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lunes, 8 de enero de 2018

16-12-17 Telégrafo



16-12-17

Torre del Espinar a torre de Villacastín
     
     Miramos en dirección a nuestra ruta y lo que vemos no nos gusta nada. Cambio de última hora, se viene con nosotros "Morrosko di Peñota" y nos vamos a nuestro punto estratégico, donde abandonamos la SG-500 por la vereda de los Serrano, allí aparcaremos. Nos aprovisionamos y partimos hacia nuestra familiar cañada Real Soriana, Rodeamos la valla de la cerca, vemos de frente la bonita Peña Cuervo, dejamos atrás el mojón de Valportillo y a la izquierda los Encerraderos de Peña Cuervo. Más adelante, también a la izquierda está el nacimiento del arroyo del Navazo, a su lado arranca la colada de Cantos de San Juan que en su día usamos en la ida y vuelta a las Navas de San Antonio. Llegamos al Cuartel de la Regina y a la izquierda sale el Camino de los Fruteros, vemos una construcción hoy en día decadente, suponemos que en la inauguración estaría de exposición, esa doblez perfecta en la esquina, las planchas de chapa perfectamente cortadas y colocadas impecablemente en un encaje de bolillos perfecto hasta formar un cobertizo, está tan bien hecho que se ven las múltiples "medallas concedidas" hechas con las tapas y fondos de los bidones.
Chamizo y corrales "bidoneros".

     Un kilómetro más y sale un nuevo camino que lleva a las Navas. Hemos llegado al punto de la eterna  búsqueda, en dos o tres ocasiones hemos estado indagando para encontrar "el mojón perdido", llamado de Navalvillar, cualquier día nos saltamos un ojo con él, hemos tenido que estar encima pero no le vemos, tenemos herido nuestro orgullo ¡Lo encontraremos!

     Dejamos a nuestra espalda Matamenéndez, empezamos la suave y prolongada pendiente que nos lleva a las Atalayas punto alto de la etapa con 1366 m. Cuando llegamos arriba hace un aire forastero que fastidia a los del pueblo, miramos a la cima de Cabeza Renales y la vemos "canosa" por efecto de las heladas.

Que fresco.
     Desde aquí además de ver Cabeza Renales también vemos la torre del antiguo telégrafo con la sombra del Caloco recortado al fondo.


Desde la Atalaya.

     Para llegar tenemos que hacer una bajada leve y una subida más leve hasta el Alto de Castrejón, lugar donde se sitúa la vieja torre del telégrafo. Aquí hace un aire fresco que nos hace pensar en sus antiguos moradores, nosotros divagamos mucho sobre el tema, pero ya en casa nos decidimos por aprender y para ello nos remitimos a La Historia de la Telegrafía Óptica en España de Sebastián Olivé Roig, ¡Apasionante!, nos dice que esta torre pertenece a la línea Madrid-Irún, "casi ná". Curiosamente estaba formada por cincuenta y dos torres, si tenemos en cuenta que la distancia que les separa a las dos ciudades es de 480 km., esto nos dice que la distancia que separaba una torre de otra era de entre ocho y diez km. Esta concretamente, está situada entre las ya desaparecidas del puerto de Guadarrama y la de Villacastín, de allí continuaba a Muñopedro, Labajos, Martín-Muñoz, etc., etc..., y ya hasta Irún. Esta línea se inauguró en octubre de 1846. Como nos gustaría ver por un agujerito los mensajes de aquellos primeros años, dura vida la de aquellos torreros que tenían que estar al pie del cañón desde que salía el sol hasta el último rayo del día, nos cabe la duda de si se mandaban mensajes nocturnos también.

Estado Actual.
      ¡Cambio de tercio! Huyendo del viento del noroeste que viene guerrero, buscamos un resguardo que nos permite la visión del valle que coge los núcleos del término. Llega lo bueno, "a pernil regalado no le mires el cacabillo", un buen bocata, "lo otro" y la vista de la maravillosa obra que nos ha regalado la naturaleza a los que vivimos en este bonito lugar, como las vistas no calientan, sobre todo hoy, nos vamos.


El Espinar y aguas vertientes heladas.
     Nos despedimos de los espíritus del "Torrero y del Ordenanza". Teníamos la intención de buscar la fuente de la Atalaya, hoy es tarde, otro día. Llegamos de nuevo a Las Atalayas empezamos a descender la larga pendiente dejando atrás a la derecha, primero Las Lagunillas y más tarde El Postuero, curiosamente vemos a lo largo del camino cuatro cinco bañeras colocadas  estratégicamente por los ganaderos de la zona, todas ellas con agua, cuando llegamos al nacimiento del sotillo vemos un bonito conjunto de caducos "desnuditos" por los efectos del 
otoño. 
Nido a la vista.
      ¡Seguimos! Vamos con la cabeza baja para evitar ser deslumbrados por el sol y de repente la sombra nos inunda dando descanso a nuestras retinas, con la vista descansada nos damos media vuelta y le damos un vistazo a la cañada que se la ve radiante con los últimos rayos del día.


La Real Soriana.
     A nuestra derecha dejamos atrás las bonitas ruinas metálicas en el paraje de El Navazo, a la izquierda sobrepasamos el Potril, llegamos de nuevo al Descansadero, el Mojón, tomamos la curva a la izquierda, pasamos al lado del roble que casi no vemos por la falta de luz y al coche.


     P. D.: Un día realmente bonito, pero lo mejor de todo la limpieza durante toda la etapa, no nos hemos encontrado ni un solo plástico en todo el camino, tenemos que borrar de nuestras mentes la desagradable impresión que nos dejó la suciedad que arropaba al pantano que visitamos unos días atrás, afortunadamente nuestros montes están mucho más limpios.




     


      



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