el repiqueteo de un picapinos, (música para nuestros oídos) trabajador incansable, es el encargado de construir muchas de las casas-nido que posteriormente las disfrutan infinidad de aves y pequeños mamíferos, no conseguimos verle pero simplemente oír su genuina polifonía nos ha inundado de felicidad, con esta alegría llegamos a la SG-V-2317 a la que acompañaremos en dirección norte para cruzar por su puente el... 



         Nada más cruzar el puente vemos a nuestra izquierda la pequeña ermita del Carmen lugar en el que se celebra en su honor la romería de Frades desde La Puebla a primeros de Mayo.

Fachada de la ermita con la pequeña espadaña y la campanita.


        Dice el refrán que cuando el cencerro suena, badajo lleva, nos acordamos de él porqué en la campana de la ermita el badajo brilla por su ausencia, pensamos que será para que no den conciertos los facinerosos que lo conseguirían fácilmente con una piedrecita.  De nuevo cruzamos la carretera ahora con dirección este, llegamos a  la Pradera de la Fuente donde a la izquierda nos encontramos un gran arenero ya en el final de sus días.

La laguna del arenero.


          Proseguimos acompañados por el sur por las legiones de chopos que riega el Cega hasta que la frondosidad del pinar nos la oculta, cuando se aclara de nuevo es para encontrarnos con otra plantación de chopos imberbes ahora aprovechando las ramblas de nuestro nuevo compañero el arroyo Avilés. Se quedan atrás los pinares que se van clareando para coger el testigo las encinas ¡y que encinas! Nos sorprende encontramos con algunos ejemplares de troncos soberbios, ramas despampanantes, muchos gorrinos engordados con sus bellotas y siglos de vida que les dan ese bello porte, cuesta separar la vista.  

Fabuloso ejemplar.


Encina llamada La Gorrinera metiendo tripa para salir bien en la foto.

        Después de leer el cartel, admirar y disfrutar de la bella Gorrinera proseguimos, miramos al noreste y vemos recortado en lo alto de una loma un bonito perfil de La Puebla.

¿Hay alguien?

        Subiendo una ligera pendiente llegamos al pueblo para entrar ¿Por qué calle? no podía ser de otra manera, tenía que ser por la calle de La Encina. Continuamos por la primera a la derecha y hacemos lo mismo en el siguiente cruce para presentarnos enfrente de la iglesia de Santiago Apóstol para contemplarla. Sus fachadas son sencillas, sobrias, donde sí que se desembolsaron muchos maravedís del presupuesto en la contundente torre de dos plantas en la que se ve claramente mejores materiales, más medios y los maestros más experimentados, lo que le da a la iglesia más empaque y belleza. Después de darla un vistazo, nos fijamos en un detalle que nos resulta muy curioso, vemos unas vieiras labradas en la piedra, cosa curiosa teniendo en cuenta que estamos en Segovia lejos del mar (lo que no es óbice para ser patria de grandes marino mercantes) por otro lado teniendo en cuenta la advocación de la iglesia es lo suyo. Nos llega uno de los buenos momentos del día, el momento del tentempié, como siempre el ayuntamiento tiene a bien situarnos estratégicamente un banco con vistas a la plaza, la iglesia, el pararrayos, la cigüeña y a una preciosa veleta.

Iglesia de Santiago Apóstol con su "puertecita de sacristanes".

Está como nueva.

         Una vez calmada la carpanta pasa una pareja a la que preguntamos por el posible camino de vuelta que no lo tenemos muy claro, vemos por una parte que tenemos un puente para cruzar el río en un camino que hace muchos kilómetros, por otra parte vemos en el plano otro camino que nos lleva casi recto a la meta, optamos por esta posibilidad. Nos vamos “rompiendo cinchas" y antes de llegar al paraje de la Encina Corva viene hacia nosotros un ciclista, el único que hemos visto en todo el día, le damos el alto, frena y nos atiende, tenemos suerte porque es conocedor de los caminos y a nuestra pregunta sobre la posibilidad de cruzar el río nos asegura categóricamente que es imposible, nos comenta la posibilidad de dar una gran vuelta por el puente que veíamos en el plano ¡imposible! ¡Muy largo! En contra de nuestra voluntad tenemos que deshacer el camino por parte de lo hecho esta mañana, le damos las gracias al ciclista y a San Frutos pajarero y redirigimos la etapa. Llegamos al arroyo, dejamos las encinas a nuestra espalda, atravesamos el pinar, nos encontramos de nuevo con "las legiones" y el arenero, inmenso depósito de materiales solidos acumulados pacientemente por el río durante miles de años, antes incluso de saber que se iba a llamar Cega.

"El socavón".

        Viendo tan tremenda excavación es para pensar donde habrá ido a parar el hectómetro cubico de arena que han arrancado del arenero teniendo en cuenta que los pueblos la rodean no son muy grandes.
         
        De nuevo en la SG-V-2317 a la altura de la ermita. Llegamos al puente sobre el río donde nos asomamos por la barandilla y al ver el caudal que lleva, un torrente de consideraciones, nos vienen a la cabeza, principalmente, cómo se nos podía ocurrir pensar en pasar el río quitándonos botas y calcetines (recordamos la carcajada del ciclista cuando se lo contamos). Vemos como fluye suavemente el agua del río por un cauce de poco más de tres metros de ancho y algo más de un metro de profundidad, un auténtico afluente del Duero. Observando el discurrir del agua nos acordamos de la etapa que hiciéramos hace justo un año atrás al Chorro de Navafría, maldita memoria, como ha sido posible que se nos haya olvidado, a la altura del área recreativo del Chorro un río joven revoltoso, sonoro, alocado y seguidor de la música rock, un auténtico río de montaña.

A seis kilómetros de su nacimiento (un año atrás). 

Río abajo le vemos más tranquilo, mucho más tranquilo, menos ruidoso, a estas alturas es amante de la música melódica. Curioseando vemos porque no ha aumentado el caudal, el motivo no es otro que las numerosas acequias que toman el agua para regar arboledas y sembrados, con todo y eso para cruzarle tendríamos que ponernos el bañador y cruzarle a nado.   

Treinta kilómetros más abajo que la anterior.

        Bueno ¡nos vamos! Que si no al final nos ahogamos en el Cega. Desandamos el tramo de carretera (en este momento nos adelanta nuestro benefactor ciclista que vuelve a casa) que nos lleva de nuevo al sitio de La Losilla, desde donde tomaremos un atajo que a la postre nos dará varias sorpresas. La primera es encontrarnos en medio de la nada del pinar un corderito recién nacido completamente negro exceptuando una pequeña manchita blanca en la frente con su madre, totalmente blanca. Se la ve que muy pendiente de su recién nacido, la primera pregunta que nos viene a la cabeza es, donde estará su rebaño, como nos falta poco para llegar al pueblo nos vamos en busca del dueño, pero antes dos corzos cruzan por delante de nosotros corriendo despavoridos, pronto vemos el motivo, tres sátiros los persiguen en su 4X4 por un camino que lleva su misma dirección. Estamos de suerte, entre pinos se vislumbra un rebaño, vemos al pastor recogiendo el rebaño en un aprisco de los modernos, portátil de poner y quitar, cuando nos ven las ovejas se asustan, el rabadán nos lo recrimina y cuando lo soluciona le comentamos nuestro hallazgo, a lo que nos responde que al corderito le había atado al pino y que en cuanto le dejemos terminar de meter a las ovejas en el redil irá a por el corderito y su madre. Charlamos un rato con él y entre otras cosas descubrimos que es el abastecedor de corderos de nuestros amigos del pueblo. Nos despedimos y continuamos, pronto salimos del pinar y llegamos a "la piscina de Torrebruno", a su alrededor vemos claramente las huellas en vista de las cuales caemos rápidamente en el porqué de la altura del pilón, está hecho a la altura de las ovejas, otra lección aprendida, nos despide el campo y el día con otro regalo del camino de San Frutos.

El sol de oro segoviano se despide de nosotros


        Antes de llegar al pueblo recapitulamos y solo podemos decir una cosa, etapa maravillosa, la hemos disfrutado muchísimo y cuando entramos al pueblo nos encontramos con una redundancia que nos pone a cantar la famosa canción🎶🎶 Muñoveros  Muñoverooos, Muñoveros  Muñoveros pop 🎶🎵 (famoso éxito que hiciera famoso Fernando Esteso treinta y tantos años atrás)









        




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