12-08-18
La tromba de agua que te crió.
Huyendo de los gollum, trolls y orcos nos vamos en busca del lugar que nos cambie el "metabolismo", para ello giramos la "ruleta de la fortuna" y la flecha cae en la casilla del término con el bonito nombre de Collado Hermoso y allí nos vamos.
Entramos en Collado Hermoso, abandonamos la N-110 y tomamos el Camino de los Molinos por el que llegamos al lugar donde aparcamos el coche, nos bajamos, cogemos el hatillo y arrancamos. Al mismo tiempo llega a nuestra altura un paisano con sus dos fieles compañeros, iniciamos una charla en la que nos da unas indicaciones y se ofrece a conducirnos a lo que le decimos que nosotros vamos muy lentos y en estas estamos cuando dejamos atrás el robledal y en un claro a nuestra derecha, al otro lado del río, vemos la manada de vacas más heterogénea vista jamás. Las había rubias, pardas, retintas, charolesas, limusinas, berrendas en colorao y en negro, moruchas, avileñas, etc..., da la sensación de que el ganadero está haciendo una colección y a fe que lo está consiguiendo.
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Rebaño multiracial. |
Ya a estas altura, ósea, desde el principio, nuestro nuevo compañero se da cuenta de que nosotros nos quedamos "como las vacas al tren", por este motivo continúa a su ritmo, que por cierto es rápido. Nosotros por nuestra parte continuamos y llegamos a Las Calderas donde vemos un merendero que nos imaginamos que lo ha hecho el de "bricomania", una docena de tablas, otra de tocones cortados a su justa medida, un tablero de aglomerado hidrófugo y un palet, el conjunto sencillo y campero nos llama para que le disfrutemos. Es muy pronto para sacar los bocatas.
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La mesa con sus bancos y la chaise longue. |
¡Nos vamos que acabamos de empezar! Rápidamente llegamos a La Astillera donde nos alcanza un guarda, afortunadamente para a nuestro lado, conversamos, nos da algunas instrucciones, direcciones y lecciones, persona agradable y conocedora del término y del entorno. Entre otras muchas cosas nos dice que estos pinares se repoblaron hace 45 ó 50 años, le indicamos un área que destaca sobremanera del resto del pinar, pinos Bonanza les llama, nos indica el camino para llegar a verlos además de ir en nuestra dirección, nos despedimos. Cruzamos el Río Viejo y unos metros después a la izquierda, vamos por el camino indicado, hecho con máquina hace tiempo, pero poco usado y sucio, lleva mucho tiempo sin limpiarse, llegamos a ver la pinada de Bonanza, sus acículas son más largas, las piñas más grandes y de porte recto, se les ve sanos.
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Pino Bonanza???. |
Continuamos por este camino cubierto por cinco dedos de sustrato y ramas caídas, hasta que llegamos de nuevo a la pista como nos había indicado con buen criterio el guarda. Vamos al sur hasta la primera curva fuerte, vemos enfrente una caseta nos acercamos y está cerrada. Volvemos a la pista por lo que parecen las curvas del Tourmalet que nos suben hasta un cruce, damos media vuelta y nos encontramos de frente con la visión de parte del valle repoblado.
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Cerro Pelado. |
Nos devuelve a la realidad una voz a nuestra espalda que nos saluda, miramos y nos encontramos a nuestro amigo con sus dos canes ¡nueva parrafada! Nos comenta que la caseta es un refugio para los pescadores que ya se utiliza menos gracias a la desdicha de la desaparición de las truchas de estos ríos también. Nos indica los derroteros que toma el camino desde aquí, a la derecha subiremos al Monte del Zarzoso y podríamos bajar a Sotosalbos, también nos da instrucciones para volver por la izquierda de nuevo a Collado Hermoso y entre otras muchas cosas nos certifica que la repoblación de toda la vaguada se hizo en 1973. Lo sabe bien, con anterioridad le habían expropiado a su padre unas tierras, allí nos indica el sitio, todo esto y muchas cosas más. Encantados nos tenemos que despedir, hasta la próxima, no han pasado diez minutos y se nos coloca encima nuestra una tormenta. Mal hecho pero nos resguardamos bajo una zarza entre medias de pinos, afortunadamente ha sido leve, cuatro rayos con sus respectivos truenos y pasa de largo, gracias a nuestra suerte. Seguimos, ahora bajando, vamos calados y para complementarnos vemos una fuente al lado del camino.
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Fuente Las Canchas. |
Cómo estamos en el paraje de Las Canchas le añadimos el nombre a la fuente, después de probar su agua la desestimamos ¡sabe fatal! Por lo menos su agua que corre por la cuneta da de beber a multitud de plantas diferentes.
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Menta suaveolens???. |
Continuamos bajando y llegamos al arroyo Segovia, vemos como baja encajado desde las laderas de Picota (1986 m.) a la derecha y a la izquierda la Majada de la Zorra.
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Aguas arriba. |
Cuando miramos hacia el norte no es menor el espectáculo, el Segovia baja a entregar sus aguas al arroyo Viejo que sale encajonado entre las laderas de La Cagacera y El Cortado en su largo viaje hasta que deposita sus aguas en el Pirón.
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Aguas abajo. |
Estamos disfrutando de una flora que no habíamos visto con anterioridad o eso nos parece, hay una que hemos visto varias veces a lo largo del camino y no conocemos.
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??? |
El cómodo camino, la peculiar y bonita flora, temperatura agradable y las bonitas vistas nos producen un estado casi catatónico, nos despierta un sorpresivo encuentro pétreo, enfrente tenemos al mismísimo chato.
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Chato el apache. |
Seguimos bajando y girando a la derecha dejamos atrás la depresión del Arroyo Segovia. Estamos en la cuerda de la ladera que coincide con la frontera del término municipal, desde aquí vemos de nuevo el buen aprovechamiento de la repoblación.
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La Pedriza. |
Y entramos en el valle del arroyo Viejo, bajamos hasta el mismo, desde la profundidad del cauce las vistas son muy reducidas hacia las alturas, en su descenso le imaginamos inmerso bajo el sotobosque que no nos permite acariciarle con nuestras miradas.
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Al fondo la meseta. |
Casi adosado al cauce vemos aparecer un pequeño surtidor, admirando su belleza nos vienen muchas preguntas a la cabeza, por ejemplo nos gustaría saber ¿bebería algún carpetano en su día? o ¿cuánto tiempo tarda este agua en llegar al océano Atlántico? Compleja fórmula, complejas cabezas, investigaremos.
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Tupé de helechos. |
Comenzamos a subir de nuevo cuando dejamos atrás al arroyo Viejo y llegando a La Pedriza observamos un ejemplar de acebo que ha pasado por la "peluquería" y por cierto con buen resultado, a lo largo del camino hemos visto bastantes, todos ellos desproporcionados.
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Acebo con su tocado. |
Subimos y antes de virar a la derecha en el paraje de El Hoyo nos damos media vuelta y descubrimos en escena al Arroyo Viejo bajando embutido por su depresión.
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Al fondo Sierras Calvas. |
Acabamos el giro a derechas en un declive por el que baja un hilo de agua que desciende de las laderas de Peña del Moro (1974 m.), este punto coincide con el final de la subida, comenzamos a bajar pero primero a torear.
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No nos mires así que nosotros también nos hemos asustado. |
Salimos del coso taurino por la puerta grande como no podía ser de otra manera y como el hambre aprieta buscamos un "comedor" y lo que vemos es un bonito fresno.
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Fraxinus. |
Dejamos a nuestra espalda al árbol de la vida y llegamos a una depresión justo en el punto donde se juntan dos pequeños cauces que forman el arroyo del Charco, afluente del Viejo. En este punto nos coincide el hambre con la tormenta y ¡que tormenta! Pretendemos refugiarnos pero se nos acercan los rayos y truenos, aunque no estamos preparados para defendernos de agua decidimos seguir bajando. Agua y agua, aunque los relámpagos nos caen a derecha e izquierda, no vemos otra solución, nosotros por el centro de la pista y esperando que no acierten las centellas a ningún componente del Comando. Más agua ¡vaya caladura que nos estamos cogiendo! "Un kilómetro y medio de agua de ancho y de alto después". Nos adelanta la tormenta, se para el aguacero y lo mejor se alejan los tremendos relámpagos y estampidos. ¡Magia potagia! Sale el sol que con la ayuda de la brisa que hace nos vienen bien para secarnos que falta nos hace ¡se acabó! Será de pies pero nos comemos un bocata rápido mientras miramos al este.
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Majadilla del Queso (1899 m.) |
Y ahora viene cuando metemos la pata. Tomamos la decisión de atajar desde este punto al coche que le tenemos a unos seiscientos metros, empezamos a bajar, mucha broza por debajo de los pinos, salimos de ellos toparnos con una barrera de maleza, matojos, zarzas y matorrales infranqueables, buscamos un posible paso, el coche está a trescientos metros pero es inviable. No nos queda más remedio que volver al camino pasando por entre los pinos y sus desechos y ramas caídos. Por fin nos vemos de nuevo en el camino, aquí no tenemos más remedio que desdecirnos de las muchas veces que hemos afirmado que nuestros montes están sucios, estos sí que están sucios, segurísimo que estos pinares no se han limpiado desde que se replantaron, lo que quiere decir que llevan 45 años soltando broza, hay que pasarle el aspirador con urgencia. Vamos por la pista y nos encontramos que hace una pata de gallina, "pinto, pinto", "pino-pocho" a la izquierda.
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"Pino-pocho" a la izquierda. |
Una vez que nos vamos por la izquierda llegamos rápido al arroyo del Hoyo, adornando su cauce hay múltiples y diferentes plantas y arbustos.
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Cerecillo???. |
Bajamos paralelos al riachuelo y disfrutando de la flora cuando giramos la cabeza y ¡que vemos! Hay unas ruinas ¡tenemos que acercarnos! Sale un camino que nos dirige a ellas, llegamos a La Pradera de Lavanfría, con la valla hemos topado, no podemos pasar.
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Ruinas. |
Desandamos el camino y volvemos a la pista, bajamos y nos encontramos un paisano arreglando una alambrada, nos indica un "atajito" por el que cruzamos para llegar de nuevo al Camino de los Molinos, entre medias hay un tremendo roble y en medio no sabemos si es una mosca, un moscardón o un Pardillo.
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Ovni. |
Desembarcamos al último tramo de camino enfrente de los depósitos de agua del pueblo, desde aquí nos vamos con dirección al coche, pero antes descubrimos un cartel.
Este es el nombre de las ruinas que vimos anteriormente. Construido en el siglo XIII por la orden cisterciense, vemos un artículo sobre esta obra, era una preciosidad y una pena su deterioro.
¡Nos vamos! Nos descargamos y casi secos nos despedimos de la que fuera última morada de los celtas carpetanos, allá por el siglo III antes de Cristo.
P. D.: A estas horas caemos en la cuenta que entre la energía positiva de la naturaleza y el posterior lavado no quedó ni rastro de los "Malignos" ¡Estupendo! ¡Hasta la próxima!
Fantástico relato Gea, a ver si nos dices el sitio para ir un día con mi grupo a montar en bicicleta.
ResponderEliminarYa sé, no se lo dirás a nadie porque es tu secreto.!!
Luego dices que cuando digo, digo "digo De Diego", secreto dices, pues sera a voces, tienes carretera, nombre del pueblo, nombre del camino, montón de datos toponímicos, la única conclusión que saco es que quieres que te lleve allì para invitarme a comer en La Matita por ejemplo y si es así buscamos un hueco, muchas gracias chaval.
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